𝐒𝐎𝐌𝐄𝐁𝐎𝐃𝐘 𝐓𝐎 𝐋𝐎𝐕𝐄|Jaeden Martell|©✔️

Capítulo XXIII: Our song

Summer Johnsson

—¡Es que a ti no te gusta nada!— me reclamo Jaeden que estaba sentado en mi sillón mientras que yo daba vueltas como león enjaulado

—¡Es que es muy mediocre!— me excuse mientras tallaba mi frente 

—Llevamos 2 horas aquí y a este punto serán 12— me recordó mi novio mientras veía el reloj en su muñeca 

Después que el profesor Deefez me exigió tener la canción lista, había hecho de todo para completarla, pero no tenia mi celular y no me acordaba de mucho que escribí ahí 

—Pediré una pizza, ni siquiera has desayunado— me recordó, aunque mi hambre no era un impedimento en este momento 

—No tengo hambre

—Si comes, es mas probable que te llegue la inspiración 

Al menos me obligo a desayunar a pesar de ser las 6 de la tarde,  y eso me quito un poco el dolor de cabeza, ya sentía que me iba a dar algo de tanto pensar sin éxito

—¿Quieres un masaje?— me pregunto Jaeden con las manos sobre mis hombros al ver que me acercaba al piano 

—Si— conteste en tono de suplica, empezó a tallar mis hombros haciendo que cerrara los ojos por la sensación, sentía muy tensos mis músculos

—Buenas noches— mis padre entraron despreocupadamente a mi casa 

—No hay nada de buenas— me queje

—¡Oigan, manos donde pueda verlas!— Jaeden y yo alzamos las manos ante el grito de mi papá

Eso me hizo mirar a papá con los ojos entrecerrados, desde que conoció a Jaeden, no le agrado que él entrara a mi habitación, así que ahora siempre teníamos que estar en la sala, y desde que se entero que somos novios, era peor, mientras que mamá nos felicito y dijo que espero esto desde que teníamos 12, papá dijo que solo no hagamos alguna estupidez que me deje panzona, ambos reímos con nervios a causa de las palabras de mi papá

—¿Cómo estuvo su día?— pregunte aun con las manos alzadas 

—Aplazaron mi juicio— menciono mamá— y tenemos una gran noticia 

—¿Bebé, no? ¿verdad?— Jaeden me leyó la mente al hacer esa pregunta, mamá rio 

—No— mamá tomo el brazo de papá— tu papá ya encontró trabajo

—¿En serio?

—Si, en el reclusorio hice una carrera de pedagogía— menciono papá, Jaeden y yo lo miramos ligeramente orgullosos— y a partir de mañana me integro a dar clases de contabilidad a la universidad publica de Los Ángeles 

—Irónico, porque su hija reprobó matemáticas, señor Johnsson— Jaeden rio, por lo que le di un pellizco en el brazo— ¡au! 

—¿Reprobaste?— papá me miro con una mueca de decepción

—Ya le quite el celular, para que aprenda la lección— menciono mamá 

—Y fue horrible— aclaré 

—¿Y que estaban haciendo?— mamá miro las hojas hechas bolitas en el suelo

—Componiendo— Jaeden apuntó el piano

—¿Quieres ayuda?— me pregunto papá

—¿En serio?

—Claro, recuerda que yo también toco el piano— me dijo papá mientras que se acercaba a el piano