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•°•° CHAPTER 7 °•°•

La relación de Anna Ivanovna y Matthew Mason no fue turbulenta desde el inicio, hay que aclarar, que habían sido grandes amigos, pero eso había sido hacía mucho tiempo atrás, y ya era historia que habían dejado en el olvido. Cuando Anna logró entrar al programa de entrenamiento de MUGGLE, tenía tan solo diecisiete años y había estado trabajando un mes como conserje. Matthew, por su parte, tenía veintiuno.

Los dos jóvenes eran muy parecidos en carácter y en espíritu; tanto Anna como Matthew parecían dispuestos a sacrificar y dejar todo en lo que creían por MUGGLE. Ambos eran muy ambiciosos y competitivos, dispuestos a derribar a cualquiera que se interpusiera en su camino al ascenso. Eso fue exactamente lo que los hizo tan buenos amigos e, irónicamente, lo que los llevó por caminos separados. Había sido en su segundo año como agentes, ambos habían logrado llegar al Nivel Dos sin embargo, Anna tuvo que enfrentar una difícil decisión. En medio de una redada, la joven se vio obligada a decidir entre su ascenso o mantener la amistad con Matthew. Sin dudarlo, Anna escogió escalar en la organización. A A Matthew le molestó de sobremanera esa actitud y desde ese momento su relación cayó en picada, hasta llegar a ser una rivalidad importante.

Cuando Anna fue llamada por Matthew a su oficina, le pareció extremadamente raro, empezando por el hecho de que le dirigiera la palabra tan amablemente. La agente nunca había entrado a aquel lugar ya que trataba de evitar a su compañero a toda costa. Se llevó una gran sorpresa al ver el interior de la habitación. Era un espacio pequeño, pero bien decorado, con las paredes de un hermoso color crema, un escritorio en el medio, una mesa con bebidas y la mayoría del lugar estaba recubierto con estanterías llenas de libros; en la pared opuesta a la puerta había una ventana enorme con cortinas azules.

—Debo admitir que su oficina es mucho mejor que la mía, Mason —habló la chica. Él sonrió complacido.

—Me alegra superarla por lo menos en algo, Ivanovna.

Anna rodó los ojos; Matthew ya había empezado con su clásico egocentrismo, y ella no estaba para esos juegos.

—Vamos al grano, agente. ¿Qué necesita?

—Tan solo quería tener una charla amable con mi compañera de trabajo —respondió él sentándose del otro lado del escritorio y haciéndole una seña a Anna para que se sentara. Anna pensó en recordarle su rango y el hecho de que no se le permitía darle órdenes, pero se contuvo y le hizo caso al rubio—. ¿Quiere algo para tomar? —Anna negó—. Bien. No puedo creer que finalmente hayamos conocido al famoso Dumbledore. Ese hombre es toda una leyenda. Hasta hay historias acerca de él que es imposible que sean ciertas. Es increíble que esté trabajando en el mismo caso que nosotros.

—No tanto —intervino ella—. Este es un caso muy importante. Los Potter son demasiado poderosos y ricos y Poliakov es un mafioso conocido mundialmente. Aquí se necesita la ayuda de muchas personas bastante capacitadas.

Matthew asintió.

—¿Y por qué crees que Poliakov anda tras James Potter? —preguntó.

—Un ajuste de cuentas tal vez —respondió ella—. Harry Potter y su familia hicieron enojar a muchas personas, como todos los grandes empresarios. Hay que investigar a los que trabajaron para la familia en los últimos años y tal vez se encuentre la razón. Seguramente Poliakov fuera despedido injustamente o algo por el estilo.

—Bastante probable —respondió él—. Dejemos de lado el trabajo. Cuéntame algo acerca de tu vida, hace mucho que no nos ponemos al día. ¿Cómo está Yelena?

Anna frunció el ceño. Había algo en todo eso que le estaba resultando muy sospechoso. ¿Desde cuándo Matthew se interesaba en su vida privada? Con mucho disimulo, se llevó la mano al arma y la dejó allí, preparada para lo peor.

—Bien, gracias por preguntar.

—¡Me alegro! —dijo—. Ahora es mi turno. Te contaré lo que hice en mis últimas vacaciones —Anna suspiró resignada y se preparó para escuchar la aburrida historia—. Me fui de viaje a Bielorrusia, pero por un error de boletos, terminé en Moscú. Claramente culpé al alfabeto cirílico porque todo ese cambio de letras... me mareó mucho. Bueno, estuve allí un mes y no entendía nada de nada, además las personas se negaban a hablar en inglés. También intenté con el español, pero fue un fracaso mucho mayor porque no dejaban de reírse y me entendían mucho menos. Mi español apesta, por cierto. Entonces conseguí una profesora para que me enseñara el idioma. Nastia Orlova. Nunca me voy a olvidar de ese nombre. Esa mujer no solo me enseñó ruso, me enseñó muchas otras cosas.

—Asco —respondió Anna con una mueca de repulsión.

—Vamos, te estoy contando mi historia, un poco más de respeto. Además, Nastia no tenía más de treinta años, era hermosa. En fin, los nombres rusos son algo muy extraño, ¿sabes? Aunque probablemente no tenga que explicártelo a ti, ya debería saberlo. Pero de todas formas lo haré. Nastia me explicó todo. Por ejemplo, su apellido era Orlova, pero el de su hermano era Orlov.

—Cambian con el género —murmuró Anna.

Matthew dio un salto en su asiento y sonrió.

—¡Exacto!

—¿A qué quieres llegar, Mason?

—El nombre completo de mi profesora era Nastia Victorovna Orlova. Cuando me lo dijo le pregunté "¿y eso por qué?". Y después me explicó que eso era algo denominado "patronímico" y que estaba en su nombre porque su padre se llamaba Víctor —el rostro de Anna perdió un poco del color que tenía—. Entonces, hoy en la reunión me puse a pensar y una revelación llegó a mi cabeza, así, de la nada. ¿Entiendes ahora a lo que quiero llegar, Anya?

Como si tuviera un resorte, Anna se levantó del asiento y apuntó a su compañero con su arma, pero Matthew ya le estaba apuntando con la suya. Ambos agentes se miraron fijamente y se estudiaron con la mirada. A ninguno de los dos les temblaba el pulso, si tenían que disparar, iban a hacerlo.

—Baja el arma, Mason, no quiero herirte.

—¿Por qué iba a hacerlo? —rió él—. Esta es mi oportunidad para ascender en MUGGLE, es todo lo que siempre quise. Podría haberlo hecho antes, pero tú arruinaste eso para mí. Ahora es mi turno de arruinar tu carrera, Anna.

—Por favor, Matt —rogó la chica, pero el agente negó.

Tú te lo buscaste —respondió Matthew en ruso.

En el pasillo, Charles Johnson pasaba caminando con un grupo de agentes, dándoles órdenes para continuar con la búsqueda de Poliakov cuando oyó dos disparos provenientes de la oficina de Matthew Mason. Intentó entrar, pero la puerta estaba cerrada. Con todas sus fuerzas, trató de derribar la puerta pero no lo logró, se necesitaron cuatro agentes para hacerlo. Cuando por fin lo logró, entró a los tropezones.

En el suelo estaba el cuerpo de Matthew, rodeado de un charco de sangre, la ventana rota, como si alguien hubiera entrado por ella, otro charco de sangre a tan solo unos metros de donde se encontraba Matthew y un arma. Johnson se acercó rápidamente a Mason. Este todavía tenía pulso.

—Agente Mason, respóndame —habló el hombre.

—Anna —susurró él antes de perder la conciencia.

Charles miró hacia todo lados. No había ni rastro de Anna Ivanovna.

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Hi sweeties! I'm back.
Estuve estudiando a full y no tuve tiempo para escribir. Pero, here we are.

¿Qué les parece el capítulo?
¿Teorías?

Los quiero <33

Mission Complete | James S. PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora