Capítulo 5

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Maiar hablaba demasiado, como siempre, mientras Zareth le observaba, aunque no podía concentrarse muy bien en la anécdota que el chico había vivido recientemente.

No era común que el mayor ignorara las palabras pequeño elfo, pero desde que Maiar entró a su habitación no podía dejar de distraerse con él, resultaba abrumador y demasiado extraño admitir que en ese momento su interés por él no era únicamente por compañía, no le parecía correcta la dirección en que iban sus pensamientos.

De pronto cada cosa que hacía Maiar le hacía olvidar sus principios y los del mismo joven. Esos labios rosas que se movían y fruncían por instantes le atraían tanto como su delgado cuello que cubría casi en su totalidad con el atuendo que llevaba, como invitándole a arrancarlo y devorarle a besos.

Zareth carraspeó y observó entonces la mesa tratando de distraerse, recordar el asunto que quedaba pendiente con Além podía ayudar, aunque no lo suficiente, ¿acaso su inusual interés en Maiar tenía algo que ver lo que ocurrió con su hermano y Nereus? Sí, estaba furioso con ellos, de forma distinta, pero en igual medida, pero no podía dejarse llevar por su enfado y hacer una estupidez.

—¿Está todo bien? —preguntó Maiar atrayendo de nuevo su atención de forma abrupta cuando posó una mano en su brazo.

Fue un gesto ingenuo de parte del chico, solo intentaba obtener una respuesta, pero en Zareth produjo una fuerte descarga de tensión sexual que se acumulaba en todo su cuerpo.

Sin notar lo que pasaba por la mente del rey, Maiar le sonrió.

— ¿Qué? ¿Qué decías? —cuestionó Zareth al caer en cuenta de que en cierto punto dejó de hacerle caso.

—No me estaba escuchando. —se burló riendo con suavidad y se puso de pie. —Dije que es tarde, le pregunté si podíamos hablar mañana, es que tengo sueño.

Sin esperar una respuesta, Maiar comenzó a recoger las cosas que habían sacado de la canasta.

—Lo siento, no pretendía ignorarte, es solo que estaba pensando... —aguardó un momento y continuó alcanzando a tomar el brazo del chico, evitando que se alejara más. —Gracias por tu compañía, no sabes lo bien que me haces.

— ¿Yo? Solo le traje la cena. —murmuró sin comprender.

—Me has traído la cena, te has quedado aquí conversando conmigo, evitaste que continuara molesto por lo que ocurrió en el comedor.

—Al menos hice algo bien.

—Haces muchas cosas bien. —Zareth se levantó y deslizó su agarre hacia la mano de Maiar, tomando también la otra para mirarle de frente. —Hermy dice que pasas tiempo con él, eso le gusta, te aprecia.

—Él también me agrada, es muy amable conmigo.

Maiar comenzaba a ponerse nervioso, la cercanía con Zareth era inesperada, se sonrojó fuertemente y bajó la mirada fijándola en camisa del mayor. Hacía cierto tiempo que se conocían y él se emocionaba cada que escuchaba su nombre, cada que se acercaba, cuando le miraba, cualquier cosa que hiciera Zareth le llenaba de dicha, ¿por qué? No tenía idea, pero le gustaba tanto que solía buscar esa cercanía.

Sin embargo, en ese preciso momento sentía que era más cercano de lo debido, sobre todo cuando le atrajo y le tomó por la cintura. Quiso separarse, estar a solas ya era inapropiado, encontrarse tan cerca uno del otro en una habitación resultaba una sentencia segura si alguien llegaba a saberlo, además no entendía por qué de pronto Zareth se acercaba tanto.

Levantó la mirada para pedirle que le permitiera marcharse, pues realmente era tarde y comenzaba a sentirse demasiado nervioso. No pudo pronunciar ni media palabra cuando fue ahogado por un inesperado y profundo beso, Zareth invadió su boca mientras pasaba una mano hacia su cuello evitando que se alejara.

El destino de VarnowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora