20 AÑOS DE TU VIDA

—¡Misaki! ¡Misaki! ¡¿Donde estas?!

El niño abría sus ojitos de forma pesada después del sueño tan extraño que tuvo. Su madre corrió al verlo recostado bajo el árbol de Sakura y muy asustada lo levantaba
—¡Misaki! ¡Cariño estuve buscándote por todos lados! ¡No vuelvas a asustarme de ese modo!

Misaki medio se despabiló al ver que ya estaba oscureciendo y encontró su puño cerrado con la hoja del supuesto sueño. No podía pronunciar nada, apenas si escuchaba las palabras de su madre instándole a ponerse de pie para ir a la sala de terapia intermedia, sintió un extraño calor por su mano y recordó a Shinnosuke

—¡Takahiro! ¡¿Donde está mi hermano?!

—Misaki, cariño él está.. donde siempre
La mujer agachaba la mirada, sus ojos apagados ya no podian secretar más lágrimas de las que ya lloró durante estos meses—Ven, ya nos autorizaron que entres a la habitación de Takahiro.
Dentro de una hora lo ingresarán al quirófano.

Mientras haya latido en el corazón, hay solución Misaki

El niño recordó las palabras de Shinnosuke y sus orbes se abrieron enorme, miró el trozo de papel y comenzó a soltar la mano de su madre.
—Misaki cariño ¿qué haces? No pierdas tiempo debemos ir con tu hermano.

—No, tengo que hacer algo antes de despedirme de nii-chan— Misaki logró zafarse y caminó varios pasos.

—¡Misaki no estoy para juegos, regresa aquí ahora mismo!

—¡No! ¡Mi hermanito aún tiene una oportunidad!

Takahashi echó a correr ante la mirada atónita de su madre, segundos después la mujer reaccionó y fue tras Misaki

—¡Misaki! ¡Por favor regresa!—El castañito la volvía a ignorar e ingresaba a la zona de emergencias del hospital.
—¡Misaki!—Gritó una vez más antes de perderlo de vista entre toda la gente y paramédicos que se atravesaron por su camino.

El niño ingresó a la recepción de pacientes, sus ojos se tornaron enormes al ver a la gente en espera de ser atendida, sangre, llantos y más sangre fue lo que vió al percatarse de mucha gente herida, su estómago se revolvió y como pudo se metió hasta un consultorio.

Respiró profundo y admiraba la pulcritud del lugar. Sabía que no podía estar ahí y busco la manera de llegar al jardín del área oeste del hospital, sabía que esa zona era muy desolada porque anteriormente fue un cementerio y la gente ni de chiste se paraba por ese lugar por la superstición.
Miró de nuevo la hoja que Shinnosuke le proporcionó y sin dudarlo más tiempo, decidió que era momento de invocar al maestro de Tōdō.

El demonio se hallaba viendo la luz que se reflejaba en el agua de un estanque, cientos de libélulas de muchos colores se posaban sobre ella haciendo que se vieran fluorescentes, sonrió por ese simple hecho y después volteó para comprobar que Tōdō ó el mismo Hiroki no estuviera detrás de él. Parecería muy emocionado al tener estas reacciones por ver a unos simples insectos revoloteando por el lugar, volvió a girar para continuar viendo a las libélulas y el rostro de Hiroki le rosó la nariz.

—¡Kamijō!—gritó el ángel de alas negras y lo apartó de su frente

—ja ja no cabe duda que vivir 800 años te ha hecho lento y ahora que te veo bien ya tienes unas cuantas arrugas. Te hace falta algún tipo de magia como las de Miyagi.

El ángel lo miraba con un poco de desdén y encogió sus alas.
—¿A que has venido Hiroki?

—Digamos que dentro de poco el consejo hará una reunión.Tu padre esta cordialmente invitado.