8. Rain

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Genero: Romance

AU: Slice of Life

Longitud: 1050 palabras

Advertencias: Azucar

Jongdae sinceramente amaba los días lluviosos, desde que era pequeño siempre había tenido una curiosa fascinación por ver la lluvia caer, y los días de tormenta eran sus favoritos.
Le encantaba cantar bajo la lluvia o escuchar música mientras la veía caer desde la ventana de su cuarto.

Con el paso de los años su gusto por la lluvia no cambió en lo más mínimo, sin embargo, empezó unas rutinas desde que comenzó a vivir sólo, para cada día que llovía. Sus amigos siempre lo consideraron un poco extraño esto, pero tras las primeras veces se acostumbraron e incluso comenzaron a comprender lo bonito del asunto.

Jongdae cogía su paraguas transparente cada vez que llovía, de esa manera no solo sentía la lluvia sin mojarse, sino que también la veía, y siempre aseguraba que era la mejor compra que jamás había hecho. Con su paraguas salía de casa y recorría unos 500 metros hasta llegar a un parque muy bonito que había en su vecindario. Durante los días soleados el lugar estaba lleno de niños jugando, pero en los días de lluvia no había nadie, lo que creaba una atmósfera muy relajante y Jongdae sentía que podía pasarse la vida ahí, dejando miles y miles de canciones escaparse entre sus labio mientras disfrutaba del ritmo que la lluvia iba marcando para él.

Esa tarde iba a ser también así, por lo que se vistió con una ropa cómoda y abrigada, ya que estaban a mediados de octubre y el frío comenzaba a dominar el ambiente. Cogió su paraguas y salió con una gran sonrisa de casa mientras la lluvia comenzaba a crear pequeños riachuelos en los bordes de las carreteras.

No había nadie por la calle, la mayoría ya habían huido para no empaparse, pero él no huía, le gustaba. Atravesó las calles con entusiasmo hasta llegar al parque y se coló entre los árboles hasta llegar a un pequeño claro un poco recluido donde cerró los ojos un segundo imaginándose las notas en su cabeza y comenzando a cantar suavemente con el ritmo de la lluvia como su única pauta.

Los amigos de Jongdae más de una vez se habían preocupado por esta costumbre tan curiosa, pero tras ver lo relajado y feliz que era al hacerlo, no podían sino a veces, aparecer por ahí los días de lluvia a escucharle cantar, porque su voz era dulce, tranquila, relajante, y llena de sentimientos, era una voz que abarcaba un rango vocal increíble y sabía cómo entonar cualquier canción para hacerla completa y que te atravesase el alma.

Jongdae se pasaba horas y horas cantando bajo la lluvia, hasta que empezaba a sentir su voz algo resentida o hasta que la noche se le echaba encima, ese día aun no sabía que sería lo que pasaría primero, pero tampoco le preocupaba, mientras cantaba una y otra canción a la lluvia.

Sin que Jongdae fuese consciente, al menos en apariencia, un muchacho, escondido detrás de un par de árboles no muy lejos de él, disfrutaba no solo de la lluvia sino de su voz. El chico también había adquirido la costumbre, pero no por la lluvia, sino por Jongdae, quien con su voz había ido conquistando el corazón del chico.

Minseok no era muy fan de la lluvia, a veces se sentía como un gato por como odiaba mojarse, pero sin embargo en las últimas semanas se había encontrado todos los días que llovía saliendo de casa en dirección a un parque cercano a su trabajo, en busca de la voz más bonita que jamás había escuchado, y en busca del ángel que poseía esa voz.

Lo encontró una vez que salía del trabajo antes de lo previsto, y al ver que estaba lloviendo, decidió atravesar el parque para llegar antes a su casa, ya que no llevaba paraguas, pero sin embargo a medio camino empezó a escuchar una suave voz entonar una canción que no conocía, pero que sonaba demasiado bien. Dejó que sus pies le arrastrasen hasta la fuente de ese sonido, para encontrarse con un muchacho de pelo castaño oscuro cuyas facciones parecían cinceladas por el mejor de los maestros, y cuya voz parecía un regalo de los ángeles.

Minseok se quedó casi dos horas escuchándole y mirándole, importándole poco estar empapándose con la lluvia, por que acababa de enamorarse de ese muchacho, estaba seguro de eso, y por eso día tras día, cuando llovía, volvía al claro, en busca de su pequeño ángel, que es como lo llamaba, y por eso ese día volvía a estar ahí, esta vez con un pequeño chubasquero que le protegía de la lluvia.

Pero tal vez por cosa del destino o de la mala suerte de Minseok que les tenía pánico, un trueno sonó demasiado cerca, anunciando que la lluvia ahora era tormenta y Minseok no pudo contener un pequeño grito de susto, llamando la atención de Jongdae quien dejó de cantar ante esto y buscó la fuente del grito, encontrándose con un empapado Minseok con cara de gato asustado.

- ¿Estás bien? - Le preguntó Jongdae acercándose a él y colocando el paraguas de manera que les tapase a ambos

-Si, lo siento- Dijo Minseok avergonzado, quería huir de ahí y esperar que el chico no le reconociese y poder volver a escucharle, pero otro trueno sonó y por inercia se acercó más al chico, no le gustaban las tormentas eléctricas para nada

Jongdae dejó escapar una suave risa, a él sí que le gustaban, tal vez demasiado, los relámpagos iluminaban el cielo de una manera preciosa y los truenos le daban otro ritmo a la lluvia que le gustaba.

-No lo parece, se nota que te dan miedo las tormentas- Le dijo dándole la mano y andando con él para salir del parque- ¿Cuánto llevas escuchándome? Estas helado...

Minseok se sonrojó demasiado, no solo porque se sentía descubierto, sino porque la mano de Jongdae contra la suya se sentía cálida y cómoda.

-Perdón, yo...- Intentó escusarse Minseok, pero Jongdae le detuvo

-No me molesta, lo contrario, me siento alagado- Le dijo Jongdae- Pero ahora vamos a llevarte a resguardo antes de que te cojas un catarro, soy Kim Jongdae, ya de paso.

-Yo soy Kim Minseok- Le respondió- Déjame que te invite a un café en mi cafetería al menos... por las molestias... 

(99+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora