Capitulo 4

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- ¡DE COMPRAS!
Sakura se rió del disgustado rezongo de Sasuke cuando entró en la tienda de 24 horas. Lo había estado repitiendo cada pocos minutos desde que se encontró el salido de casa. En un primer  momento dijo la palabra como si no pudiera  creer que hubiera estado de acuerdo en ir. Después, mientras conducía su BMW, esa consternación se fue convirtiendo en disgusto. ¡Cualquiera pensaría que era la primera vez que el hombre iba a comprar comida a un supermercado! Aunque a juzgar por lo vacíos que estaban los armarios de su cocina, supuso que así era. Y cuando ella le había comentado la ausencia de comida que había en su casa, él se había limitado a masculino que todavía no había encontrado sustituta para su ama de llaves. Eso significaba que el comía fuera de casa la mayoría de las veces.
No se había molestado en preguntar que había pasado con su anterior ama de llaves. Su carácter era suficiente respuesta. Seguramente la mujer había terminado por irse ya harta. La misma Sakura había estado a punto, varias veces, de hacer lo mismo.
Ella le dirigió hacia las filas de carros vacíos. Cuando fue a sacar uno, Sasuke dijo gruñendo, algo que podría haber sido "permíteme", pero fácilmente podría haber sido también "demonios, quita de en medio". Después de ese exabrupto tomo el control de la situación.
Según su experiencia , los hombres siempre querrían conducir, ya fuera un coche, un carrito de golf o un carrito de la compra. Sospechaba que era una cuestión de control, pero de cualquier manera, eso significaba que ella estaba en libertad de llenar el carro de materia prima.
Comenzó haciendo una lista mental de lo que tenían que coger, mientras se dirigían hacia la sección láctea. Estaba seguro de que tendría que coger grandes cantidades de frutas y verduras para Sasuke. El hombre era fuerte y musculoso, pero se le veía también muy pálido. Parecía obvio para ella que estaba necesitado de frescas y jugosas verduras.
Tal vez las verduras mejoraran también su humor.

Sasuke necesita sangre. Ese era su único pensamiento repetitivo mientras seguía a Sakura Haruno a través de la sección láctea, la de congelados, y por el pasillo del café. El carro se estaba llenando rápidamente hasta los bordes ya había metido en el carro diversos yogures, quesos, huevos y una tonelada de paquetes de comidas congeladas. Ahora estaba detenido en el pasillo del café, mirando los diferentes paquetes antes de girarse y preguntarle.— ¿Qué marcas prefieres?
Él se la quedó mirando con los ojos en blanco.— ¿Marca?
- De café. ¿Qué marcas suelen tomar normalmente?
Sasuke se encogió de hombros mientras decía.
- No bebo café.
- Oh, Té, ¿entonces?
- No bebo té.
- Entonces que.... —Inquirió entrecerrando los ojos.— ¿Chocolate caliente, Expreso, Capuchino? —Cuando él siguió negando con la cabeza de cada una de sus sugerencias, le preguntó con exasperación.— Bueno, ¿entonces que bebes? ¿Kool-Aid?
Una risilla disimulada de diversión llamó la atención de Sasuke sobre una regordeta y una joven mujer que se acercaba por el pasillo hacia ellos. Era la primera compradora con la que se ha cruzado desde que se ha llegado a la tienda. Entre las debacles de las bolsas de sangre, el té en el salón, y el tiempo que había tardado Sakura en cambiarse, era ya cerca de la medianoche. La tienda no estaba muy llena a esas horas intempestivas.
Ahora que su risa había captado la atención de Sasuke, la compradora agitó las pestañas hacia él, encontrándose Lucern devolviéndole la sonrisa y con la mirada fija en el pulso de la base de su garganta. Se imaginó hundiendo sus colmillos allí y extrayendo la dulce y caliente sangre de ella. Era su tipo de mujer favorita para beber. Mujeres rellenitas, rosadas. Eran las que siempre tenían la mejor sangre, la más sustanciosa. Espesa, embriagadora y...
- ¿Sr. ¿Uchiha? ¡Tierra llamando a Sasuke!
Las maravillosas imágenes que estaban evocando desparecieron. Devolvió la atención a regañadientes a su editora.— ¿Sí?
- ¿Qué te gusta beber? —Repitió.
Él volvió la vista atrás hacia la compradora.— Er .... el café va bien.
- Dijiste que no bebías café.... Olvídalo. ¿Qué marca?
Examina las distintas opciones. Sus ojos se fijaron en una lata rojo oscuro con el nombre Tim Hortons. Siempre había creído que era una tienda de donuts o algo por el estilo Aún así, era el único nombre que reconocía, así que esa fue la que dijo.
- La más cara, como no. —Masculló Sakura, mientras cogía una lata del fino café molido.
Sasuke no había anunciado el precio.— Deja de quejarte. Yo soy quien va a pagar las compras.
- No. Dije que yo pagaría y es lo que haré.
¿Había dicho que ella pagaría cuando habló de ir a comprar? Se preguntó él. No se acordaba; en ese momento no estaba prestando mucha atención. Tenía la cabeza en otras cosas, como el chorro de sangre debajo del fregadero y no dentro de su garganta deshidratada.
Su mirada volvió a la vena que seguía latiendo en el cuello de la compradora. Imaginó que debía parecer un hombre muerto de hambre observando un buffet que pasaba rodando a su lado. Se sintió tentado de tirarse sobre él...., mucho más agradables que todas esas bolsas de comida congelada que él y su familia se han visto obligados a ingerir. No se había dado cuenta de lo que echaba de menos la antigua forma de alimentarse.
- ¿Sasuke? —Había un deje de angustia en la voz de Sakura, lo cual le hizo devolverle la mirada con ceño cuando se giró hacia ella. No estaba donde la había visto por última vez, pero aunque había seguido caminando a lo largo del pasillo, le estaba esperando. Le lanzó una mirada molesta, lo cual a su vez le molestó a él. ¿Por qué motivo tenía que estar ella irritada? No era ella la que se estaba muriendo de hambre.
Entonces tuvo un vago recuerdo de ella diciendo que no había tomado nada desde el desayuno, y él supuso que también estaría hambrienta y por consiguiente con el mismo derecho que él a estar gruñona. Lo cual fue una admisión que se hizo a si mismo a regañadientes.
- Pagare yo. —Anunció él con firmeza empujando el carro hacia delante.— Tú eres una invitada en mi casa. Te alimentare —Qué es lo opuesto de alimentarme de ti, pensó él, que era lo que más deseaba. Bueno, no lo que más deseaba. En cambio se alimentaría de la morena regordeta y pequeña que estaba detrás de él. Siempre había encontrado la sangre de las delgadas y molestas criaturas como Sakura demasiado insustancial. La sangre de las chicas regordetas era mejor, más sabrosa, más intensa, con más cuerpo.
Por supuesto, no podía alimentarse de nadie. Era demasiado peligroso hoy en día, y aunque por si mismo estaba dispuesto a arriesgarse, no estaba dispuesto a arriesgar la seguridad de su familia por unos pocos momentos de placer culinario.
Eso no quería decir que no pudiera soñar con ello, sin embargo se paso los siguientes momentos siendo arrastrado a través de los pasillos de conservas y de ropa de confección, asintiendo distraído a todo lo que le decía ella mientras él grababa con cariño las comidas que había disfrutado en el pasado.
- ¿Te gusta la comida mexicana? —Preguntó ella.
- Oh, sí. —Murmuró él, evocando la pregunta a una pequeña y vivaz chica mexicana con quien él se había deleitado en Tampico. Ella había sido un bocado pequeño y sabroso. Caliente y aromática en sus brazos, con sus pequeños gemidos surgiendo de su garganta mientras él se zambullía en su cuerpo y clavaba sus dientes en su.... ¡Oh, sí!. La alimentación pudo ser una experiencia deleitable.
- ¿Y la italiana?
- La italiana también esta deliciosa. —Dijo él, recordando una agradable pequeña campesina de la Costa de Amalfi. Esa habia sido la primera vez que se habia alimentado por si mismo. Un hombre siempre recuerda su primera vez. Y justamente el recuerdo de la dulce y pequeña Lucía hizo que le subiera la temperatura. Sus profundos y oscuros ojos, y su largo y ondulado cabello del color de la medianoche. Recordaba haber enredado sus manos en ese pelo y el gemido de profundo placer que ella había exhalado en su oído cuando él había tomado su virginidad y su sangre al mismo tiempo. Verdaderamente, había sido una experiencia dulce y memorable.
- ¿Te gustan los bistec?
Sasuke fue una vez más sacado de sus pensamientos, esta vez por un pedazo de carne cruda puesto de golpe bajo su nariz, interrumpiendo sus agradables recuerdos. Era un bistec, grande y jugoso, y pensó que normalmente prefería la sangre humana, incluso las frías bolsas de sangre humana mezclada con sangre bovina, pero en ese momento incluso el bistec remojado en sangre olía bien. Se encontró inhalando profundamente y dejando escapar la respiración en un lento suspiro.
El paquete fue apartado bruscamente.
- ¿O prefieres la carne blanca?
-Ay, no, no, no. Mejor carne roja. —Se acercó al mueble expositor de la carne al que ella le había conducido y se puso a mirar con atención, por primera vez con un interés real desde que había entrado en el supermercado. Siempre había sido un hombre de carne con patatas. Carne poco hecha, por norma.
- Carnívoro, tomo nota. —Comentó secamente cuando el examen de alcanzar un paquete de carne particularmente ensangrentado. La sangre goteaba del filete, y él casi se relamió los labios. Luego, asustado de lo que podría hacer en su estado actual, algo como lamer el paquete, se alejo del expositor dejando el paquete en el. Agarrando el carro, comenzó a empujarlo a lo largo del pasillo, esperando pasar a una sección menos tentadora.
- Espera. —Grito Sakura, pero siguió caminando, casi gimiendo cuando ella se acercó casi corriendo con varios paquetes de bistecs en sus brazos que abandonaron caer en el carro.
¡Genial! Ahora la tentación iría con él. Realmente necesitado alimentarse. Tenía que contactar con Menma o Obito y pedirles prestada alguna bolsa de sangre. Quizás podría hacer una parada rápida donde Menma de camino a casa. Podría dejar a la inquebrantable Sakura Haruno, en el coche con las compras, entrar corriendo, tragar un poco de alimento y ....
¡Dios mío! ¡Sonaba como un drogadicto!

☆☆SINGEL , WHITE ,VAMPIRE ●<Sasusaku>● Donde viven las historias. Descúbrelo ahora