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El país tricolor italiano se estaba arreglando para dormir, en eso su vista se posó en la ventana a un gran campo y montañas, realmente las vistas de España eran preciosas, tanto como él, claro, el tricolor suspiró posando sus manos en el marco de la ventana y sonriendo levemente por el viento helado de la noche golpear su rostro.

—¿Te gustan las vistas? —Sintió un susurro en su oído, su piel se erizó por aquella acción y sintió como el español lo abrazaba por las caderas y recargaba su cabeza en su hombro.

—Sí, está chido.

España frunció el ceño separándose del italiano, el último solamente rió al ver la cara de España.

—¿Desde cuando...?

—México me está enseñando palabras, ¿no son perreras? Ah, no, no, ¿cómo era? —Llevó su mano a su mentón, como si tratara de recordar algún código o clave muy importante, en eso chasquea la lengua—¡Perrona!

—Vosotros sois un peligro juntos. —Suspiró rendido y se acostó en la cama, Italia rió nuevamente siguiéndole.—Oye tío, ¿sabes que esta habitación está embrujada? —Asintió al ver la incrédula cara de Italia.

—¿Embrujada? Mamma mia...

—¡Sí! Supuestamente hace años se suicidaron dos tíos aquí, y se dicen que espantan a las personas que duermen en la 307.

—Noi habitación.

—¡Exacto! Siempre que los huéspedes se iban les preguntaban si les salía algo. Bueno, buenas noches, cariño. —Le besó la mejilla y apagó la luz—Descansa. —Sonrió cerrando los ojos y acomodándose.

—Buenas noches... —Murmuró el italiano escondiéndose entre las sábanas.

Fijó su vista al baño y podía jurar que vio algún demonio o fantasma asomado viéndolo fijamente, planeando su muerte de mil maneras diferentes, y todas seguramente dolorosas, soltó un pequeño y ahogado gritito para esconderse hasta la cabeza entre las sábanas, España aguantó la risa dándole la espalda.

◇◆◇

—¿Por qué putas estás arriba del clóset? —Preguntó el delicado y muy sutil Paraguay, cruzándose de brazos y viendo a Venezuela encima del armario.

—Eso no es peo tuyo, yo puedo estar donde se me dé la gana, bruja.

—¿Dónde chingados está la araña? —Preguntó harto México quitándose la chancla, rápidamente Venezuela señaló la pequeña mesa que estaba a un lado de la puerta.

—Se escondió ahí la mamagueba.

—No mames, pinche castillo culero, ni limpian en esta verga, seguro encuentro un cadáver en pudrición. —Insultó el mexicano yendo hacia donde le señaló el venezolano con la chancla en mano, dispuesto a matar a la intrusa.

—Se dice en descomposición, idiota. —Rodó los ojos el paraguayo tirándose en su cama.

—Ah, bueno, me vale verg... AAAAAAAAAAAAAAAAAA. —México entró corriendo al baño y se encerró.

En eso una cucaracha voladora aparece, Venezuela entra en pánico y casi se cae, Paraguay simplemente se levantó, abrió la ventana y la cucaracha salió, apenas salió la cerró otra vez, el venezolano festejó pero para su suerte se cayó estampado su cara en la alfombra del suelo, el paraguayo estalló a carcajadas.

—¿Ya mató a alguien, wey? —Preguntó asomándose y estalló a risas junto al paraguayo al ver a Venezuela en el suelo.—POR PENDEJA.

—Los odio.

「 Viaje Familiar 」»LatinFamilyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora