「 Viaje Familiar 」»LatinFamily

６

Para Bolivia ese día debía haber sido perfecto, por fin llegaban a un hermoso lugar luego de ese gran y tedioso viaje, tenía en mente relajarse, tomar un baño, caminar por ahí donde nadie lo viera o pudiera molestarlo.

Pero sus planes jamás salen como quiere.

Es por eso que justo ahora está comiéndose la cabeza pensando en cómo esconder un cadáver y no ir a prisión, pero... ¿Qué sabía él de cadáveres? No era un asesino, no se consideraba así.

Decidió llamar al que creía que mejor lo ayudaría, aquel que creía que esconder un cadáver es como comerse un pan.

Suspiró viendo fijamente a Chile en el suelo y con su teléfono en su oído, esperando impacientemente a que respondiera aquel asesino serial.

—Eu.

Contestó, finalmente lo hizo. Bolivia tragó grueso sin saber cómo iniciar.

—Maté a Chile. —Soltó rápidamente.

El silencio inundó ambos lugares.

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—¡Que el cielo no es azul, ay, mi amor, ay, mi amor! —Cantó México a todo pulmón bailando en su lugar con una almohada.

El argentino tapó con su mano libre su oído mientras intentaba procesar la reciente noticia que le dio Bolivia pero era imposible con tan escándalo que hacía el mexicano.

—¡Cerrá el orto! —Le gritó totalmente molesto Argentina, agarrando un zapato y tirándoselo.

México sin dejar de bailar utilizó su "acompañante" muy cómodo como escudo contra ese zapato agresivo.

—¡Que es rojo, dices tú, ay, mi amor, ay, mi amor! —Dio una vuelta en su lugar utilizando un cepillo como micrófono—¡Ves todo al revés, ay, mi amor, ay, mi amor!

—¡Creo que piensas con los pies, ay, mi amor, ay, mi amor! —Continuó la canción con emoción Bolivia, quien había escuchado perfectamente tal escándalo.

El país argentino bufó saliendo de la habitación dando fuertes pisotadas cerrando la puerta de golpe, bajó las escaleras y salió de la casa sin importar si España le preguntaba a dónde iba, una vez estuvo afuera se sentó en los escalones del pórtico, abrazándose a sí mismo y temblando de frío, maldijo en voz baja al haberse olvidado del frío que hacía y que debió haberse traído un abrigo.

—Ahora sí, ¿qué pasó? —Preguntó suspirando, de su boca salió una pequeña nube de vapor.

—Chile está muerto en mi habitación. —Respondió Bolivia, se le escuchaba preocupado.

—A ver, mogólico, ¿cómo lo mataste?

—Le tiré un jarrón y estiró la pata. —Argentina pudo jurar que escuchó un sollozo.

—Ajá, que lástima, ahora, ¿qué querés de mí? —Alzó una ceja aunque estaba consciente de que no lo podía ver.

—¡Sé que tú sabes ocultar un cadáver! ¡Ayúdame! —Pidió con la voz temblorosa.

El argentino lo meditó unos momentos, si lo ayudaba después podía pedirle algo a cambio.

—Va, te ayudaré, ya voy a tu habitación. —Dijo para luego colgar sin esperar respuesta y entrar a la cabaña.