Día 5: Malditos celos.

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Dib miraba fijamente como dos chicos "normales" estaban caminando muy juntos para su gusto, estos chicos eran nadie más que Keef y Zim, el pelirrojo había vuelto a la ciudad y a la eskuela, tenía sus pupilas aún de color rojo, recordaba lo que había pasado y aún quería ser mejor amigo de Zim. El invasor esta vez no le dijo nada, solo dejo que se sentara a su lado y le platicara cosas a las cuales no ponía atención, pero el problema es que cada momento que habían pasado hasta hora lo había visto Dib, no les quitaba la mirada en ningún momento.

Ambos chicos se dirigían a la casa de Keef y en cuanto llegaron Dib se sorprendió de ver en donde estaban, no entendía porque Zim aceptaría ir a la casa de otra persona, así que intento ver por las ventanas que hacían, pero no podía ver nada, frustrado se fue a su casa, mañana iba a averiguar qué tanto hacen ambos. Mientras él se iba, los chicos estaban jugando videojuegos y comían algunas cosas exageradamente dulces.

—Muajaja, adoro matar a estos estupidos humanos, ¡ríndase ante el gran Zim!— Gritaba el invasor, la única razón por la cual estaba con Keef era porque le había mostrado muchos videojuegos que le llamaron la atención y la mayoría de ellos eran multijugador donde debías matar a los demás para ganar.

—Vaya... no sabía que eras tan bueno en esto.— Comentó el pelirrojo con una sonrisa, él era más que feliz de pasar tiempo a su lado como amigos.

Al día siguiente tenían la misma rutina, ir a la eskuela que Dib los viera en cada momento y después juntarse en casa de alguno para jugar ambos, de esta manera pasó una semana hasta que el chico de cabeza grande ya no pudo más. Esta vez encararía al invasor, no dejaría que pasara ni un segundo más con  Keef, no sabía la razón de porqué estaba tan celoso, pero ni siquiera podía mantener un autocontrol para entonces.

—¡Zim! Tengo que hablar contigo y es un tema de suma importancia.— Tomó el brazo del nombrado y lo llevó lejos del pelirrojo.— Exijo saber cuales son tus planes malvados con Keef, ¿le harás algo de nuevo, verdad? Aléjate de él.—

—Nadie le ordena al increíble Zim que hacer, menos una larva humana como tu, lo que Zim haga no es tu incumbencia y además... no he hecho nada malvado. Gracias al humano Keef no he tenido tiempo para mis planes malvados.— Después de decir aquello solo se alejó para volver con su amigo.

Dib quedó boquiabierto y estando aun más celoso, no podría entender que otra cosa sería más importante que sus planes de destruir la tierra, ¿Keef era tan importante para el? La sangre de Dib hervía de celos, quería ser él el único capaz de hacer que Zim se olvidara de sus planes malvados, que solo le pusiera atención a él como era antes y ahora tendría que buscar una forma de deshacerse de Keef.

Aquella noche el chico no durmió terminando su increíble plan para que Keef se fuera de la ciudad y no volviera en mucho tiempo. Cuando tuvo todo listo salió aquella mañana rumbo a la casa del pelirrojo, no le importaba faltar a la eskuela, después de todo era un genio y le iría bien de todas formas.

—Agh, todo es culpa de estos malditos celos y si es la única forma de que Zim vuelva a estar solo conmigo tendré que hacerlo.— El chico tocó la puerta de la casa, pensando en cada palabra que diría.

Para su suerte Keef ya se había ido a la eskuela y en su casa solo quedaban sus padres, se acercó para hablar con ellos y les contó sobre las horribles cosas que hacía Keef en la eskuela, además de que a veces se iba a la casa de una persona peligrosa y iba por el mal camino, incluso le mostró algunos videos que estaban editados para que se viera de que sus acusaciones eran verdad. Todo lo que le decía Dib los dejó muy preocupados, estaban pasmados, ni siquiera sabían que hacer y entonces ahí entró nuevamente el menor.

—En mi opinión lo mejor que podrían hacer es que Keef entre a algún internado, es la única forma para que no vuelva a hacer este tipo de cosas y mejore su conducta.— Los padres del pelirrojo se vieron entre sí y asintieron sobre la idea, ese mismo día buscarían un internado para su hijo.

—Muchas gracias por decirnos todo esto a tiempo, haremos lo mejor para nuestro hijo.— Aquello fue lo último que los mayores dijeron y Dib se retiró del lugar.

No podía tener una sonrisa más grande, lo había logrado, todo salió de acuerdo a su plan y lo más seguro es que mañana mismo Keef ya no estaría aquí, solo había que esperar. Decidió celebrar su gran victoria viendo una maratón de misterios misteriosos.

Y tal como había pensando el chico cabezón, Keef no asistió el día siguiente a al eskuela, ni ningún otro día, veía como Zim volvía a sentarse solo en la cafetería y volvía a su antigua rutina, tal y como le gustaba. Lo único diferente era que Zim ahora jugaba solo y creía que era algo aburrido, así que se acercó a Dib para ver si a este le interesaba jugar algo con él.

—Oye, Dib-gusano ya que no está Keef, ¿no quieres acompañarme a jugar algo? Verás lo increíble que es Zim destruyendo a todas esos seres inferiores.— El invasor tenía su mano hecho un puño.

—Está bien, creo que podría ser bueno verte perder en esto.— Dib solo sonreía, ahora todo si estaba mucho mejor, solo serían ellos dos por siempre y nadie más.

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Que tóxico ajkskajs

Gracias por leer . 💕

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