Fictober •Zadr•

Día 4: Noche de fiesta.

La situación en que se encontraba Dib era bastante cómoda y algo extraña para él, no podía entender cómo habían acabado ambos abrazados en la cama, lo único que sabe es que se siente muy cálido tener a Zim entre sus brazos mientras esté descansa, jamás lo había visto así o al menos el invasor solía decir que no necesitaba descansar a diario como los humanos ¿que habrá pasado para que estuviera tan cansado? Los recuerdos del humano eran muy borrosos y la cabeza le dolía, así que prefirió continuar durmiendo.

La manera en que estaba fue a causa de una sola persona; Dib. Ellos ya eran adolescentes y las chicas de su clase harían una fiesta, así que invitaron a todos, inclusive al grupo de los raros y a ambos chicos. Zim no estaba convencido de asistir a una celebración humana, pero Dib le insistió en que lo acompañara porque así estaría más seguro de intentar conseguir alguna chica linda, todos estaban en los años donde las hormonas andan bastante presentes, el extraterrestre en cuanto escuchó eso se sintió raro, así que decidió acompañarlo para asegurarse de que ninguna femenina humana se le acercara a Dib.

La hora de la fiesta estaba cerca, el chico espacial se había arreglado diferente, tenía un suéter color rojo y le quedaba algo largo, pero le gustaba de esta forma, abajo sus pantalones negros y su botas. Se juntó con Dib quien estaba casi igual, solo se había colocado una polera diferente, llegaron al lugar de a fiesta y ya se escuchaba la música muy fuerte, habían personas gritando, otras vomitando y las típicas parejas que solo se besaban.

Pasaron a saludar a los que conocían, después de esto se acercaron a la barra, desde ahí Dib vería si alguna chica le parecía atractiva, aunque realmente solo quería tener una noche normal como un adolescente por eso se esforzaría en conquistar a alguien, aunque esta no le gustara realmente. Mientras tanto el irken estaba viendo cómo chicos les pedían bebidas a un chico y él hizo lo mismo, esperaba que al menos este lugar tuviera algo que lo divirtiera.

Bebió un poco de alcohol fuerte, le quemó la garganta levemente, pero sintió el buen sabor después, no mentiría, le había gustado lo que le sirvieron y pidió más.

—Humano Dib, tienes que probar esto, está muy bueno.— Zim estaba casi encima del brazo ajeno, lo tenía abrazado para que tomara el vaso que le ofrecía, el chico solo acepto y lo bebió, no le había gustado para nada, pero le extrañaba que al extraterrestre le gustara algo de ahí, así que lo acompañó a beber y en poco tiempo olvidó el propósito de encontrar una chica.

—Zim, jamás pensé que te vería así, ¿en tu planeta tienen alcohol?— Preguntó con curiosidad estando cerca de él.

—Si, pero no es tan bueno como este, tal vez cuando termine mi misión me llevaré botellas llenas para Irk.— Lo que había dicho el chico espacial lo desconcertó, no podía pensar en un momento donde Zim no estuviera presente, esperaba que esté jamás tuviera que volver a su planeta.

—Jamás dejare que destruyas la tierra o que me abandones aquí.— Le susurro suave al invasor, este cuando lo escuchó se sonrojó levemente.

Ambos estuvieron tiempo mirándose a los ojos, hasta que sonó una canción que hizo varios unirse a la pista de baile y esto le dio una idea a Dib, tomó la mano de Zim y lo obligó a ir a la pista con él, comenzó a bailar para que el contrario le seguía y el extraterrestre muy inseguro le correspondía, no entendía bien cómo bailar, pero imitaba a los demás.

Ambos estaban felices bailando apegados, pero la gente de los lados era algo torpe y sin que nadie lo notara habían empujado a Zim hacia el humano, este lo sujetó de la cintura y lo mantuvo así para que no volviera a caer. Ambos se vieron y había cierto brillo en sus ojos, se acercaron lentamente hasta unir sus labios en un beso, solo eran ellos dos en ese momento, cuando se separaron se dedicaron una tímida sonrisa y salieron de la pista de baile.

Después fueron a un lugar donde estuvieran solos para seguir besándose y tocándose sin vergüenza alguna, el alcohol había hecho de las suyas, pero no importaba, estaban juntos por fin y podían demostrar lo que querían desde hace un tiempo.

—Por irk... Dib, ¿que estamos haciendo?— Preguntó el más pequeño, no se apartaba de los brazos ajenos, pero quería saber si al menos Dib sentía algo por él.

—Solo nos besamos, me gusta que estemos de esta forma, tu entre mis brazos y siendo por completo solo para mí.— Las últimas palabras las susurro mientras sus manos se paseaban por debajo de la ropa ajena, sintiendo lo suave que era la piel del invasor, solo tenía ganas de tocarla más y más.

—Ah... N-no, espera tonto humano, ¿y si alguien nos ve?—

—Entonces tendré que matar a ese alguien.— Bromeó el chico con una sonrisa, solo negó con su cabeza y tomó la mano de Zim para salir de aquel lugar, mejor irían a su casa y podrían tener más privacidad.

Caminaron sin hablar, solo disfrutaban el silencio, ambos iban apegados al otro, al llegar a la casa del mayor pasaron a su habitación directamente y ambos se acostaron en la cama para seguir besándose y tocando sus cuerpos, Zim hasta se había quitado sus guantes para poder sentir mejor la piel ajena.

—Oye, Dib... creo que me gustas, así como la película de Romeo y Julieta que nos mostraron en clases, pero no vamos a morir así ¿cierto?—

—Claro que no Zim, pero creo que igual me gustas de manera romántica, pensé que sería raro porque aún seguimos siendo enemigos, pero también amigos ¿amienemigos? No lo sé, tal vez no estoy lo suficientemente consciente para pensar bien.— Murmuró el chico acostándose al lado de invasor para abrazarlo y cubrirse con las mantas.

—Creo que la fiesta me agotó por completo, descansaré un rato, si despiertas antes ni se te ocurra despertarme igual o te mataré Dib-gusano.— Zim hablaba cada vez más despacio, notándose lo cansado que estaba.

Ambos se quedaron dormidos juntos, estaban abrazados y con toda su ropa desordenada, Dib esperaba recordar la mayoría de las cosas mañana, sería una pena que lo olvidara por haber bebido mucho.