Día 7: Frente a la fogata.

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Aclaración: AU donde los chicos son humanos. 

 —¡No quiero ir y nunca podrás obligar al gran Zim!— Gritaba el chico mientras era tirado por una chica mucho más alta. 

—Tienes que hacerme caso a mi, somos familia y este campamento es ideal para chicos de tu edad.— Tak, tenía todo listo para el chico, lo único que faltaba era que este subiera al bus y lo obligaría si así tendría que ser. 

El campamento trataba de acampar ahí por dos semanas completamente al aire libre, además de muchas actividades entretenidas y el que los niños puedan socializar entre ellos. Muchos niños iban muy felices al campamento por su propia cuenta, había otros que sus padres los obligan para que estos tuvieran algo más de vida social. 

Al final Zim no tuvo de otra que subir al bus, odiaba por completo estas cosas, el estar con niños de su edad era repulsivo para él. Ellos solo pensaban en chicas y tener relaciones, lo que le molestaba era que ellos tuvieran la completa libertad de decírselo a todos, no se guardaban nada para sí mismos y eso le daba mucho asco, no quería saber la vida sexual de alguien más. 

A sus 16 años no tenía amigos en su eskuela, aunque contaba con la compañía de Tak y creía que esto era más que suficiente, no necesitaba a nadie más. Solo iría al campamento a ganarles a todos en las competencias y demostrar que era el mejor de ese asqueroso lugar. 

—Sí estaré ahí por dos semanas, entonces tendré que buscar algo de diversión.— Murmuró pensando en que ganaría a toda costa en las competencias. 

El viaje fue aburrido, solo se puso sus audífonos ya que no quería oír esas escandalosas risas por dos horas. Cuando llegaron a la parte baja de la montaña, comenzaron a llegar otros buses, habrían más niños y Zim creía que mientras más mejor, así todos tendrían la suerte de verlo ganar. 

Cada uno instalaba su tienda de acampar quisiera, si necesitaban ayuda la mayoría le pedía a los adultos de ahí y Zim… bueno, él podía hacerlo solo aunque realmente no parecía así, muchos habían terminado y él seguía leyendo las instrucciones. 

—¿Necesitas ayuda, amiguito?— Preguntó un chico mayor que él con un ridículo y feo uniforme. 

—Claro que no, no necesito ayuda de nadie, vete y déjame hacerlo solo.— Respondió con un evidente tono de molestia, haciendo que el adulto solo lo dejara. 

Después de un par de horas Zim había creído que por fin comprendió cómo hacerlo y lo intentó, pero no se parecía en nada al dibujo de las instrucciones. Mientras inspeccionaba qué había hecho mal, escuchó una suave risa tras suyo, haciendo voltearse. 

—Estoy seguro que eso no va así, si quieres puedo ayudarte… es divertido armar una tienda, la mía se armaba con un solo botón así que fue aburrido.— Comentó el chico más alto que él, Zim no respondió nada y esto el contrario lo tomó como que aceptaba su oferta. 

El chico de gafas comenzó a armar la tienda y el más pequeño no podía quitar su vista de encima de él, veía todas sus expresiones al igual que cada uno de sus movimientos, no se veía como los demás chicos y lo mejor de todo, después de cinco minutos aún no hablaba de chicas y sus experiencias sexuales. 

—Así que… ¿Cómo te llamas? ¿Y por qué estás aquí?— Preguntó Zim acercándose a él a ver que hacia. 

—Soy Dib, mi familia me obligó a venir a este este tonto campamento, dicen que me faltan algunos amigos o algo así… de todas formas lo único que hay aquí son chicos precoces, cómo te vi solo decidí ayudarte porque estaba bastante aburrido.— 

—Creo lo mismo de los demás, mientras veníamos en el bus no se callaron en ningún momento, fue horrible, creo que mi hermana mayor me envió aquí a sufrir.— Cuando vio de nuevo su tienda ya estaba armada y se veía mucho mejor.— Oh, eres bueno en esto, por cierto mi nombre es Zim.—

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⏰ Última actualización: Dec 21, 2019 ⏰

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