kirsten takarada

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El incidente del chupetón, el beso y la aparición en escena de Shotaro eran demasidas emociones fuertes para una joven como Kyoko. Sin saber cómo se había metido en un buen lío del cual no sabía como escapar. Para empezar, por qué había besado a Ren? Setsu haría algo así? Era ese tipo de hermana enamorada y decidida? Porque por otro lado era fría y despiadada, así que no acababa de encajar ese beso dentro del papel. Eso le ponía nerviosa y le irritaba enormemente no encontrar una buena justificación a ese acto. Después de eso, por qué apareció Sho de repente en el hotel? Por qué la buscaba? No lo tenía nada claro, pero suponía que por algo buena no podía ser. Y por último, el repentino enfado de Tsuruga san. En realidad, empezaba a darse cuenta de que cada vez que Shotaro irrumpía en sus vidas de un modo u otro, los demonios de Ren salían a la luz y la empujaban hacia la oscuridad más profunda. Acaso Ren había tenido algún problema con Shotaro que ella desconocía? O todavía se enfadaba al recordar que ella había entrado en el mundo del espectáculo por venganza? También tenía que conseguir aclarar las cosas respecto a la conversación del párking, pero no sabía como hacerlo. Es cierto que ella dijo esas palabras, pero fue Shotaro quien la provocó para que dijera eso. Kyoko sabía que tenía mucho que agradecerle a Ren, y comenzaba a reconocer que se estaba convirtiendo en alguien importante, además de que era una suerte poder actuar junto a un actor de su calibre.

Todos estos pensamientos se repetieron una y otra vez en su cabeza durante toda la noche y se depositaron a la mañana siguiente en la base de sus ojos en forma de alarmantes ojeras. Unas ojeras enormes y difíciles de ocultar con maquillaje.

Por suerte para la pelirroja, se había acabado temporalmente el rol de los hermanos Hel, con lo cual podía coger distancia suficiente para recapacitar y afrontar más tarde la situación. Se levantó, se fue a la ducha para despejar su mente e intentó actuar lo mejor posible en aquellos últimos minutos que le quedaban como Setsu. Tenían que desayunar juntos, ir a LME, cambiarse allí y seguir con sus vidas reales, así que sabía que en un máximo de dos horas iba a perderlo de vista por un tiempo.

-Buenos días nee-san. He preparado el desayuno.

-Buenos días- contestó en tono seco mientras se sentaba en la mesa para desaynar.

La tensión era tan palpable que Kyoko apenas dio dos sorbos a su café y se levantó con la excusa de preparar bien su maleta. No quería tenerlo cerca, estaba entre triste y enfadada ya que siempre acababa recibiendo la ira de Ren.

Apenas él terminó su desayuno, cogieron su equipaje y se dirigieron al taxi sin mediar palabra alguna. Como era de esperar, en el trayecto tampoco dijeron nada, ambos se limitaron a mirar por la ventanilla del coche y suspiraban para sus adentros deseando que el viaje terminara lo antes posible. Ren tampoco se sentía bien, sabía que no tenía derecho a enfadarse con ella pero era un sentimiento que le superaba. Empezaba a creer que por culpa de su carácter la iba a alejar cada vez más de su lado, y ya no sabía como arreglar ese tipo de situaciones.

Una vez en LME se separaron. Para Kyoko fue en parte un gran alivio pero no para Ren, quien sentía el peso de la culpabilidad como una enorme roca de una tonelada encima de su cabeza.

-Buenos días Mogami san!- dijo una de las secretarias de la compañía

-Buenos días!

-El presidente quiere que vayas a su despacho inmediatamente, es algo importante.

-Mm? Está bien, voy para allí. Sabes de que se trata?

-Ni idea, pero estaba temblando de emoción, así que debe ser algo grande – sonrió la joven secretaria.

Kyoko, pensativa, se dirigió al despacho de Lory, esperando otro trabajo más como miembro de Love me. Cuanto más contento estaba él, más surrealista era el trabajo que tenía que hacer, así que un miedo terrible empezó a recorrerle el cuerpo cuando llamó a la puerta del presidente.

Fanfic Skip BeatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora