Capítulo 2

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Noche de películas

Entro a la librería al día siguiente y me atraviesa un sentimiento de paz inmenso, dejo mi bolso sobre el escritorio y me pongo a preparar las cosas para la hora de apertura tomándome el café que Dylan me preparaba a diario cuando pasaba por su trabajo antes de empezar mi jornada laboral.
En él siempre habían pequeñas notas que siempre me hacían reír, la de hoy era "Sonríe, bonita, que se necesita mucha fuerza para aguantar tanta mierda" realmente no sabía de donde sacaba tanta inspiración porque después de tantos años nunca había faltado mi nota con alguna extraña letra señalada al azar, siempre le preguntaba y respondía que esa era su marca, después de todo me sacaba una sonrisa y eso me hacía feliz, y aunque era algo aburrida esa era mi rutina diaria desde los 18 años cuando heredé uno de los orgullos de mi madre, la libreria"Color rosa" .
Una vez me dijo que le puso ese nombre por mi afán de vestirme de ese color por casi un año entero hasta que después decidí que lo odiaba porque me hacía ver muy niña y simplemente salte para otro.
Recuerdo que los sábados pasaba horas en la sección de niños coloreando o sumergida en alguna historia interesante mientras mamá atendía a los clientes y en los momentos de descanso se sentaba a mi lado y me recomendaba algún nuevo libro o simplemente oía lo que estaba leyendo, hasta la hora del cierre que llegaba papá e íbamos a la heladería, éramos felices.
Tengo demasiados buenos recuerdos en esta librería por lo que decidí continuar con el negocio y aunque a lo largo de los años realicé algunas mejoras mantuve su esencia, a pesar de ser una habitación llena de estantes mi madre logro darle un toque acogedor con sus paredes rosa pastel y sus grandes ventanales acompañadas de mesas y sillas de maderas, no era un lugar muy grande ni muy lujurioso, pero era mío y un recuerdo vivo de mi madre.

Sentí el sonido de las campanitas 10 minutos después de abrir y me encontré con Laura una cliente que frecuentaba bastante el lugar y con la que me había vuelto una gran amiga, tenía mi misma edad y parecía un duendecito con su baja estatura y su pelo largo y rubio acompañados de unos ojos miel que la hacían ver demasiado dulce para su gusto ya que se proclamaba una mujer ruda, pero era casi imposible de creer si solo apreciabas su físico

-Hola Abril, he venido en busca de prra novela, la última que me lleve la consumí como agua
-Hola, hace unos días no te veo por aquí
-Sip, estuve un poco liada con el trabajo, ya sabes cambio de jefe
-Eso oí de las cotillas del barrio, dicen que es muy guapo
-No sé qué decirte, quizás, no he tenido tiempo de planteármelo con tantos cambios, solo puedo afirmar que es un completo idiota

No pude más que dejar salir una carcajada, Laura era difícil de enfurecer, y si ella se estaba dirigiendo así a él era porque el hombre realmente había tocados sus limites

-Pasa el día, dictando órdenes, que si Laura para aquí, que si Laura para acá- resopló - no se acaba de dar cuenta que yo llevo dos años trabajando ahí y que nunca ha habido ninguna queja de ninguno de nuestros clientes, para que ahora venga el a cuestionar todo mi trabajo
-Nena, seguro a él le está costando trabajo adaptarse también, recuerda que su padre ha llevado toda la vida dirigiendo el negocio- traté de alentarla
-Y que culpa tengo yo que le haya ido mal en su matrimonio en la ciudad y hay tenido que regresar a este pueblo a heredar el negocio de familia y que por desgracia no sea una lujosa empresa, solo un hotel con menos de 20 habitaciones- refunfuñó - te juro Abril que es porque tengo que pagar el alquiler porque si no, ya lo hubiera mandado a la mierda en menos de una semana
-Pues piensa en eso cada vez que te lo encuentres- sugerí- cada vez que te grite visualiza la cara de tu casera
-Creo que te tomaré la palabra- dijo y se perdió en los estantes dedicados a la ficción
A la hora del almuerzo cerré y caminé las dos cuadras que me separaban del trabajo de Dylan. Entrando por la puerta vi sus risos negros asomados por la puerta de la cocina
-Como esta mi chica preferida- me saludo
-Ahí va- respondí- con demasiada hambre

Soltó una risita engreída y me prometió encargarse del asunto, y así cumplió poniéndome delante un emparedado de jamón y pepinillos y un jugo de fresas antes de volver a dirigirse a la cocina, sabía que esto no estaba en el menú, pero siempre era capaz de servirme mis platillos preferidos sin yo ni abrir la boca.
Cuando terminé, me volví a dirigir a mi trabajo y cuando a las 5 pm se fue el último cliente cerré y me fui a mi casa a darme un baño relajante.
Siempre me pasaba los lunes, creo porque mi cuerpo se adaptaba a los fines de semana sin apenas hacer nada y le costaba un poco el primer día.
A las 8:00 pm Dylan entró por la puerta cargado de palomitas de maíz y con planes para ver una película

-Que quieres ver hoy junio- gritó desde el salón- vengo abierto a cualquier sugerencia
-Pues me apetece una de terror
-Uy alguien va a dormir hoy con las luces prendidas
-Dylan - chille- eso fue solo una vez
-Si claro, acepta que te da miedo la oscuridad cada vez que ves una película de miedo
-Nunca
-Como quieras, solo te engañas a ti misma

Nos acurrucamos en el sofá y aunque no quería demostrarlo a los 20 minutos de película ya estaba aterrorizada y para mi desgracia afuera comenzó una tormenta que venía con truenos incluidos
-Habían avisado mal tiempo para hoy?- le pregunté
-Si vieras más las noticias y leyeras menos descubrirías que hay programada agua para toda la semana - me respondió en tono de burla
-Y su tu leyeras más descubrirías que las noticias son un coñazo- le gruñí dispuesta a tener la última palabra.

Después de unos cuantos truenos la luz decidió irse, y mi cuerpo tembló de miedo y Dylan se dio cuenta

-Sigues siendo una niña- se burló desde la oscuridad- tal parece que los zombis van a salir de la televisión a comerte, es solo una película.
-Yo no pienso nada, y los zombis no me dan miedo, como podrían cuando convivo con un oso de las cavernas
-A si - sentí que se acercó y comenzó hacerme cosquillas
-No, Dylan basta- chillaba en medio de mi ataque de risa
-Retira lo que has dicho
-No
-Entonces di que Dylan es el mejor chico que he conocido y el más guapo
-En mi vida diré semejante mentira, iré al infierno- le respondí muerta de la risa con voz dramática
-Pues tu veras, porque no pienso parar hasta que lo digas

En el forcejeo logre trepar encima de él y sostener sus brazos a la altura de la cabeza, sentía su respiración a centímetros de la mía, y un escalofrió me recorrió la columna vertebral, estábamos tan cerca, por el sonido, su boca se encontraba a centímetros de mí y su respiración me hacía cosquillas en la cara , si solo me inclinaba un poco podría probar sus labios que me llamaban tan tentativamente, con un brusco movimiento de su cuerpo hizo que nos cayéramos del sofá rodando hacia el piso haciéndome salir de mi ensoñación.
Era una locura tener esos pensamientos hacia Dylan, quizás debía buscarme un chico, solo que no era tan fácil con Dylan aterrorizándolos a todos.

Junio ( Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora