Capítulo IV: Fragmentos del pasado

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- Kyoko-san, gracias por permitir que mi hermano viniese a esta linda fiesta- agradeció Kanade, haciéndole una reverencia a la mujer mayor de ojos azules y cabellos muy negros que, pese a mostrar ya los signos de la edad en su blanquecino y bien cuidado rostro, debió haber sido muy bella unos años atrás.

- Es un placer tener a este lindo jovencito con nosotras- dijo Kyoko con una expresión de afectada amabilidad, haciéndose acompañar por unas mujeres iguales a ella, las cuales miraron al chico pelirrojo de una manera que a este no le gustó en lo más mínimo- Vamos a que te presente a las personas que hay por aquí.

Kanade siguió a Kyoko en su recorrido por la fiesta, mostrándole su mejor sonrisa a los hombres a los que fue presentada, aunque estaba muy incómoda por el hecho de que le dirigieran miradas tan insinuantes, que debía esforzarse por no ruborizarse violentamente. La jovencita no se daba cuenta, pero el kimono que usaba (que era el que le había regalado Kyoko) era bastante revelador, dejando ver el nacimiento de sus pechos; y tan ajustado, que dibujaba perfectamente las formas redondeadas de sus caderas. Para su suerte, Kenshin la seguía como una sombra, presintiendo algo malo.

- Hola, muñequita- dijo un tipo de cara desagradable y lujosas vestimentas, que se hacía acompañar por unos sujetos con aspecto de matones- Ven conmigo, te haré mi esposa.

Rayos! ¡Este tipejo es Kurdo, el mafioso más poderoso de Kyoto!", pensó Kenshin muy alarmado, clavándole una mirada de hostilidad al hombre.

- Lamento tener que rechazar su genorosa oferta, señor, pero me temo que soy demasiado joven para casarme- declinó amablemente la preciosa joven- Ya he recibido peticiones similares esta noche, que de igual forma no he podido aceptar.

- ¿¡Cómo te atreves a rechazarme!?- masculló furioso Kurdo.

La hermana de Kenshin [Rurouni Kenshin Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora