Capitulo 3

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Los días pasaron, Hänsel entró en razón por fin y comenzó a estar del lado de su hermana de nuevo.

—Gretel, dame nueces, tengo hambre— La mencionada suspiro y negó acomodándose en el carrito que estaba jalando Hänsel —Se gastaron ayer, ya no tenemos comida, y no veo nada comestible por aquí, todo se ve venenoso—

Siguieron caminando hasta que se cansaron y no pudieron continuar.

Se tiraron al suelo a descansar y se quedaron dormidos unos minutos hasta que Hänsel sintió el olor a comida recién hecha.

—Gretel, hay comida cerca— La mencionada despertó y sintió el olor —Tenemos que ir, si no, moriremos de hambre— Suplicó Hänsel.

La menor ya vencida por el hambre aceptó y fueron para ver de donde emanaba aquel agradable olor.

Caminaron hasta toparse con una mansión enorme. El primero en ir fue Hänsel, corrió hasta la puerta y notó que estaba entreabierta, así que entró y se asombró en cuanto vio una mesa larga con comida por doquier.

Gretel entró con su mochila y comenzó a inspeccionar toda la casa de arriba a abajo. Iba a regresar con su hermano pero chocó con alguien, lo cual causó que se asustara.

Se encontró con que había chocado con una mujer de hermoso aspecto, sus cabellos rojizos caían por sus hombros, lo cual ocasionaba que sus brillantes ojos verdes resaltaran más.

—L-Lo siento mucho, no decimos entrar, y-ya nos íbamos— dijo Gretel nerviosa y asustada.

Se dio media vuelta, iba a comenzar a caminar pero la dulce voz de esa mujer desconocida, hizo que se detuviera.

— estaba esperándolos para comer, parece que tu hermano se ha adelantado. Pasemos al comedor—

La misteriosa mujer guió a la pequeña hasta el comedor donde Hansel se encontraba deleitando las múltiples comidas que aparecían jamás acabarse

Con desconfianza Gretel se sentó a la mesa y comenzó a comer y entendió porque Hansel no paraba, todo estaba delicioso.

—Coman todo lo que deseen, mis pequeños—

La menor al escuchar aquello sintió un escalofrío nada agradable y se alarmó.

—Gracias— Respondieron ambos al unísono de manera cortés y siguieron.

Gretel comió muy poco solo necesario aunque ella quisiera más, en cambio Hänsel no paraba de comer y beber, parecía que no se cansaba.

Después de unas horas Hansel había acabado con todo lo comestible. La mujer entró al comedor y sonrió satisfecha mientras se relamió los labios.

—Parece que aún tienes hambre, jovencito, ¿Por que no me acompañas a la cocina?—

Él no dudo ni un segundo y corrió a la cocina. Gretel aprovecho el momento y siguió su exploración sabía que algo andaba mal.

Mientras tanto, Hänsel se encontraba en la cocina comiendo mientras la mujer estaba realizando unos preparativos para cocinar algo grande, casi del tamaño de un ciervo.

—Hänsel, ven aquí— Este obedeció y fue junto a la mujer —Abre la boca, pequeño—

Hansel abrió su boca y sintió un dulce sabor.

—Ten lindos sueños— la mujer rió y vio como Hansel se desmayaba.

Lo tomó y encadenó sus manos y sus pies, lo metió al horno, el cual era enorme y lo encerró ahí, tardaría en despertar, así que no se preocupó por más seguridades.

En todo lo que restaba de la tarde Gretel no había parecido, así que la mujer la había dado por fugada

Hansel y Gretel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora