2. Un día no tan común

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Ámbar:

Barney es un dinosaurio que vive en nuestra mente...

No desperté de mi sagrado sueño por una maldita alarma, tampoco por los rayos de sol que se colaban por mi ventana. Me desperté por el hecho de que mi hermana es tan odiosa que no se limita a bajar el volumen de su televisión.

¡Cuando se hace grande es realmente sorprendente!

-¡Megan, apaga esa estúpida música en este momento o juro que te cortaré las orejas! — grité molesta.

Mi buen humor que conseguía con mucho esfuerzo cada mañana se encontraba hecho trizas.

Unos minutos después, apareció delante de mí. Mechones de su despeinado cabello rubio caían sobre su cara y vestía un ridículo pijama rosa.

-¡Mamá! ¡Ámbar dijo una grosería! -protestó con aquella insoportable voz aguda, famosa por romper los tímpanos de todo el que la escuche. Me observó con una falsa expresión ofendida y se fue.

Me levanté con mucha pereza de mi cama e inmediatamente me bañé, la tibia agua de la ducha me relajó. Sin embargo, no apaciguó totalmente mi mal genio.

Veinte minutos después, ya estaba limpia y fresca como una lechuga, me envolví en una toalla y abrí mi armario para elegir que vestir en el caluroso día de hoy.

Elegí un pantalón color gris, una blusa y zapatillas. Un conjunto a mi estilo, o al estilo de cualquier adolescente de dieciséis años. La ropa que no utilizé la guardé en mi armario.

Finalmente, cepillé mi cabello rosa dejándolo suelto y lavé mis dientes. Me miré en el espejo, traté de dar mi mejor sonrisa y bajé a desayunar

-Ámbar Eustaquiána Collins, ¿qué he dicho sobre decir groserías? -reprochó mamá con las manos en las caderas y frunciendo el entrecejo. Cuando dice mi nombre completo sé que está verdaderamente molesta. A Megan, la cuál se encontraba a su lado, se le escapó una risita de burla. Ser la mayor no es fácil, debes de convivir con el insoportable demonio que se hace llamar tu hermana.

Y odio mi segundo nombre. ¿Qué persona con cordura llamaría a su hija Eustaquiána? Una de mis metas que me propondré realizar será cambiar ese horrendo nombre por uno que no cause la burla de mis compañeros de clase.

-Mi música no es estúpida -intervino Megan con expresión inocente. Mamá cree que ella es un ángel de Dios, pero es todo lo contrario y al parecer soy la única que lo sabe.

-Las groserías están prohibidas en esta casa y... -un par de minutos después ya había finalizado mi discurso sobre las groserías y sus consecuencias. -Mi mejor amigo vendrá dentro de poco, ¿puedo desayunar tranquila? -supliqué juntando las manos.

-¿Chase? Es un muchachito tan lindo y educado -dijo alargando las palabras. Megan y mamá sonrieron cómplices. Ese gesto significaba únicamente algo, la frase que ha provocado la mayoría de momentos más vergonzosos de mi adolescencia.

-¡Chase es tu novio, tu novio, Chase es tu novio!

Recordé aquel día, en noveno grado, Chase tenía una novia llamada Katrina, o algún nombre similar. Y en un evento de nuestra escuela mi hermanita, coincidentemente, los vio besándose. Sin decir palabra alguna se acercó a ellos e interrumpió, sin intención de ser sutil, su momento de pareja.

Pero, lo peor de todo fue cuando con expresas palabras dijo: ¿Qué rayos estás haciendo? ¡Ámbar es tu novia!

No se imaginan el problema que surgió despúes, Chase terminó con el ojo derecho totalmente morado. Aquella chica, a pesar de que tenía un brazo similar a un fideo, poseía un fuerte puño de titanio.

[EDITANDO] Te escondo en mi habitaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora