-4. Casi nos descubren-

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Inicié un largo y cuidadoso proceso de reflexión en mi mente.

¿Sabía a ciencia cierta que toda su historia era verdadera? Y además, ¿se debe confiar en desconocidos? La única respuesta era no.

¿Eres tonta? Sí.

—No sé si confiar plenamente en ti —expresé con voz suave y calmada, no quería molestarlo. A pesar de ello, me miró con mala cara. De algún modo me merecía esa mirada, pero, no de él sino de mi consciencia por aceptar esta situación tan arriesgada.

—Mmm. Lo prometo por Mía —lo observé confundida ¿Que pretendía hacer jurando en nombre de alguien que no conozco? Aunque en realidad, aquel nombre me recuerda a alguien, pero ahora no es ya nada importante.

—¿Quién es ella? —pregunté mientras me sentaba en el borde de la cama.

—Era mi novia, antes del incidente. Pero actualmente no lo somos —dijo con total normalidad.

—No lo comprendo, ¿por qué juras...?

—Porque era una persona muy importante para mí —me interrumpió antes de que pueda terminar de formular mi pregunta.

Me dió ánimos de decirle: "¡No me interesa!" Pero, como dije anteriormente, no quería molestarlo. Aún tenía un poco de miedo de que sacará algún tipo arma o que me secuestrara en cualquier momento.

—Sé que no es algo muy convincente, por favor, a pesar de eso, ¿me ayudarás? —sonrió coqueta e inocentemente. Al no haber más que silencio de mi parte y no una respuesta, se acercó peligrosamente.

Es más que obvio que él piensa que con su escultural cuerpo y su rostro de chico malo aceptaré totalmente esta locura...

Al parecer, tiene más que razón.

—Sí —dije insegura. Él suspiro aliviado e iba a decir algo cuando...

—¡Ámbar, ya estoy aquí! —se separó de mí dando un cómico brinco, tuve que morderme el labio para evitar reír a carcajadas por su reacción.

Sin embargo, ahora tengo otra prioridad. Esconder a Alex de mi mamá.

Alex:

¡Qué suerte tengo! Conseguí el apoyo de una persona y para añadir, ¡es una chica muy bonita!

Sin embargo, por otro lado, es demasiado ingenua y cómo decirlo... un poco... ¿tonta? ¿estúpida?, sé que sonó muy mal, pero ¿cómo pudo confiar en un desconocido como yo? ¿Será la adrenalina adolescente? ¿Será por mi inevitable atractivo?

Dios, tengo el ego por los cielos.

A pesar de todo, no podía desaprovechar esta oportunidad.

—¡Es mi mamá! —masculló levantando sus brazos, reaccioné y la observé con la misma preocupación que se reflejaba en sus ojos.

Balbuceé, ningún pensamiento lógico se cruzó por mi cabeza. Me imaginaba que sería de mí sí me llegarán a descubrir. Terminaría muy mal.

Traté de pensar en donde esconderme, inconsciente corrí hacía su cama y me metí debajo de las sábanas.

—¡Qué estás pensando! —susurró Ámbar igual o más desesperada que antes. En el instante en el cual yo iba a lanzarle una mirada confundida, me percaté que mi escondite es oficialmente el peor de todo el mundo.

Los pasos de la mujer se escuchaban cada vez más y más cerca. El pomo giró lentamente y no había nada más que hacer. Ella se recostó, de una manera extraña y ridícula, sobre mí intentando que no se note mi presencia.

Ahora mi única misión es tratar de no respirar y parecer un bulto no sospechoso en la cama de Ámbar.

Ámbar:

—Hija... ¡Te acabas de bañar! —mencionó al verme. Bajé la mirada y tal como había pensado, una toalla blanca cubría mi cuerpo.

—¿Qué tal tu día? ¿Algo nuevo?

—No, todo normal. La escuela, los profesores, todo nor...

—¡No me mientas! —me interrumpió con una dulce sonrisa en su rostro. —Me enteré de la gran noticia ¡Chase es tu novio! ¡Pequeños tórtolos!

Abrí la boca atónita ¿Desde cuándo somos novios? ¿Dónde mi mamá consiguió esa información? ¿Espionaje?

—Te lo repito por última vez. Es sólo mi mejor amigo —refuté impaciente.

A los mejores amigos no se les besa... en los labios.

—Pero si hoy vi cómo se daban besitos de azúcar —silabeó cada palabra, acentuando: "de azúcar", ¿quién usa ese término?

Rodeé los ojos, muy fastidiada. ¿Acaso nos estaba espiando? Algo se movió debajo de mí, ese algo era Alex y mi mamá lo percató.

—¿Qué fue eso? Algo se movió debajo de tu cama —dijo con un toque de curiosidad y confusión en su voz, mis nervios se hicieron notar cuando comenzaron a temblar mis manos. No estaba en mis planes que descubrieran este gran secreto que estoy guardando desde hace unos veinte minutos.

—Nada, nada. Es solo tu imaginación, mamá —sentencié escondiendo mi angustia en una falsa sonrisa. Pero eso no le bastó, se acercó con una ceja levantada e hizo que me levantara de la cama.

Claramente se lograba notar la figura de una persona debajo de aquellas sábanas.

—¿Entonces me permitirás ver, no? —pude notar que sus labios se inclinaron levemente hacía arriba, en sus ojos se percibía la emoción, ¿ella quería que debajo de esa extensión de tela hubiera alguien?

Cuando en lo más recóndito de mí flameé la bandera blanca en señal de rendición, sonó el timbre del piso de abajo y reconocí que milagrosamente me había salvado cuando mi mamá se detuvo y salió de la habitación como un rayo.

—Ya puedes salir —murmuré aliviada y respirando hondo. Alex salía de mi cama tranquilamente, realmente es un milagro qué mi mamá no logro descubrir quién se encontraba bajo las sábanas.

—Bueno...

—¿Qué ocurre?

—¿Y quién es Chase?

[EDITANDO] Te escondo en mi habitaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora