-25. Todo terminó-

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Regresé a mi pequeño apartamento, con ojeras en los ojos. Desde que empecé a trabajar en Kart Inc. ©, el estrés y el insomnio han sido mis compañeros. Pero igual estoy feliz. Es un gran trabajo y me entretengo bastante.

Chase no ha parado de llamarme desde que rompí con Adam, un compañero del trabajo, pero yo le he dicho infinidad de veces que estoy bien, porque lo estoy. Siento que necesito esperar a alguien más, que entre a mi vida.

Estoy feliz por Chase, desde que es novio de Adriana, toda su vida literalmente ha sido color rosa. Desde hace unos días están en Egipto. La están pasando genial, lo sé porque siempre nos contactamos por Skype.

Además también me he contactado con Connor, me acuerdo ese día que se me declaró, como si fuera ayer, aunque en realidad ha pasado un largo tiempo. Su relación con Mía ha sido un poco conflictiva, pero hay que ir paso a paso, según él. Cada vez que puedo lo visito a su casa y hacemos boberías, realmente no hemos madurado mucho.

Anna, milagrosamente ha empezado una relación con Elliot, él que la rechazo indirectamente. Me hizo recordar que hace años, cuando ella repentinamente se fue de Mickey's y tuve que pagar todo, era por una peculiar razón. Elliot la estaba esperando en el aeropuerto, por un momento me enfade con ella, pero luego me alegré pues Anna deseaba verlo con toda su alma. Espero que todo le salga bien con Elliot, ella es muy importante para mí.

Megan, mi pequeñita hermana, ahora no es tan pequeña. Ya tiene quince años, toda una jovencita. Es hermosa y adorable, aunque nadie es perfecto y tiene su lado diabólico. Ella y mi madre viven juntas, en la casa donde yo vivía hasta hace poco, quise ser independiente y poder sustentarme por mi misma. Aunque es difícil, me satisface.

Entré a mi casa y tomé mi maleta, me despedí de todos por teléfono y me dirigí en un taxi al aeropuerto. Llegué en poco tiempo, lo que me alivio mucho, quedaban solo veinte minutos para que mi vuelo salga. Con algo de prisa, caminé a la sala 8, me senté en una banca apartada y esperé a que la señorita de recepción diga que ya podríamos subir al avión. Cuando paso eso, me encaminé a la gran fila que se formó en pocos segundos.

Llegué al avión y vi mi boleto, asiento 8P, estaba desubicada pues nunca había viajado en avión. Milagrosamente un aeromozo me ayudo a ubicarlo, por una parte me estaba coqueteando pero no podía seguir su juego, no jugaría al romance de una hora porque exactamente hoy tenía una misión muy importante y todo debía estar en orden. El viaje solamente duraba una hora, así que opté por dormirme.

[. . .]

-Disculpe señorita, ya aterrizamos.-susurró una encantadora voz, abrí los ojos con pereza y me encontré al aeromozo coquetón a menos de treinta centímetros de mí.

-¡Lo siento!-le pedí que se alejara —con la mirada— y prácticamente corrí hacia la salida, que vergüenza.  Pero este no era tiempo de juegos ni de nada, a lo que venía hacer es demasiado especial. Imprimí un mapa en Google Maps, para poder ubicarme en esta gran ciudad. Busqué mi destino en el gigantesco plano y al encontrarlo empecé a caminar, rezando para que mi camino sea el correcto.

Llegué un lugar con paredes oscuras y con aire maligno, era ya de noche y este lugar es más macabro de lo que pensaba. Toqué la puerta y al instante un guardia de seguridad, algo mayor, me abrió la puerta y sonrió ampliamente.

-Señorita, ¿Busca a alguien?-preguntó con curiosidad.

-Si, a Alex Grey.-mi voz temblaba y no sabía el porqué.

-Oh, pasé.-la puerta se abrió completamente, dejando ver celdas, sería dificultoso encontrarlo, pero todo es por Alex.

Busqué y busqué, algunas personas dentro de las celdas me daban miradas asesinas o de lo contrario me sonreían angelicalmente, una rara manera de recibirme por primera vez en esta cárcel. No lo encontré por ningún lado, solo había una celda vacía, totalmente solitaria. ¿Dónde estará Alex? Esto es muy extraño. Caminé hacia un policía, quien me sonreía picaronamente, con algo de nervios le pregunté:

-Disculpe, ¿Y Alex?-bufó y negó con la cabeza, divertido.

-Hoy cumple su condena, preciosa, ya no está aquí.

-Ella es mía, John.

Me volví y vi a la persona que tanto estaba esperando.

Ya han pasado ocho largo años, desde que lo vi por última vez, el día después de su juicio. Su cabello rubio brillante y revuelto, sus oscuros ojos azulados observándome con nostalgia, noté que está más maduro y guapo que antes, además parece feliz, lo que me alegra. Corro a sus brazos y prácticamente me abalanzo sobre él. Alex me abraza ferviente, mientras que yo le regalo besos por todo su rostro.

-Alex, al fin estas libre, no sabes cuánto he esperado para este día.-susurré con lágrimas queriendo salir de mis ojos.

-Sí y ahora quiero estar contigo, Ambar. Porque te amo.-mi corazón se aceleró al escuchar eso y lo aferré más a mí.

-Yo también te amo.-dicho esto nos besamos dulcemente, necesitaba sus labios sobre los míos, lo añoraba tanto. Viejos sentimientos afloraron y sonreí en su boca por eso, todo a nuestro alrededor se esfumó. No lo dejaría ir, nunca. Nos separamos y nos miramos fijamente, con un brillo peculiar en los ojos.

-Disculpe, Alex, necesitas firmar unos papeles, por favor sígame.-dijo uno de los policías que se acercaban a nosotros, Alex sonrió divertido.

-La policía me busca.-dijo en broma.- Debo de escaparme.

.-No te preocupes.-Alex me observó confundido.- Yo te escondo en mi habitación.

Tal vez nos separamos, pero lo mejor que me ha pasado fue volverte a ver ...

FIN

[EDITANDO] Te escondo en mi habitaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora