Mr. Kim °|VKook|°

Capítulo SEIS

Jeon ya estaba dirigiéndose a la casa de su maestro. Pidió un taxi y subió su maleta en el.

JungKook todavía no podía creer lo que estaba apunto de hacer: vivir en la casa de su maestro. Despertar y verlo ahí... ¿Se volvería costumbre? Jeon lo descubriría.

Le pagó al taxista y bajó del auto para ir a tocar la puerta.

JungKook no espero que Taehyung le abriera la puerta vestido de "esa" manera; una camisa blanca no tan suelta, el cabello recién mojado, y un pantalón gris de pijama suelto, era como el sugar daddy con el que siempre soñó.

—Oh Dios— susurró y bajo la cabeza con un sonrojo. —¿Pasarás?... —

—Sí, sí— respondió rápidamente mientras asentía. —Sígueme— indicó Taehyung. Jeon lo siguió.

Al final del pasillo de la casa, había una puerta. Kim abrió la puerta y le dijo a JungKook que entrará y pusiera su maleta dentro.

—Estarás aquí. La habitación es un poco vieja, pero todo está en buen estado además que está limpia. El unico defecto es que no tiene aire acondicionado—

—No importa, al menos tengo donde dormir.

—Saldré  a comprar comida en la tienda de la esquina. Ya vuelvo.

El mayor se empezó a retirar pero la voz de Jeon lo detuvo.

—Señor...

—Dime Jungkook

—¿Puedo llamarle... "Hyung"?— preguntó con nerviosismo. Tae suspiró. —Sí puedes, pero trata de no hacerlo frente a los estudiantes o maestros.—

JungKook sintió algo por dentro, sintió felicidad. Pero no una felicidad como cuando juega con sus amigos, no, una felicidad genuina, una real, un tipo de felicidad que trajo calidez a su corazón. Ese sentimiento lo confundió ¿Porqué justamente con Kim Taehyung?

El menor empezó a desempacar, no era mucho realmente. Ya terminando de desempacar, sacó muchos dulces de la maleta y los puso dentro de un gabinete que había a un lado de la cama, no sin antes sacar dos dulces de fresa e introducirlos a su boca, saboreandolos poco a poco. Se retiró el jean y se puso un pantalón corto de color azul, que contrastaba de manera linda con su camisa completamente suelta de color blanco.

Se quitó los zapatos y se acostó en la cama de color azul con blanco. Cerró sus ojos para descansar pero cayó en un sueño profundo.

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Me había quedado dormido. No sabía que hora era, sólo noté que estaba completamente oscuro. No podía ver nada. Las cortinas de color marrón oscuro no eran de mucho ayuda. Me levanté de la cama y encendí la linterna de mi celular.

Me acerqué al interruptor y lo presioné para encender la luz, pero nada se encendió. Traté múltiples veces y no pasaba nada. Luego, para mi desdicha, mi celular se apagó.

El miedo ya me consumía, uno de mis más grandes secretos es que le temo demasiado a la oscuridad. Normalmente duermo con una luz pequeña encendida o con la misma luz proveniente de la luna.

Abrí la puerta y salí al pasillo. Con mi mano iba tocando las paredes para guiarme, ya que no podía ver nada. Caminé despacio debido a que andaba con calcetines y podía deslizarme.