-Mal, muy mal, horrible, infame -podía notar cómo Harry negaba con la cabeza mientras hablaba-. ¿Qué ha sido eso, Anna? Creo que debemos de trabajar mucho tu condición fisíca...
-Cállate, estúpido -dije levantando ligeramente la cabeza-. Por tu culpa casi me muero.
-Tranquila, Anna -se limitó a decir.
-¿Tranquila? ¡Cómo diablos quieres que me tranquilice! Sabías que no me gustaba el ejercicio, lo supiste nada más yo preguntarte si iríamos a pie. Sin embargo, tú has querido correr porque eres
-Relájate, Anna, joder, no es para tanto -me interrumpió.
-¡Deja de repetir mi estúpido nombre en cada estúpida frase que dices! -grité mientras me ponía en pie. Pensaba que Harry se cabrearía conmigo también, pero, al ver su cara seria, me pareció verle ofendido, aunque era difícil saber lo que Harry pensaba o sentía. Entonces, me arrepentí de mis palabras.
-Oye, Harry -intenté disculparme.
-A mí tu nombre no me parece estúpido.
Aquello hizo que me sintiera aún peor.
-
Cuando me puse en pie, Harry estaba ya bastante lejos de mí. Estuve a unos cinco metros de Harry todo el camino, lo cual estaba bien, pues así no le había perdido de vista en ningún momento.
Anduvimos por un sendero rodeado por altos y frondosos árboles, los cuales apenas dejaban pasar la luz del sol, tan solo lo hacían a través de las ramas dejando pequeños puntos de luz en el suelo. Aquello hacía de aquel un lugar fresco y romántico durante el día, pero frío y tenebroso por la noche.
En unos diez minutos, llevamos a un amplio lugar, cubierto por césped, malas hierbas y flores, muchas de ellas, marchitas. Estaba limitado por árboles, iguales que los del sendero, y un gran muro de ladrillo en un lado. Era un sitio muy silencioso, lo cual era inquietante al mismo tiempo.
Coloqué mis manos en los bolsillos delanteros de mi pantalón, pues tenía frío, y me encogí de hombros.
-Bien, pues aquí es donde paso la mayor parte de mi tiempo -dijo Harry rompiendo el silencio.
No contesté, pero le miré. Estaba a unos metros de mí, tenía la nariz roja por el frío, los ojos entreabiertos, y era precioso.
Harry comenzó a caminar y no se detuvo hasta estar justo en frente del muro. Yo, sin esperar a que me llamara, fui con él. Cuando llegué a estar a su altura, me fijé en que su expresión era mucho más inquieta.
-Este solía ser una sitio bonito y muy transitado antes -dijo de golpe-. Mis padres me traían aquí todos los días cuando era niño, me gustaba correr, jugar con otros niños, ir al arroyo que hay detrás de los árboles a recoger renacuajos... -continuó diciendo, me fijé en que su voz se cortaba cada vez más-. Amaba este lugar.
Su voz se había roto de repente, y sus labios temblaban, pero no se habían juntado, lo que me hizo pensar que aún tenía algo más que decir, por eso, decidí darle un pequeño empujón.
-¿Y qué pasó? -pregunté.
Él no paraba de mirar al muro, el cual tendría unos tres metros de alto, y por primera vez noté que encima de él se extendían unas vías de tren, las cuales ya estaban desgastadas y oxidadas. Su expresión era seria. Finalmente, tras unos segundos de silencio, habló.
-Pasó que todo cambia, como todo en esta vida, las personas cambiamos, nuestros gustos cambian, el tiempo cambia, los lugares cambian... normalmente, cambian porque el destino lo ha decidido así, pero otras muchas veces, lo hacen por errores. Y ese es el caso de este parque. ¿Sabes? Me encantaba experimentar. Me resultaba fascinante encontrar algo nuevo cada día, por eso era yo el que inventaba los juegos y demás -se detuvo un segundo para tragar saliva, noté cómo su nuez se movía en su pálida garganta-. Un día descubrí unas escaleras un poco más allá, escondidas entre árboles, que llegaban hasta lo más alto del muro. Subí por ellas y descubrí unas impecables vías de tren. Orgulloso por mi descubrimiento, corrí a comentárselo al resto de chicos. Creamos un juego nuevo: consistía en subir por las escaleras, llegar a las vías, y bajar por ellas lo más rápido posible, aquel con mejor tiempo, ganaba una bolsa de chucherías -sonrió, pero aquella fue la sonrisa más triste que jamás había visto-. Fuimos unos completos imbéciles. Jamás pensamos que alguno de nosotros, posiblemente, no volvería a bajar de aquellas vías.
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Unknown || One Direction
Fanfiction¿Cómo un monstruo como él podría llegar a ser feliz al lado de un ángel?