Capítulo 2

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Miré por la ventana y me entretuve viendo a los vecinos andar por la calle un buen rato. Era jueves, pero aún así había gente que se sentaba en su porche o patio a relajarse y tomar el aire. En Holmes Chapel solía hacer frío a aquella hora, pero, precisamente, aquella era una noche fantástica, la cual estaba adornada por una redonda luna llena. Además, las clases aún no habían empezado, y algunos adolescentes de mi edad salían a la calle a esas horas.
No paraba de mirar a la casa de los Styles. Quería ver si de verdad Harry vivía allí, pero durante un buen rato no pasó nada. Solo veía las luches del piso de abajo encendidas.

Me estaba cansando de hacer lo mismo todo el rato, así que decidí meterme en la cama y dormir, pero, justo cuando miré una última vez a la casa de nuestros vecinos, lo ví a él. Estaba sentado en una de las sillas de madera del porche, con los codos encima de las rodillas y los largos dedos de las manos entrelazados. Juraría que miraba a mi ventana. ¿Cuánto tiempo llevaba ahí? ¿Por qué no le había visto salir? Volví a acercarme al banco, y me senté en él una vez más. Después de estar unos segundos quieta, él levantó la mano y la sacudió lentamente. Ahora sí estaba segura. Harry, Harry Styles estaba mirándome. Le devolví el saludo, pero entonces él se levantó de la silla y volvió a entrar a su casa. Yo también me puse de pie y volví a la cama. Cerré los ojos y me dormí, a la vez que pensaba que estaba delirando.

Aquella mañana me desperté más tarde de lo habitual. Estaba acostumbrada a vivir en el centro de una ciudad en la que, a pesar de ser pequeña, siempre había jaleo. Holmes Chapel era distinto. En ese pueblo el único ruido que se podía escuchar por la mañana era el canto de los pájaros, y eso, a la vez que inquietante, era encantador.

No me apetecía nada moverme de la cama, así que estuve un buen rato dando vueltas en ella, aprovechando los últimos minutos de gloria. Giré hasta ponerme boca arriba, mirando al techo, el cual estaba inclinado en aquella zona de la casa. Pensé que se quedarían genial mis pósters y fotos ahí colgados, además, así podría aprovechar las paredes para llenarlas de estanterías con libros.

Mientras pensaba en que tendría que ayudar a mis padres con la mudanza, y que no podía molestar a los pintores que visitarían la casa aquella mañana, mis ojos fueron a parar a la gran ventana que había a mi derecha. Reconocí en seguida sus brillantes ojos verdes, sus rizos alborotados y sedosos, sus grandes manos entrelazadas y sus hoyuelos adornando su torcida sonrisa. ¿Cuánto tiempo llevaba allí? Repitió el saludo de la noche anterior. Definitivamente me estaba observando a mí, otra vez. Mierda, me había estado espiando, ¿por qué demonios me espiaba? Una pequeña parte de mí se alegró de ver ahí a Harry, pero la otra se sintió molesta, aquel chico no tenía derecho a sentarse allí a mirarme, podría haber estado en ropa interior, o peor, y ese pervertido lo habría visto todo. Sin embargo, decidí dejarlo estar, a partir de ese día dejaría las cortinas corridas y así no tendría que preocuparme de que Harry me mirase.

Por fin me decidí a levantarme de la cama, me arreglé el pelo con la mano y me acerqué al banco de ventana, pero, justo cuando dirigí mi mirada hacia su casa para ver si seguía allí, me di cuenta de que Harry había desaparecido. Se había ido, como la noche anterior. Empezaba a cansarme de que siempre se marchara, sin embargo, ese pequeño detalle hacía que Harry se envolviera en un aire de misterio que me encantaba. Desearía poder descubrir todos y cada uno de sus secretos, que me abriera su mente y su corazón.

Después de aquel episodio, bajé a la cocina a desayunar. Preparé un café y, cuando lo serví en una taza, fui al salón a saludar a mi familia. Ellos llevaban un buen rato despiertos, así que ya habían desayunado y estaban listos para la visita de los pintores. Como yo aún no estaba ni vestida, mi madre comenzó a alterarse.

Unknown || One DirectionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora