4. LOS JUEGOS DE LA PASIÓN

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—¿Habrá alguna razón real de porque la gente ambiciona esta responsabilidad? —preguntó con completa sinceridad Johann al tiempo que pasaba de un documento a otro.

—¿Disculpa? —respondió Angelien que se vio obligada a apartar unos cuantos libros apilados en la mesa de cristal, para de esa manera conseguir verlo a través de aquellas gafas.

—Nada, solo fue un pensamiento fugaz —‹‹debo mantener la boca cerrada, jamás se sabe quién puede estar escuchando››, se reprendió en su interior a la vez que Angelien asentía y volvía a concentrarse en los pesados libros de cuentas.

Hacía solo dos semanas atrás que había tomado posesión de la presidencia, desde aquel momento se encargó de hacer un reencuentro rápido de en qué situación se encontraba la empresa. Lo cierto es que los números no eran nada alentadores.

Lo principal era el inminente lanzamiento del Kosmo SX, un aparato con mejoras tanto gráficas como un diseño más esterilizado, además de un implemento especial que mejoraría el rendimiento de la memoria interna.

Johann lo hubiera resumido de aquella manera, algo que el ingeniero Gottsched no considero necesario. Fue la primera reunión que mantuvo después de haber enfrentado a los depredadores de los accionistas. Lo llevó a dar un paseo por las entrañas donde según sus palabras: ‹‹Nacía la magia.››

Lo primero que hizo fue mostrarle los diferentes diseños y como habían llegado al que acabo siendo aprobado, todo ello llenándole la cabeza con frases que ni siquiera llegaba a entender del todo.

Después lo guió por ensamblado, mostrándole los circuitos que llevaría por dentro el aparato, le explicó cómo iban las conexiones y como se llamaba cada una de las piezas empleadas. Todo acabo cuando le mostró el Kosmo SX finalizado.

—Es muy hermoso —tuvo que admitir cuando lo tuvo entre sus manos.

Era mucho más delgado que la competencia. La pantalla era absoluta. La cámara frontal tomaba fotografías con una cálida solo dada por cámaras de lente ancho, además que tenía la capacidad de bloquear diferentes funciones solo usando el rostro.

El diseño interior también era interesante, aunque sencillo, no le tomó demasiado tiempo acostumbrarse a las diferentes funciones y, según le menciono Gottsched contaba con el procesador más rápido del mercado.

—Puede almacenarse una considerable cantidad de aplicaciones sin comprometer la velocidad del procesador. También es capaz de correr diferentes videojuegos con una calidad alta —continuó Gottsched resaltándole todas las ventajas que poseería aquella nueva versión que faltaba poco para ser lanzada al mercado.

Si le exigieran confesar cuál de todas las nuevas funciones eran la que más acabo por gustarle, definitivamente tendría que admitir que el detalle de que la estrella blanca fuera cambiando en diferentes colores, era algo sencillamente lo dejo sin palabras.

Por lo que consiguió arrancarle a Gottsched aquella idea no había sido suya, sino de su esposa, así que se prometió el enviarle un importante presente por navidad a modo de agradecimiento por tan maravillosa idea.

—Aún hay unos cuantos detalles que debemos solucionar —le dijo con aquel tono de voz bajo y sumamente tímido.

Los problemas a solucionar eran la duración de la batería y que en ocasiones el sistema borraba algunas aplicaciones porque no eran compatibles, lo malo era que lo hacía sin notificar de ello.

Dejo a Gottsched con sus compañeros desarrolladores para solucionar los errores y se alejó esperando no verlos en un tiempo muy largo.

Para su mala suerte, al día siguiente se presentó Anthony Zweig, director de los diferentes comerciales que pretendían vender sus productos electrónicos.

Mi dulce tentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora