Coronas

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Te conviertes en un rayo de luz que emerge desde el interior de mi pecho,
guiando mi ruta, absorbes el frío de mis huesos y me devuelves la paz.
Pones el arte al alcance de mis manos, arte puro, arte que hago mío,
y sellas casi sin querer las grietas que me quedaban en el alma.

Tú me has hecho entender que la vida no es una sucesión de actos pensados,
que la belleza es imprevisible, salvaje, inesperada, caprichosa.
Nunca nada es demasiado bonito como para ser cierto,
y la literatura y la poesía saben cómo salir fuera del papel.

Has encarnado el arte que llevo una vida buscando,
eres el lienzo y la pintura, el mármol y el cincel, la tinta y la pluma, una obra para dos.
En tu rostro he encontrado la imagen sagrada a la que imploran los fieles,
en tus ojos la verdad y en tus labios mi evangelio.

Siempre he adorado el arte, más ahora que lo tengo entre mis brazos.
Duermes, te me figuras frágil, brillante, pan de oro, sonrío,
sonrío porque he conseguido sostenerte intacto entre mis dedos.
Despiertas, me abrazas, y escudada entre tus brazos y tu pecho olvido el peligro de la guerra.

Eres la constante silenciosa que tiñe los cielos de rosas y turquesas,
un verso de oro que transforma la poesía en carne.
Me miras y pones en orden todo el caos del universo,
me besas y me quemas, obligándome a renacer del fuego.

Tú, ilusión hecha deseo cumplido, todo lo que hace que el mundo sea bueno.
Me tornas eterna en el tiempo, inmutable, vibrante; una reina.
Me entronizas, siento las chispas sobre las yemas de mis dedos:
tú coronas todas mis sonrisas y yo solemnizo todos tus besos.

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⏰ Última actualización: Oct 10, 2019 ⏰

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