VIII

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VIII

So mama, don't stress your mind

VIII

Anna quedo expectante ante su compañero, sus ojos azules gritaban por piedad y sus rodilla le traicionaban con una tembladera terrible. Y no había que olvidar su rostro teñido de carmesí.

Nat, por otra parte, le miró insensible, alzando su ceja roja mientras que sus labios muestran un tinte de fastidio. Su cara era la expresión misma del "Ahora, jodete" y el pelirrojo era demasiado bueno para transmitir un mensaje con gestos.

—Por favor. —rogó por décima vez—. Por favor, vamos a otra parte. ¡Te lo ruego! ¡Te lo imploro! —lloriquea. Los transeúntes comienzan a pensar que se trata de un muchacho a punto de romper con su novia, pero después de pillar al narizon viéndole el trasero a un chico, cambiaron de teoría.

El de pelo rojo se hace a un lado los mechones de un solo movimiento del cuello. Lo estaba disfrutando el desgraciado.

—Déjame ver si entendí. —se coloca una mano en la cadera —. ¿ Quieres que suspenda mi hora del almuerzo solo porque te acaba de dar tu período?

Anna no se pudo conseguir una mejor excusa en menos de los 15 segundos que tuvo para arrastrar a Nat a un pasillo solitario antes de que se acercaran a Don y al innombrable.

—N-necesito toallas...

—Aja. —dijo, nada convencido—. Anna, tú y yo nos conocemos desde... ¿Primaria tal vez? —inquirió sin ningún motivo aparente, pero su tono era irónico en exceso —. Sé cuando te viene tu período, lo tienes apuntando en tu calendario, incluyendo los días fértiles. —explicó con poquísima paciencia.

—E-estás en un erro—

—Hasta donde tengo entendido, tienes una idea de hacer la tesis sobre período menstrual.

Cielos, Nat podía ver a través de sus intentos de mentiras. Maldita amistad de 10 años, que hasta eso tiene  sus desventajas.

La rubia tomó un respiro antes de confesar :—Ugh... —lloriqueó—. Ahí... Ahí está el chico de Goldy Club.... —balbuceó a cuestas —. Con el que—

—¡No me jodas! ¡¿Ese es?! —cortó en alta voz, hasta podía hacerle competencia un megáfono (y Ann a un semáforo respectivamente) —. ¡Joder, pero sí estaba mas decente en la fiesta! —vociferó, importandole cuatro pitos las miradas curiosas —. Ay amiga, mejora tus gustos. Te lo digo de corazón.

La joven, a pesar de su bochorno, subió la vista y la dirigió a una lejana figura azabache, la cual no se movía de su sitio. Ahí estaba él, observando su teléfono con aburrimiento, sin importarle un demonio que Gilda y Don estaban buscándolos.

Pero... ¿Mejorar gustos? El Moreno era alto, de mirada penetrante y su chaqueta negra lo hacía ver aún más atractivo para los ojos.

Anna niega mil veces con la cabeza al borde del ataque epiléptico de su vida.

—¡Vámonos de aquí! —Lo jalo del brazo

—Amor, tengo hambre. —informó Nat, como si fuera el dato más obvio del mundo.

—¡C-comamos en otro sitio!

—¿Y perderme la oportunidad de arruinar la cita de Gilda cuando ella nos arruinó la salida trayendo al burro ese? —señaló el pelirrojo —. No way,  esa me la debe. Y tú también.

—¡¿Y-yo por qué?! —exclamó hasta ofendida.

—¡¿Acaso yo te empuje a los brazos de ese sujeto?!  Nooo~, corazón. —acusó —. Ahora lidia con esto. Vamos, que hay ofertas.

Viernes de fiesta [RayAnna AU Fic] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora