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❝semanas después.
dominic.❞

Comenzaba a preocuparme, ver su silla vacía en las clases y que la profesora o el profesor del momento no diera ninguna noticia sobre él, comenzaba a preocuparme a tal punto que Tom un chico que tomaba unas fotografías INCREÍBLES y amigo mío, me había dicho que estaba descuidando mis estudios por un chico extraño.

—¡¿Qué mierdas sucedió con Mickhailo?! —grité desde mi asiento hacia el profesor.

Volteó a verme relativamente mal. —Le voy a pedir que se retire de mi clase en este momento.

Sin duda alguna comencé a recoger mis cosas, con el propósito de ir a buscar a Mickhailo aunque bien es cierto que no tengo ni la menor idea de donde vive.

—El joven Dalca no asistirá más a clases. —respondió el dichoso de cabello castaño con lentes de una forma fría.

Sentí un pequeño mareo, ¿Cómo que no asistiría más? Salí inmediatamente de la clase buscando entre mi móvil el contacto del chico, le marqué mientras iba caminando por donde lo veía irse algunas veces.

—¿Bueno? —su voz era apagada, agitada.

Sonreí inmediatamente. —¡Estás bien! Oh mierda! Pensé que algo te había sucedido.

—¿Dominic? ¿Qué sucede?

—Necesito verte, ¿Dónde vives? Necesito verte maldita sea. —soné como un desesperado, pero al final era cierto, estoy desesperado por verlo.

(…)

Era una casa de dos pisos color marrón, en las gradas de la entrada estaba un Mick totalmente distinto a como estaba acostumbrado a verlo. Con su cabello esta vez más risado largo suelto, con un pantalón que llegaba por las rodillas negro, una playera negra de tirantes dejando ver sus brazos llenos de marcas y unas botas negras.

—Pensé que vivías en una cueva. —le tomé del brazo, levantándolo rápidamente.

Esbozó una carcajada tomándome suavemente del mentón. —Solo cállate Harrison.

Me besó suavemente a lo que yo sin dudarlo correspondi, sentía su lengua dentro de mi boca y sus dientes mordiendo mi labio inferior suavemente. Lo tomé de la cintura levantándolo un poco del suelo y con mi mano disponible lo tomé suave del cabello.

—¿A qué se debe eso? —sonreí.

Acarició mi mejilla, sintiendo su respiración chocar contra mis labios los cuales estaban ardiendo y suplicando a gritos por otro beso. —Lo que se nota no se pregunta.

—Te extraño en clases. —suspiré.

—No regresaré, mis padres, son algo…difíciles. —bajó la mirada hacia sus brazos, entendí perfectamente a que se refería.

Frunci un poco el ceño. —Los padres no siempre tienen la razón.

Mientras caminábamos tomó mi mano, su mano siempre estaba fría como un cubo de hielo.

—No es eso Dom. —suspiró. —No les importo, y se desquitan conmigo a golpes, las cortadas son cosa propia pero ellos…ufff.

Sus palabras salieron como la cosa más normal de mundo, fue algo totalmente inesperado.

En la tranquila caminata, un tipo pasó del lado de él golpeándole el hombro fuerte.

—Bro, ¿Qué te sucede? —le agarró del brazo al desconocido.

El desconocido asustado negó.

—Vámonos. —desvié la mirada solo para ver si no veía nada, y en efecto, ni un auto venía.

El castaño rizado golpeó de un fuerte izquierdazo al joven que se llevó la mano a la boca.

Abrí bien la boca sin saber si reír o regañarlo, estaba algo así como en shook. —Oh, mierda.

Me miró y volvió a tomar mi mano de forma tranquila.

ʟᴏᴠᴇʟʏ┊ʏᴜɴɢʙʟᴜᴅ. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora