❝dominic.❞
—Se desmayó en media clase, si no fuese porque la profesora le preguntó lo hubiéramos dando por dormido. —expliqué mientras estabamos cenando.
—¿Cómo se llama? —preguntó mi hermana menor, Izzy.
Levanté un hombro mientras seguía comiendo. —No estoy muy seguro, lo llaman por su apellido y es, Dalca.
Había sido objeto de burla para algunas personas, era tímido y alguien raro a simple vista —aunque eso es lo que menos me importa.—
—Unos tipos lo empujaron en las escaleras y se golpeó el labio, se le rompió porque se mordió.
Mi madre frunció levemente el ceño. —Primero, yo no te eduqué a ser así si es que no le ayudaste y segundo, ¿Cuál es el afán de molestar a los demás?
Mi hermana mayor, Jemina, suspiró dejando en claro que no quería meterse en la conversación mientras mi padre seguía comiendo e Isobel ponía atención a mis palabras.
❝flashback.
dominic.❞
Íbamos subiendo las escaleras, de una forma callada el chico que de había desmayado en clase iba subiendo mientras observaba sus propios pies.
—Hey! Dalca, piensa rápido. —gritó fuertemente poniendo su pie frente al chico.
Se golpeó fuertemente contra la grada, rápido se sentó dejando ver su labio partido justo en el medio mientras bajaba la sangre en gran cantidad.
Aclaré mi garganta. —Son unos idiotas.
Asintió levantándose. —Da igual, te acostumbras después de un tiempo.
Lo dijo con tanta naturalidad, como si le hubiera sucedido antes, limpió la sangre con la manga de la gabardina negra que llevaba puesta y soltó un fuerte quejido.
—¿Te ha sucedido antes? —pregunté.
Levantó un hombro. —Decirte que no sería una vil mentira.
❝fin flashback.
mickhailo.❞
El silencio era parte de cuando todos estábamos en la mesa, mientras me daban una que otra mirada cargada de decepción y odio o se reían de algo que les comentaba.
—¿Cómo te fue hoy? —preguntó papá.
—De maravilla. —respondí con sarcasmo, como de costumbre.
Mi labio ardía fuertemente, sintiéndome presionado por las miradas de mi mamá, sus ojos negros se metían en mí como si pudiera ver todo lo que estuviera pensando.
—¿Quién te hizo eso? —preguntó ella.
Negué restándole importancia así como ellos le restaban importancia a las cosas importantes que llegaba a comentarles, finalmente me levanté en silencio dejando las cosas ahí puesto que era turno de mi mamá de recogerlos y subí casi corriendo a mi habitación cerrando la puerta de una patada.
Rompí en llanto apenas cerré la puerta. —¡¿Qué fue lo que hice para tener que pasar esto?! —me senté en la cama cabizbajo, con las manos hechas un puño.
Dejé llevar mi mano por las sábanas arrugadas hasta que llegué a sentir la cuchilla, la agarré sin problema alguno y me saqué la playera y acabaría conmigo en este mismo momento, pero no es de la forma en la que quiero morir.
La puerta se abrió dejándome sentado en la cama sin siquiera poder vestirme. —Toca para entrar.
Es un tipo alto, de cabello negro y ojos verdes, un verde muy claro. —Cállate, que es día de divertirme.
Oh mierda, acá vamos de nuevo.
