❝0012❞

138 20 2
                                    

❝dominic.❞

Faltando un cuarto para las diez de la noche mi hermana Jemina abrió la puerta de mi habitación dejando ver a Mick totalmente mojado y con sus ojos rojos aún sumido en llanto. Mis padres obviamente preguntaron pero él no respondió, solo me abrazó fuerte y siguió llorando como un chiquito pequeño, mi hermana menor a los pocos minutos se acercó de metiche para ver que sucedía y mi madre de igual forma para ver como se encontraba, insistiéndole a Mick que pasara la noche pues estaba lloviendo fuerte y lo más probable es que enfermara grave si seguía mojándose.

La puerta se abrió lentamente. —¿Todo bien por acá? —preguntó mi mamá con una sonrisa.

Asentí desde mi cama, con el "niño" sentado en mis piernas abrazándome. —Mucho mejor.

Mi madre hizo un gesto de ternura y cerró la puerta.

Me levanté a lo que él también se levantó, me miró con sus ojos iluminados e hizo gesto de que se dispararía en la cabeza a lo que rápido negué y lo besé suavemente.

—Esa gente no te quiere, pero yo si. —susurré.

Sonrió, esa sonrisa que me volvía loco cada vez más. —Siento que ya no puedo seguir.

Lo tomé por la cintura acercándonos más, sintiendo su respiración contra mis labios y sus ojos mirando fijamente los míos, con sus manos temblorosas acariciando mi brazo como si tuviera mucho de no sentirme cerca.

—Sigue por mí, házme tu motivo de seguir viviendo. —pegué mi frente con la de él.

Sus ojos se cristalizaron nuevamente. —Se siente tan feo.

Lo abracé pagándolo suavemente a la pared besándolo lentamente sin separarnos sabiendo que mi hermana menor Izzy podría escucharnos, sus manos comenzaron a sacarme la playera mientras yo desabrochaba su pantalón que estaba mojado.

—Debería darte ropa mía. —reí.

Me miró divertido. —Me quedará grande.

Otra vez nos unimos en un beso esta vez un poco más brusco, con sus manos aún temblorosas acariciando mi espalda hasta meterse por debajo del pantalón, observé su torso el cual estaba lleno de cortadas rojas —algunas profundas.— otras con un color morado a su al rededor que se notaban que eran recientes, me causaba un mal sentimiento el hecho de saber que la persona que amo haga lo posible por acabar con su vida sin saber o sin pensar que la persona que más sufría porque no lo volvería a ver, porque no lo volvería a tener, soy yo.

—No soportaría perderte, enserio, no lo hagas. —supliqué.

Me miró y desvió la mirada, con sus ojos verdes revoloteando por el techo de mi habitación. —Es difícil decir que no cuando es viniendo de ti.

ʟᴏᴠᴇʟʏ┊ʏᴜɴɢʙʟᴜᴅ. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora