20. Nace un Líder

47 6 21
                                    

[Capítulo 20]


| Zac Collins |

Necesito estar al tanto para la entrega de hoy, es mi responsabilidad. No puedo fallar, necesito demostrar que soy capaz y puedo manejar esto y más, que nací para ser líder, para capacitar y mi voz sea escuchada, que todo marche bien y salir de ese estúpido vecindario, comprarle a mi madre su casa, hacerla feliz, convertirla mi reina, convertirme en su rey.

–Hemos escuchado sobre apuestas clandestinas, se hacen afuera del pueblo en la autopista que conecta con el Puente que construirán en Riverside. Esa zona, no nos pertenece, no debemos tocarla, pero si podemos estar en la pista inicial, que conecta a nuestro territorio. Es decir, que podemos venderla en esa zona, nadie absolutamente nadie puede romper esta regla. Los encargados de las instituciones, vecindario, las equinas por cantidades pequeñas. Están encargados de esta labor. A las 12:30 de la noche comienzan las apuestas, los necesito antes. ¿Escucharon?

–SI, señor–todos responden al mismo tiempo.

–Pueden marcharse, me quedo con:

Trujillo, Lambosvki, Becker, Saavedra, Romario y Collins.

Un nuevo comprador se ha mudado en nuestro territorio, construyo recientemente la famosa discoteca "LAS VEGAS" al norte de la ciudad, en el sur tiene otros establecimientos e inclusive un bar nocturno, en el oeste tiene las demás cedes de clubes. ¿Por qué toda esta información? Hoy llevaran a un solo lugar cierta cantidad. Pero, el pide que ustedes a todos sus negocios lleve la cantidad que pide y ordena ser puntuales a cada uno de sus establecimientos. Saben que no llevan cualquier cantidad acostumbrada a llevar en el bolsillo. Así que, sin más preámbulos, antes de la media noche debe tenerla repartiendo en su nuevo club, ubicado a las afueras del pueblo al norte de la ciudad.

–Si me entero que no llegó a tiempo, uno de ustedes pagara las consecuencias.

Entrega el material y me sorprende que sean maletas, una cada uno. Dijo que era cierta cantidad, ¿cuánto vende este tipo en su club? De inmediato enciendo el auto y unos de mis compañeros mira su reloj y reclama que acelere, porque son las 11:46 p.m. No dudo en acelerar y mirar al frente sin detenerme o desconcentrarme. Nos dirigíamos a la ciudad, al norte y no estaba a la vuelta de la esquina, tomé atajos, me salté varias señales de tránsito, estuve pendiente a cualquier patrulla y mirar la hora una y otra vez del reloj y llegar a tiempo, pero no se podía, era imposible. Andy lo recordaba, decía que era imposible y quizás nos estaban probando, que tan capaces éramos.

–Maldita vida y sus cauces–Peter lo dice al ver el reloj marcando las 12:00 p.m.

–Estamos llegando Zac ¿?

No digo nada, nos falta una cuadra, yo sé que podemos.

–¡Listo llegamos!

–Parquea el puto auto cabrón, no podemos salir en la mitad de la calle.                    

–Mira gilipollas, calla esa boca.

Parqueo el auto y todos salen sin pedir permiso y con sus maletas cada uno, la mía la llevaba en la cajuela. Me demoré, no abría.

–¡Vamos cabron, abre putaaa!

Gilipollas

Le tiro una patada y abre inmediatamente, corro, acelero mis pasos y me encuentro a todos reunidos sentados en un mueble rojo. Un hombre grueso negro, toma mi maletín sin pedir permiso, me revisa los pantalones, y me tira hacia el mueble.

¡Mierda!

Un hombre con aspecto de jefe y dueño de esas mil propiedades que mencionó nuestro líder, aparece limpiando sus manos, nos mira fijamente y vuelvo a mirar las manos que limpia con suavidad. Es claro que acaba de golpear a alguien, en que mierda me he metido.

PERFECTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora