22.

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Con los brazos pálidos cruzados sobre el pecho contrastando espléndidamente con la tela negra de la remera, su peso apoyado en una pierna enfundada en jeans oscuros que se perdían bajo las botas de motociclista y el flequillo cayendo parcialmente sobre su expresión irritada, YoungJae era, en sí, la mayor fantasía que pudo haber cruzado por su mente, decidió JaeBum. Un encanto andante.

—Por qué llegas tan tarde —inquirió con fiereza la dulce voz de su encanto.

—Se me descompuso el acelerador de la moto, mira —soltó el manubrio y ésta siguió andando como si nada, JaeBum llegando incluso a cruzar los brazos sobre su pecho sólo para darle más énfasis—. Cuando quiero frenar fuerza el motor y tampoco puedo hacer cambios sin tener que detener la moto o patearla muy fuerte.

—¿Cómo pasó esto? —ya más calmado subió detrás del chico, acomodando su mochila en medio de ellos porque había descubierto que el peso de sus cuadernos hacía que se abriera sola y era terrible siquiera imaginar que se le cayeran sus cosas o que llegaran a ver la lonchera Disney que solía llevar cuando su madre se hacía de tiempo para prepararle merienda.

—... es que acelero mucho.

Y partieron en medio de ruidos de motor forzados y la muñeca del pelirrosa casi gritando en protesta por la fuerza con la que se aferraba al manubrio, consiguiendo menguar la fuerza de su moto luego de un rato y yendo lento y seguro en el tramo mientras intentaba que se acostumbrara al ritmo normal de nuevo. YoungJae suspiraba.

—JaeBum, bajémonos y vayamos a pie. Tardamos más así.

—No, llegamos con ella y nos vamos con ella.

La gente les pasaba de largo en trotes y caminatas, irritando cada vez más a YoungJae hasta que un niño en silla de ruedas se percató de la situación y llegó jovial hasta ellos, dando giros expertos y tocando un pequeño timbre instalado en su transporte; incluso tuvo las pelotas de ir frente a la moto de JaeBum y seguir su camino, moviendo sus ruedas adelante y atrás en una especie de baile.

JaeBum masculló:

—Ya no voy a abonar a Teletón.

🍒

Jackson los recibió con un entusiasmo aplastante para tan temprana hora en la mañana.

—¡Cancelaron las clases! Están protestando por algo a lo que no le presté atención porque...

—Estaba demasiado ocupado fastidiándome —interrumpió JinYoung, contando distraídamente el dinero que tenía en su billetera bajo la mirada de halcón de BamBam—. Quiero café, bebamos café.

—Cuando se te acaba la cafeína que ingieres te pones todavía más malhumorado —espetó el chino— y yo soy el que lidia con eso.

—Pues si no quieres lidiar conmigo bien puedo ir con alguien más.

—No, yo contento con tu odio. Encantado, fascinado.

Mark, que había permanecido callado hasta ese entonces por estar enviando mensajes a quién sabe quién, levantó la mirada hacia los recién llegados y les disparó una sonrisa pícara.

—Tengo novio —lanzó sin más.

YoungJae fue el primero en reaccionar.

—¡Eso es genial! ¿Desde cuándo?, ¿por qué no nos habías dicho?, ¿por qué no me hablaste de él...?

—¿Cuántos años tiene? —JinYoung tenía una mirada aguda, olvidando por un momento su conteo para cruzar los brazos y ladear la cabeza, adoptando su posición favorita a la hora de juzgar. Mark chasqueó la lengua.

—Diecisiete.

—Mhm —no soltaba una.

—...me había dicho que tenía diecisiete hasta que ayer, en nuestro cumplemes, me confesó que en realidad tiene trece —hizo una pausa donde YuGyeom escupió su chocolatada para soltar una carcajada chillona, los demás siguiéndole en segundos como hienas desesperadas por aire—. ¡No es divertido! Me siento como un pedófilo. Menos mal nunca lo toqué de manera inapropiada.

—A esa edad seguro ni él se tocó el pipi todavía —Jackson disfrutaba como nunca—, ya sabes, porque tiene trece —vociferó— años.

—Shhh, ¡cállate! —el americano le empujó y el otro continuó partiéndose como si nada. JinYoung les silbó, apuntando hacia la salida antes de girar sobre sus pies y marcharse en dirección a su cafetería favorita. Le siguieron sin quejas, manteniendo las burlas.

—Imagínate que se entere la policía —picó BamBam.

—Hay que mantener la boca cerrada —susurró teatralmente YuGyeom.

—Pero en serio, Mark —el tono desaprobatorio de JinYoung contrastaba totalmente con su rostro, rojo por las ganas de estallar en una risotada poco característica de él—, ¿no te da vergüenza con lo viejo que estás?

—¡Apenas tengo dieciocho!

—¡¿Qué dijiste?! —gritó Jackson acomodando sus cuadernos en la mochila y evitando casi con elegancia tropezar con una piedra para luego terminar haciéndolo con un montículo elevado de tierra—. ¡¿Que sales con un niño de once años?!

—¡¿Qué dijiste?! —añadió JaeBum—. ¡¿Que sales con un niño de once y tienes veintiocho?!

—¡Tengo dieciocho!

—¡¿Treinta y ocho?!

En medio del escándalo una patrulla cruzó a su lado y todos guardaron silencio a la vez, manteniéndose tiesos en su sitio hasta que se perdió en una vuelta. Eran idiotas, pero no estúpidos.

Minutos después, avanzando en absoluta paz con el asunto superado, Mark se defendió:

—En serio parece mayor...


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BUENAS TARDES, ANGELITOS. TODO ESTÁ BIEN PRENDIDO POR ACÁ, INCLUYENDO LAS CALLES QUE ME ESTÁN ASANDO.

¿Les está yendo bien?, ¿están alimentándose como se debe?, ¿durmiendo bien? Recuerden tomar mucha agua y no abusar de la chatarra porque la gastritis es bien cabrona. 

Los extraño mucho. Siempre creo que por fin voy a poder volver como para actualizar seguido pero termina resultando que no así que ya no más falsas promesas acá, sólo falsas promesas para mi crush. AH, VERDAD.

VIERON EL VLIVE DE AYER DE JAEBUM. ESTOY MUY TRISTE Y ENAMORADA. DA PARA UN SUICIDIO COLECTIVO.

TENGAN MUY BUEN DÍA. CUÍDENSE UN MONTÓN. ME ENCANTAN.


pink as my dickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora