El Dr. Kirstein

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—Enanoooooo.
—Mhmg...
—E-na-noooooo.
—...
—¡Rivaille!

Tan jodida era la mañana, tan jodida que dolía, la cabeza le estallaba, ¿Cómo diablos se había metido a su apartamento? Maldita cuatro ojos. Pero ya no estaba para renegar en ese momento. —Tch ¿Porqué mierda estás aquí?— Cuestionó. —Erwin me sigue molestando de que no te has levantado y suena preocupado, así que tomé las llaves de repuesto.— El Ackerman suspiró. —¿Como es que tienes llaves de mi apartamento? Ahg, como sea... A todo esto ¿Que hora es?— Preguntó acomodándose en la cama para alcanzar su móvil. —Casi las 12 y tengo llaves porque soy la dueña ¿Que lo olvidaste enanin?— La hizo a un lado levantándose molesto. —¿Donde está Erwin?— Preguntó caminando hacia su closet. —En su apartamento.— Zoe se sentía acalorada en ese momento, mientras ella portaba prendas con total orgullo, Levi estaba casi como su madre lo había traído al mundo, unos boxers en negro eran lo único en su cuerpo tonificado. —¿Ha-has seguido haciendo ejercicio?— Preguntó la castaña mientras se levantaba de la cama, pues se había sentado. —¿Mhm? Pues... Francamente sólo en casa, no hago la gran cosa.— Dijo normalmente. —Pues creo que estás mejor que cuando estábamos en secundaria.— El más bajo levantó una ceja con picardía, llevando su vista a la mujer de lentes a su lado. —Pues... Puedo decir que tú también te pusiste mejor.— había sido mucho, bastante que no tenía relaciones, tal vez acercarse a su amiga no haría daño, después de todo, Hanji siempre fué muy compatible en el sexo con aquel blanquecino. —¿Oh, en serio? ¿Que tal si me lo demuestras?— Expresó la mujer recostandose en la cama, esperando a que con los lentos pasos del pelinegro, se fueran a fundir sus cuerpos.

La hora acordada entre el Ackerman y el castaño de ojos sol había llegado, Levi se estaba saliendo de bañar, llevando la toalla en cadera y pelo, se preguntaba que pasaría y lo que conllevaría convivir más con sus compañeros de trabajo, que ahora sentía un mal augurio a eso, pues ya había visto a sus ex de universidad y a Annie, aunque poco fue el tiempo que la vió, Jean aún pasaba por su cabeza, ¿Que era eso? ¿Porqué? Después de tanto tiempo sentía como su corazón retumbaba desesperado, necesitaba respuestas, ya se lamentaba por aquello, pues ya había sido franco de que no las quería, pero aún así las anhelaba con tanta histeria, quería morir, quería saber cosas que le volarían la cabeza si es posible.

—Buenas noches.
—Hola. ¿Que no hoy es tu día libre?
—Lo es, sólo que mi gefe me citó.
—Vaya.
—¿Y tú a donde vas?
—Oh, pues Hanji, Rick y yo planeamos ir al bar Survey Corps Queda muy cerca de aquí. ¿Te nos quieres unir después?
—Yo te llamo.
—Ok. ¡Hanji!

Supuso que Zoe se vería sexy, ahora que lo pensaba, no debía de asistir con ellos, mañana tendría que trabajar, pero lo pensó, lo estuvo procesando camino al hospital, tal vez podría llevarse a Eren, no se conocían ni nada,  pero algo había en él que era atractivo, obviamente, esos ojos color dorado era lo que había detonado en Levi, pues jamás había visto un color tan intenso en ojos, algo en él le decía que debía de saber más de su vida, de indagar, era la primera vez en la que Ackerman no se fijaba en la apariencia, además de que no le faltaba que decir, era apuesto en todos los sentidos, además de su muy trabajado cuerpo, después de todo ya era un poco mayor. Al llegar al lugar suspiró cansado, apenas ayer había sido su primer día y ya quería renunciar, más algo le daba fuerza y energía, eran sus conocimientos, el poder de ayudar al necesitado, eso era lo que le impulsaba.  —Buenas noches.— Se acercó a la recepcionista que se encontraba de espaldas, supondría que sería la rubia que vio en la mañana. —Buenas noches, ¿En que puedo ayu- ¡Wow!— El azabache se crespo al escuchar semejante grito, aún más al ver de quién se trataba, ¿Acaso era mala suerte la que tenía? Con esta persona ya iban 5 ex que se encontraban trabajando en el hospital. —Diría lo mismo, pero ya nada me sorprende Historia.— La ojiceleste levantó una ceja con una sonrisa. —Eso quiere decir que te encontraste a Annie ¿No es así?— Rodó los ojos, ni quería saber. —Nos vimos muy poco, pero no quedé en buenos términos con ella, recuérdalo.— Reiss asintió con fervor y le sonrió nuevamente.

Acerca del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora