Alice despertó sorprendida de la ausencia de pesadillas de aquella noche. Tomó su olvidado tablero de dibujo y empezó varios trazos de figuras que desfilaban en su cabeza. Fue tomando nota de los colores de las vaporosas telas que fluían en su interior. Sonrió sorprendida y tomó el retrato de su pequeño Josh, sonriente en sus brazos. Así él la quería siempre, feliz y eso es lo que le daría.
Sin perder más tiempo, se duchó y fue hasta la vieja tienda donde siempre tenían las telas que ella imaginaba y necesitaba. Claro, no tomó en cuenta que era el tercer sábado del mes y Karina no atendía ese día. Rituales sagrados de cada persona –pensó.
Aun así, su energía bullía y se sentía viva. Como no lo había estado en todos esos años. Fue hasta su amada "Creaciones Apasionadas", miró con atención cada uno de los modelos que había diseñado. Siempre tenía en mente a la persona que lo llevaría, imaginaba quien sería la persona ideal, que lo luciría tal como ella lo quería.
Tocó las delicadas siluetas que se deslizaban con suavidad en sus dedos expertos. Se sentía tan en paz ahí... era su lugar. Y ahora no abandonaría aquel sueño que había tenido hace mucho, que había realizado y había estado a punto de dejar caer.
No más. Ella daría todo de sí para tener la vida que soñó. Y estaba en el lugar donde todo había iniciado. En "Creaciones Apasionadas", donde su primer diseño vio la luz. Recorrió el lugar, tenía tantos recuerdos en cada rincón de la pequeña tienda.
En la parte posterior, la pequeña bodega casi vacía le dio la bienvenida. Sintió nostalgia al recordar cómo había sido una vez. Lo que volvería a ser.
Sus ojos se encontraron con una pila de sus hojas de diseño. Tenía unas cuantas aún regadas por ahí también, como por su departamento. Las fue repasando, algunas tenían modelos casi terminados, otras tan solo esbozos. Al final, estaba su modelo.
Lo había dibujado tal y como lo vio en su mente. Conforme el lápiz trazaba, ella supo que era suyo. Que le pertenecía más que ningún otro, que tenía que ser solo suyo. Era perfecto y había llegado el momento de trabajar en él.
Sonrió a otra de las fotografías que conservaba ahí. En un momento de dolor, había pensado en quitarlas... tal vez ayudaría. Era un marco doble: una fotografía de su boda y otra del bautizo de Josh.
No lo pensaba más. Eran parte de lo que había sido su vida. De una parte que no quería perder, pese a todo. Lo que la impulsaría a continuar, con tan solo pequeñas miradas atrás. Miradas llenas de anhelo o recuerdos, no más rencor.
Los días avanzaban en su rutina ahora normal. Dibujaba, daba órdenes para confeccionar bajo su supervisión, elegía telas, atendía a uno que otro cliente, salía con Camila, Kristen e incluso tomaba su café con Tyler.
Dejó poco a poco su temor a conducir. Lo retomó como casi todo en su vida. Visitaba la tumba de Josh aún, le contaba de su día algunas veces. Él siempre sería parte de su vida.
El tiempo iba sanando las heridas que se había empeñado en conservar y el odio que había alimentado. Las cosas que habían sido imperdonables iban tomando matices diferentes. No era fácil ni era rápido, pero podía llegar a sanar.
***
Aquel era un día que "Creaciones Apasionadas" permanecería cerrado. El bautizo de la hermosa hija de Kristen, Adalina, que tenía los mismos ojos azules de la familia McCallister; era un evento al que no podía faltar. Era su madrina.
Al entrar en la iglesia, varias miradas se posaron en ella. No le importó. Fue hasta el altar, donde el padrino de Adalina ya estaba situado. Él le saludó con un breve beso en la mejilla y le ofreció el brazo, que ella tomó agradecida y sonriente. Todos murmuraban y, una vez más, no le importaba.
Adalina estaba preciosa en su vestido blanco, que Alice había diseñado exclusivamente para la pequeña. Derramó unas cuantas lágrimas en la ceremonia, inevitable y reiteró las promesas de ayudar en la crianza de la niña.
A su lado, el padrino cargó a la niña hasta la fuente bautismal y los flashes de las fotos volaron por todas partes.
En cuanto concluyó la ceremonia, Kristen se acercó hasta Alice para estrecharla con fuerza y agradecer su presencia.
–Siempre serás mi hermana –afirmó Kristen aún con Alice en sus brazos.
–Y tú parte de mi familia –sonrió Alice con cariño.
Más invitados se arremolinaron alrededor de Kristen, por lo que Alice se retiró de la multitud que marchaba fuera de la iglesia.
–Estás hermosa –pronunció Tyler detrás de ella.
–Gracias Tyler, tú te ves muy bien también.
–¿Me acompañas? –le ofreció su brazo para salir de la iglesia.
Alice lo contempló durante un largo instante. Algo captó su atención en el altar de la iglesia. Tyler siguió la mirada de Alice.
–Ya veo –soltó con una sonrisa torcida– estaré en la fiesta –añadió. Su mirada dijo más.
Alice caminó hasta situarse al lado del hombre que aún estaba reclinado en el altar. Él la notó a su lado y le dedicó otra sonrisa.
–Lo has hecho –dijo él admirado y ante su extrañeza explicó–: el vestido, tu diseño. Es perfecto para ti.
–Sí –¿él lo había visto? ¿Cómo había sabido?
–¿Te has retrasado? –preguntó con referencia a los invitados.
–Quizás –se encogió de hombros.
–¿Sabes? –Joseph la miró con cariño–. Una vez amé a una mujer.
–¿Y qué sucedió? –inquirió Alice en un susurro.
–No pude ser el hombre que ella merecía.
–¿La perdiste?
–Quizás... –desvió su mirada– he encontrado a alguien diferente en ella.
–¿Y la amas aún?
–De todas las maneras posibles.
–¿Sabes? –Alice tomó su mano–. Yo también amé una vez a un hombre... y terminé con el corazón roto.
Él siguió mirando a lo lejos hasta que Alice le tocó el rostro. Sus ojos azules se fijaron en el rostro de ella.
–¿Aún lo amas? –la intensidad de su mirada parecía irradiar calor.
–No, ya no –Alice contempló la tristeza en él– ahora amo a otro hombre.
–Espero que seas muy feliz –Joseph acercó su rostro al de ella.
–Es mi deseo también –cerró el espacio entre ellos y posó los brazos sobre su cuello.
–Te amo –se escuchó un breve susurro que no se distinguía de qué lugar provino. Solo sus respiraciones entrecortadas que parecían incrementar la apacibilidad del lugar.
Estaban solos en ese pequeño mundo que apenas iniciaba y abría posibilidades inimaginables. Porque, cuando se ama a alguien, todo es posible.
**FIN**
Nota: Esta historia corta la escribí hace mucho tiempo y no estaba segura de subirla, lo hice porque me recuerda que fue la primera vez que acepté que "mis" personajes tenían sus propias ideas sobre sus historias y que por mucho que me gustaría cambiar las decisiones que tomen (porque son contrarias a lo que yo haría o porque no estoy de acuerdo) no queda bien hacerlo, no se siente correcto (y tras esta historia, fui a cambiar el final de una historia a la que traté de forzar en otra dirección que no era la que los personajes habían señalado). ¿Suena loco? Quizá, sí. Espero volver con más historias (actuales).
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Cuando amas a alguien
Short StoryHistoria corta, escrita hace muchos años, con un toque dramático, triste y unos leves indicios de romance.