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La noche estaba cayendo cuando Takuto y Mitsuki llegaban a casa, el shinigami ya se había dado cuenta de lo confiada que estaba la niña pensando que, eligiera al que eligiera, ambos chicos permanecerían a su lado

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La noche estaba cayendo cuando Takuto y Mitsuki llegaban a casa, el shinigami ya se había dado cuenta de lo confiada que estaba la niña pensando que, eligiera al que eligiera, ambos chicos permanecerían a su lado. Sin embargo, este bien sabía que no todo era tan fácil.

Si decidía quedarse al lado de Eichi, él aceptaría ser shinigami para siempre, sin dar condiciones a sus superiores. Y si ella lo elegía a él, estaba casi seguro de que Eichi regresaría a Estados Unidos para no regresar jamás. Quería explicarle esto a su amada niña, pero tenía miedo, le asustaba lastimar nuevamente su inocente corazón. Sin embargo, debía decírselo, de lo contrario, saldría más lastimada al momento de la separación.

—Mitsuki, hay algo que debes saber. —Le dijo Takuto, mientras entraban al patio de la casa.

—S-sí? —Preguntó la confundida niña, a la vez preocupada por el tono del gato al decirlo.

—Sabes que cuando decidas con quién quieres quedarte, inevitablemente el otro se irá para siempre,  ¿No es así? —Interrogó él, rogando estar equivocado.

—Yo... E-esto no... —Balbuceó a punto de llorar la triste Mitsuki. —No me había dado cuenta de eso. Si... si digo un nombre... el otro saldrá herido, ¿Cierto?

—Y para evitar sufrir tanto... —Continuó la explicación, siendo cortado por una ahora madura niña, no tanto como alguien mayor de edad, sino más bien como la idol de casi 17 años que tuvo que abandonar parte de su inocencia debido a su carrera artística.

—El que no sea aceptado preferirá irse para siempre... y lo entiendo. —Expresó la comprensiva niña. —Tal vez ya lo sabía, pero, mi mente no se atrevía a aceptarlo...

La verdad había golpeado muy duro a Mitsuki y a pesar de todo, ella seguía intentando comprender a los chicos que le habían robado su corazón. Ahora ella sabía que, a pesar de querer evitarlo, terminaría lastimando y alejando de su lado a uno de ellos al tomar una decisión definitiva.

Sin embargo, eso no quitaba el hecho de que, al no decidir, tal vez terminaría hiriéndolos a ambos. Su indecisión era cada vez mayor y mayor era también la seguridad que tenía Atsuko de que su plan saldría tal y como lo había previsto al aprovechar la sugerencia del shineko, plan que había sido detectado por Eichi, pero que él no pudo descifrar al saber que la bruja no sería capaz de dañara nadie, y menos a la niña que él tanto quería. Estaba seguro de que ella lo había salvado por sus puros sentimientos y de que dicho plan sería a favor de la felicidad de todos.

Dos CaminosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora