Cap. 47

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Al desaparecer el jinete nos quedamos unos segundos detenidos como si nuestras cabezas estuvieran tratando de digerir lo que había ocurrido, no solo nos había atacado un jinete si no que además la llegada de Parrish hizo que este se esfumara como si nada lo cual resultaba extraño hasta para este lugar.

Luego de que Corey y yo lográramos ponernos de pie siguió tratar de despertar a Naiara, la chica estaba aún desmayada en el suelo así que Hayden se ofreció a llevarla a su casa para asegurarse de que despertara, nadie se opuso a esta idea además de que Corey se ofreció para hacerle compañía.

Cada uno de los chicos tomó su camino y aunque todos planeaban ayudarme a recoger sabía que debía afrontar las consecuencias de esto yo solo, la hora en mi reloj me decía que Scott estaría en casa pronto así que ese hecho solo ya era un problema.

Por más rápido que trate de levantar el lugar no sirvió de nada, a los pocos minutos Scott ya se encontraba en su habitación mirándome con una clara desaprobación.

—Debíamos encontrar un lugar seguro— me justifique mientras el mayor veía los destrozos que se formaban a su alrededor —Entonces hicimos la fiesta aquí.

—¿Quien dijo algo sobre una fiesta?

—Al menos salvamos a Gwen—la preocupación en su rostro era evidente y cuando se acercó a mi solo pude sentirme como un niño que acababa de romper la vajilla.

—Pero vieron a uno de los jinetes.

—Corey lo hizo visible para pelear con él .

—Claro, pero el libro dice, que si ves la cacería salvaje, te llevan.

—Todos en la fiesta lo vieron—la clara expresión de terror en él me hizo entender que tontería acabábamos de cometer— ¿Eso significa...?

—Se llevarán a todos—confirmó mis sospechas—Debí estar aquí.

Sus palabras me provocaban una decepción hacia mí mismo, yo era el que debía mantener las cosas bajo control cuando él no estaba pero parecía que mientras más lo intentaba peor era el resultado.

Traté de proponerle alguna solución pero me sacó de una forma muy sutil explicando que podría tener problemas con mis padres si llegaba tarde a casa, lo cuál no me hubiera importado si lograba ayudar a corregir lo que había causado.

Al final terminé en casa listo para tratar de realizar la tarea que más imposible me resultaba últimamente, dormir.

Mi cabeza no dejaba de dar vueltas alrededor de los jinetes, no solo en el enorme problema que teníamos ahora de la posible desaparición de todos sino de los aretes que había encontrado en mi mochila, eso no tenía una explicación clara ya que no tenía sentido que fueran para alguna chica de la manada, no tenía esos detalles con ellas y tampoco era cumpleaños de alguna.

Al mirar mi mesa de noche encontré la caja en esta, la tomé entre mis dedos examinando los pendientes dentro de este, eran una extraña imitación de perlas o al menos eso simulaban, la punta de estos se había doblado un poco lo cual relacioné cuando mis dedos chocaron con estos.

Si mis presentimientos eran ciertos esto era de alguien a quien habíamos olvidado, no solo eso, tal vez esta persona me ayudaba a mantenerme controlado.

(...)

A la mañana siguiente tenía un mensaje de Scott que me pedía ir a su casa antes de la hora del instituto, no dude ni un segundo en ir así que luego de arreglarme fui corriendo al lugar.

En el camino volví a pasar por aquella casa de la que tanto veía que sacaban cajas, era claramente una mudanza e incluso había una improvisada venta de garage atendida por un chico que claramente no quería estar en aquel lugar.

Mi curiosidad pudo más que yo y aunque tal vez tardaría un poco más en ir a casa de Scott, algo me decía que tenía que ir ahí.

Al estar frente a aquella mesa con diversas ropas y artefactos de distintos usos la sensación de familiaridad apareció nuevamente, todas las cosas me parecían sutilmente familiares pero no tenía sentido.

—¿Vas a comprar algo?— la voz del castaño frente a mi me sacó de mis pensamientos.

Al parecer llevaba más tiempo del que había pensado viendo aquella mesa.

—Solo estoy viendo... ¿Porque están desalojando la casa?

A pesar de que al chico le pareció extraña mi pregunta al final le quitó toda la importancia volviendo la vista a su teléfono para responder algunos mensajes antes de aclarar mi duda.

—Mi Tia murió así que tenemos que sacar sus cosas.

En la mesa se podían apreciar algunas prendas que se veían demasiado juveniles para alguien mayor así que llegue a pensar qué tal vez era una persona joven lo cual hacía aún más aterrador la voz sin emoción que tenía el chico al hablar de aquello.

Como si hubiera leído mi mente el vendedor volvió a abrir la boca.

—Creemos que albergaba vagabundos o algo así, muchas prendas más pequeñas estaban rasgadas como si de un animal se tratara, era asqueroso y nos hizo perder mucho dinero– al terminar la frase soltó un bufido de frustración.

Conocía perfectamente lo que significaban las marcas de destrozo en la ropa, sobre todo si parecía algo animal aunque podía estar paranoico, estaba más que claro que a esta gente no le importaba su pérdida y solo querían un beneficio de la situación lo cual me daba asco.

Cuando estaba por darme la vuelta para irme me di cuenta de algo que había en la mesa, no era nada parecido a lo demás pero al verlo lo reconocí al instante, era una camisa de chico, pero no cualquiera, eso era mío, la había estado buscando por mucho tiempo.

—Esto de quien es— Tome la camisa colocándola frente a su rostro.

—Escucha amigo, no sé de quien es cada cosa, si la vas a comprar adelante y si no ya lárgate — el claro tono de irritación me decía que ya era hora de irme.

Estaba seguro de que era mía debido a una costura improvisada que tenía en el costado, de la había hecho luego de rasgarla por accidente con un árbol.

Saque mi billetera y pregunté por el precio, le entregue los diez dólares al chico y me fui de aquel extraño lugar con la cabeza dándome vueltas.

MONSTER (Liam Dunbar y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora