Ella salió corriendo de la casa, oyó disparos y notó un par de golpes en su espalda pero no se detuvo, no podía permitirse pensar en si estaba herida.
La adrenalina la recorría permitiéndole seguir adelante, llegó a la calle principal mientras varios hombres trajeados la perseguían.
"No hay nadie ¡¿Por qué no hay nadie?!" Era por la tarde, pero no tan tarde como para que la calle estuviera completamente desierta, el sol continuaba en el cielo "¿Qué está pasando?"
La gente alertada por los disparos se había escondido evitando involucrarse, Tania no iba a recibir ayuda de nadie.
Centrada en escapar, corría mordiéndose los labios y en ese momento se le pasó por la mente la persona que la había atraído hasta ese lugar."¡Esa maldita anciana, me tendió una trampa!" El miedo inicial se tornó en ira mientras le daba vueltas a ese pensamiento."Maldita vieja, parecía una mujer inofensiva ¡Me Mintió!" Tania mordió con fuerza su labio hasta el punto de hacerse daño, sintió el sabor de una gota de su propia sangre y en sus ojos un leve brillo rojo se comenzó a intensificar.
Cuando se quiso dar cuenta había corrido tan rápido y tan lejos que ya no sabía donde se encontraba y los hombres que la perseguían hacía rato que fueron dejados atrás.
Se detuvo agitada y miró a su alrededor atusando sus cortos cabellos negros. Se relajó al comprobar que estaba sola en la calle.
Vio una cabina telefónica y se metió dentro sin pensarlo dos veces, descolgó el auricular y suspiro mirando al techo.
─ Y ahora, ¿Qué hago?─ susurró Tania.
Dejó caer el auricular que se quedó oscilando del cable y se tapó los ojos con las manos. Apoyada en la pared de la cabina comenzó a bajar hasta quedarse sentada en el suelo.
Descansó en silencio un rato hasta que alguien dio unos toquecitos en el cristal.
Tania alzó la cabeza y vio fuera de la cabina a dos niños de unos 10 años mirando extrañados.
─ ¿Qué te pasa? ─ preguntó el niño que parecía mayor de los dos ─ ¿No tienes suelto para hacer una llamada?
La chica se levantó y puso una sonrisa amable para evitar preocupar a aquellos chiquillos.
─ No pasa nada, no os preocupéis.
Y el menor dijo mientras señalaba al suelo.
─ Debajo siempre hay monedas, la cabina está rota.
─ Chsss, calla ─ el mayor le propinó un codazo al menor para que no se fuera de la lengua, pero al ver la cara de confusión de de Tania decidió explicarse ─ Es un secreto, solemos coger las monedas que se caen por debajo para comprar caramelos. Puedes coger algunas, pero no todas, son nuestras.
─ Y no se lo digas a nuestra madre o nos echara la bronca por comer caramelos ─ después de decir esto el mayor volvió a chistar al pequeño.
Ella no pudo evitar esbozar una sonrisa recordando cuando era pequeña, esta escena le resultaba muy familiar.
─ No os preocupéis, guardaré el secreto ─ sonrió guiñando un ojo y puso su dedo índice delante de la boca ─. Cogeré una única moneda ¿vale chicos? Solo necesito hacer una llamada.
Los dos niños asintieron y se alejaron un poco para dejarla llamar en paz, pero no muy lejos para verificar que realmente solo tomaba una moneda. Cruzaron la calle y se quedaron mirando desde una esquina como si se creyeran que no podía verlos, no pudo evitar reírse.
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Alma Dragon
FantasyTania Vedrac nació en un mundo que antaño fue gobernado por dragones, ahora esas criaturas se encuentran extintas, solo dejaron sus huesos y leyendas. Sin embargo, ella junto a sus amigas viajaran a la ciudad de Drantalia para descubrir que no todo...