Hace 1000 años aproximadamente.
Un muchacho enclenque caminaba encorvado entre ennegrecidos árboles. Nadie osaba adentrarse en las Tierra de los Dragones, por ello el chico pensó que sería un buen lugar donde ocultarse, al menos no despertaría con un cuchillo al cuello, pero tras ver el devastado bosque se dio cuenta que tal vez no fue su mejor idea.
Ante la amenaza del negro cielo a punto de descargar, el chico se resguardo en el interior de un tronco hueco, sen envolvió en su capa harapienta y cerró los ojos ignorando aquellos rumores sobre este bosque:
Guerra. Muerte. Historias de dragones matándose entre ellos, pues la vida de un inmortal solo puede ser extinguida por un igual. Arrasaron este bosque, como tantos otros, sin impórtales que se interponía en su camino. Pero ese no era problema del chico que ya dormía profundamente.
Aunque no tardó en despertar a causa del quejido de su propio estomago, y abrazado a sus rodillas esperó. Esperó a que el sueño venciera al hambre. Y de repente el susurro de la lluvia se detuvo. El chico sacó la cabeza de su escondite y un fogonazo ilumino el cielo obligándole a cerrar los ojos. El sonido del trueno llegó poco después como el rugido de una bestia.
El chico se volvió a esconder y otro rayo retumbó a lo lejos, luego otro y otro. Al final se decidió a echar un último vistazo y vio líneas de luz serpenteando tras las nubes negras, con cada destello un nuevo alarido del cielo.
Apenas distinguía nada salvo el hecho de que las luces se iban acercando. Observó detenidamente la oscuridad hasta que por fin lo vio:
"¡Un Dragón!"
"¡Un Dragón!"
Una silueta negra se precipitaba contra el suelo. En el último segundo la criatura maniobró para eludir el golpe agitando sus rasgadas alas, voló rasante unos pocos metros antes de tropezar con los árboles y terminar contra el barro. Había dejado una hendidura en la tierra por su aterrizaje forzoso y muchos árboles arrancados.
Su enorme cuerpo yacía a escasa distancia del chico que, tras unos segundos de asombro, recuperó la cordura escondiéndose aterrado. Se tapó los oídos y cerró los ojos repitiéndose a si mismo que esto no estaba pasando, pero tras esperar no ocurrió nada.
Reunió el valor suficiente para comprobar si la criatura se había marchado, o mejor aún, que todo era producto de su imaginación. Pero no tuvo esa suerte, el dragón era muy real y estaba ahí tirado. Inmóvil.
"¿Estará muerto?"
El chico salió de su escondite y se quedó maravillado observando a la bestia.
"Es imponente... incluso muerto. Nadie a visto un dragón desde tan cerca y vivido para contarlo" el chico alzó la mano para tocar aquellas escamas negras "¿Serán cálidas o frías?" se preguntaba mientras sus ojos marrones, aun dudoso de si esto era real o un sueño, brillaban de emoción. Pero con roce de su mano la bestia resopló de dolor y el chico cayó de culo.
El dragón abrió los ojos, rojos, brillantes, como la sangre que brotaba de sus heridas abiertas. El chico se apresuró en ponerse en pie, pero el barro le hizo caer. Acabó escapando a gatas tan rápido como pudo hasta esconderse tras el árbol hueco. A pesar de tener las manos llenas de suciedad, se cubrió la boca con ellas conteniendo la respiración.
Por su parte el dragón giró despacio, en busca de ese corazón aleteante que le había despertado.
En mitad del oscuro silencio lo que rugió no fue el dragón, fue el estomago hambriento del chico, que trató de amortiguar el sonido cubriéndose la tripa.
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Alma Dragon
FantasyTania Vedrac nació en un mundo que antaño fue gobernado por dragones, ahora esas criaturas se encuentran extintas, solo dejaron sus huesos y leyendas. Sin embargo, ella junto a sus amigas viajaran a la ciudad de Drantalia para descubrir que no todo...