LATIN BLOOD - ELITE [descontinuada]

chapter seventeen

3 MESES ANTES

OLIVIA ABRIÓ SUS OJOS HALLANDO FRENTE A ELLA ESOS PRECIOSOS OJOS AZULES que tanto le gustaban. El rostro de Polo estaba frente al suyo, sus ojos estaban mucho más brillantes de lo normal y se encontraban acompañados por una sonrisa.

— ¿Qué hora es?

Polo se movió acercándose más a ella, apoyando su codo sobre el colchón mientras comenzaba a dejar numerosos besos en el rostro de la latina. Besó su frente, su nariz y sus mejillas hasta llegar finalmente a sus labios, sonrió en medio del beso al notar que Olivia soltaba un pequeño jadeo.

— Aún es temprano, tenemos bastante tiempo. —murmuró el muchacho volviendo a atacar sus labios.

— ¿Tiempo para qué? —Olivia lo observó con una sonrisa divertida, una carcajada escapó de sus labios cuando Polo se movió dejándola boca arriba sobre su cama mientras él se colocaba sobre ella ocultando su rostro en el cuello de la latina. El ojiazul besó la zona del cuello, trazando suave caricias con su nariz provocándole un cosquilleo a la morena.— Polo no podemos llegar tarde.

El español soltó una serie de palabras que Olivia no comprendió, un escalofrío invadió su cuerpo cuando la mano de Polo comenzó a descender por la piel de su cintura que estaba desnuda. La latina observó el rostro de Polo, sus ojos azules estaban más oscuros y más atrapantes, Olivia mordió su labio inferior con fuerza cuando Polo mordió con suavidad la zona de su clavícula, y aún así un pequeño ruido escapó de sus labios lo que hizo que una sonrisa burlona apareciera en el rostro del ojiazul.

— ¿Dijiste algo morena? Creo que no he oído bien. —Olivia colocó sus ojos en blanco y con una sonrisa se movió de forma brusca atrapando los labios de Polo con los suyos, tomándolo por sorpresa. Sin dudarlo Polo correspondió el beso, comenzando a bajar con lentitud los breteles del sosten de encaje negro que Olivia portaba.

Cuando las manos de Polo habían comenzando a descender más, con mucha fuerza de voluntad Olivia se separó de él levantándose de la cama del moreno. Polo ladeó su cabeza, observándola con confusión, sus ojos lucían como los de un pequeño cachorro abandonado.