Capítulo 20

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10 Años Después...

Dándole una última calada a mi cigarrillo, vuelvo a escribirte; preguntándome si alguna vez dejaré de hacerlo, si algún día podré sostener el papel sin pensar en tu piel, si algún día la tinta dejará de intentar llenar los vasos que dejaste olvidados en la alacena.

Preguntándome, si algún día mi mano trazará un nombre distinto al tuyo;  preguntándome, si algún día mis pensamientos tomarán el tren de la indiferencia, y acabarán lejos de tu estación.

Preguntándome, si algún día podré asentarme en alguna ciudad, cuyas calles no me hagan querer verte en las esquinas; una ciudad, cuyas noches no me hagan suspirar con agonía, y decirle al viento que faltas tú.

Una ciudad, cuyas mujeres no me hagan pensar en lo lejos que están de parecerse a ti; porque realmente, asemejándose a tu imagen, es la única forma en la cual yo podría decirles que las quiero, sin hacerlo de verdad.

Y me pregunto toda esa clase de cosas, dándole una última calada a mi cigarrillo, dándole una última mirada al papel, pasando mis ojos por encima de mi piel; y es tuya, y en ese preciso momento veo la respuesta a todas mis preguntas, y a todas es "no", porque no olvidaré los tiempos en los que a todas eras tú.

Camino y me tambaleo, mi lánguido sistema cede a las sustancias y las voces me empujan violentamente hacia el final.

Tirada al borde de la acera, donde me arrebataron al amor que creí sería eterno, sólo puedo pensar en que aguardan en mi mesa los comprimidos que pronto cubrirán mi lengua como las mantas de miedo cubren mi cuerpo y llenarán mi garganta como se llena gradualmente mi vaso de alcohol y pena.

Pronto llegaré a casa, esa que desde su partida no se siente como tal, pronto mis piernas llorarán, tiñendo de rojo mi paso, pronto la soga hará de mis gritos un cínico silencio, pronto el cañón se descargará en mi dolor.

Pronto el efecto se extenderá, extasiando a la muerte con su nueva adquisición, pronto mi cuerpo descansará, pronto mi alma podrá perderse en otra dimensión, otra en donde el frío no sea problema, en donde mi corazón no busque desesperadamente enlazarse al suyo, en donde la tristeza no se adhiera a mí, en donde pueda dejar de pensar en sus hermosos ojos color verde, en donde pueda evadir el infierno que me esperaba detrás de sus labios, en donde mis problemas no giren entorno a las letras de su jodido nombre.

Por diez años desee tanto causarme daño para encontrarnos de nuevo, no me eh atrevido hacerlo, ahora estoy aquí en algún lugar del mundo, charlando con ella, y aunque yo sea la única que habla, nuestras charlas siguen siendo la mejor de todas, se que desde donde está sigue cuidandome y dándome es fuerza que sigo necesitando.

La Primera Y Última (Camren) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora