La mirada de Newt estaba fija en algún punto de la nada. El extraño aparato se había llevado a Thomas apenas unas cuantas horas atrás, la noche seguía su curso y él siquiera había podido pegar el ojo. Escuchaba los murmuros a su alrededor, observaba unas cuantas figuras moverse sobre la arena. Algunos intentaban dormir, otros seguían partiéndose la cabeza sobre lo que había sucedido apenas poco tiempo atrás, y él, él solo estaba pensando en el idiota shank que le sacaba de sus casillas.
¿Cuánto tiempo más iban a soportar esas malditas pruebas? Estaba harto, probablemente, siquiera esa palabra alcanzaba a describir lo que sentía por aquel instante.
—La guardia le corresponde a Aris y a mí, tú deberías estar echándote una fuca siesta —Minho había terminado por sacarlo de sus pensamientos, tomando asiento a su lado al tiempo que movía una vara que quien sabe de dónde había sacado.
—Sí, bueno, intenta dormir con tantos malditos shanks que roncan al unísono. Te reto —el rubio rodó los ojos y terminó por estirar las piernas, echando la cabeza hacia atrás para cerrar los ojos por un instante.
—¿Estás de broma? Mataría por cambiarte el turno —los ojos del asiático se mantuvieron fijos durante un instante en la pequeña fogata frente a ellos, al tiempo que media sonrisa acababa por surcar sus destrozados labios.
—Entonces échate al piso y date por muerto. Yo vigilaré —el rubio simplemente había terminado por regresar la mirada al mayor, arqueando una de sus cejas al tiempo que le dedicaba una sonrisa.
Minho se quedó en silencio ante aquel pequeño y escaso gesto. Newt era Newt. Newt siempre tenía una sonrisa para él, para Thomas, para todos. Aunque sabía que algo no estaba bien con su rubio amigo, y bastaba con ver sus desganados ademanes para darse cuenta de ello. Pero el menor siempre era así: relajado, sonriente. Solo se había permitido el quebrarse en una ocasión y de aquello, ya había pasado demasiado tiempo.
En el desierto, probablemente no estaba permitido el flaquear, el dudar, pero entendía perfectamente que el garlopo de Thomas la estaba larchando con su mejor amigo. Apretó los dientes ante el pensamiento al tiempo que sus propias comisuras terminaron por descender.
Newt le observó en silencio, juntando sus cejas en un gesto que denotaba total confusión.—Shank, no seas pescado, en serio.
—No digas mamadas, Minho —el tono que había usado Newt era neutro, no había aflicción, no habría reproche: no había nada—. ¿Qué no ibas a dormir? Échate al piso, Clarabella.
Los pardos de Newt volvieron a perderse en la pequeña fogata que ardía a unos cuantos pasos de ellos. Minho terminó por apretar los labios y siquiera fue capaz de notar el pequeño sonido gutural que surgió desde el fondo de su garganta. No supo probablemente, el momento exacto en que extendió la diestra, terminando por coger el mentón del rubio y logrando que en consecuencia, este le observara con los ojos totalmente abiertos.
Fue un impulso, una cosa de nada. Minho había terminado por inclinarse en la dirección que se hallaba su amigo, rozando sus labios, percibiendo el sabor que apenas y había logrado recoger con aquel simple gesto. La calidez de la piel del menor se instaló en sus dedos, su pensamiento se disparó en mil direcciones. Flaqueó, ladeó el rostro y estuvo a punto de concretar la tarea dejada a la mitad; pero fue el puño del rubio estrellándose contra su mejilla, lo que le hizo retroceder y salir de manera abrupta del letargo en el que había caído por aquel instante.
Terminó por llevarse la diestra al lugar en que la explosión de dolor había iniciado, logrando enfocar apenas la figura de Newt que ahora, yacía de pie a su lado. Los ojos pardos del menor le observaban confundidos, quizá hasta dolidos. No podía descifrarlo. Había convivido con él tantos años durante el laberinto y justo en aquel instante, no podía comprender lo que Newt estaba expresándole mudamente.
El silencio se interrumpió solamente cuando los pasos del rubio sobre la arena, así lo dictaron. Durante un instante, Minho deseó seguirlo, aclarar que aquello había sido una total broma, una garlopa cosa de momento, pero se mantuvo anclado al piso, sabiendo de antemano, que siquiera sería capaz de decir una cosa como aquella.
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Ya no puedo tenerte | Newtmas | Libro 2
Fanfic"Estaban vivos, estaban a salvo, estaban juntos. Y de momento, eso era suficiente." Libertad. La palabra había sido grabada en sus mentes cuando dejaron el laberinto atrás, pero estaban muy equivocados: Ese solo había sido el comienzo. Newt finalm...