La generación de héroes que albergó al sucesor de All Might se ha graduado, han pasado un par de años y como había de esperarse, muchos han hecho ver sus relaciones amorosas al mundo. Jirō Kyoka, batallando contra la depresión y ansiedad, está vivie...
—Jirō-san... —extrañamente, mientras mira sin mirar la mano con la que sostiene la soda light, parece recordar la voz de Yaomomo.
Ésta misma noche también recuerda sus días de preparatoria, cuando Momo se fue, cuando Denki apareció sonriendo sin preocupaciones aparentes frente a ella, dispuesto a besarla y a conquistarla, cuando se mudaron juntos.
Recuerda que los primeros meses de relación con el chico eléctrico el amor era cálido, dinámico, divertido, ambos se sentían motivados por el otro y aunque vivían juntos, cada vez que se tomaban de las manos, su corazón latía más rápido, cada vez que sentía su boca cerca de su rostro, sentía que el vacío en su corazón se llenaba un poquito.
Hacer música juntos es lo que más paz le da en el mundo, e igual que estando en U. A., Aerosmith y U2 son a quienes mayormente interpretan. A veces se van a ver las estrellas en la azotea y a cantar, a veces lo hacen en el parque de la cuadra, a veces lo hacen en su sofá, pero ambos buscan la paz en el acto de cantar y tocar la guitarra juntos.
"I wanna trip inside your head, spend the day there, to hear the things you haven't say and see what you might see..."
A veces canta él, y ella se le acerca cada vez más con la guitarra en sus manos...
"I wanna see your thoughts take shape and walk right out, freedom has a scent..."
A veces ella canta, a veces ambos cantan y ambos tocan...
"The songs are in your eyes, I see them when you smile..."
Pero siempre, siempre, se miran a los ojos mientras suenan, mientras sueñan despiertos consigo mismos, mientras ven los ojos del otro, cálidos, húmedos, brillantes y dilatados en las pupilas, siempre se aman un poquito más al final de cada canción, siempre las terminan en besos, en un abrazo tierno, en caricias apasionadas, en amor que desborda por sus pieles y sus labios.
El cariño manifestado en besos y abrazos no faltó, el sexo no faltó, el apoyo mutuo no faltó, ni tampoco los marcos con fotos de pareja por todo el dormitorio, todo parecía perfecto. Hasta las noches, que tan aterradoras resultaban ser para Jirō, eran mejores.
Pasados unos meses de vida en pareja, sin que se agote ni un poco el romance, la fiebre del enamoramiento, inician un nuevo proyecto juntos, ambos son músicos, ambos tienen quirks que les ayudarían a algo como trabajar en un estudio de grabación musical, y así proceden, rentan un local muy cerca de su departamento y no se demoran en equiparlo, es su nuevo proyecto juntos, varios de sus amigos hechos en la escuela y en las oficinas de héroes los visitan para grabar una que otra canción de vez en cuando.
Son felices.
Parece que a Kyoka se le ha olvidado un poco que está tan deprimida, parece que se ha olvidado un poco más de los aromas a flores y las siluetas curveadas que antes le hipnotizaban y le inspiraban a masturbarse, parece que se ha olvidado un poco de todo lo que no tiene que ver con Kaminari y ella y su relación.
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Ahí sigue la chica, viendo la mano que sostiene su soda y a la vez viendo a la nada, con la mirada fría y vacía, recordando.
Cuando se hicieron novios, por obvias razones, no dejó que su madre se enterara, pero encontraba muy sencillo fugarse con él, pues a pesar de ser muy aprehensiva, casi no la buscaba cuando no la veía. Paseaban, tocaban, se amaban. Todo lucía muy bien al principio y así permaneció.
Sin embargo, como en todas las relaciones del mundo, habían errores de uno que hacían rabiar al otro y, aunque al principio se lo tomaban con calma y lo resolvían correctamente, fueron intensificándose.
Kyoka solía ocultar cosas, se le hacía muy fácil mentir para evitar conflictos en sus relaciones, el acondicionamiento de su madre no la dejaba ser de otra manera. Denki, tras aquella resiliencia y actitud relajada, escondía un temperamento realmente difícil, creció con padres que se sacaban de sus casillas ante cualquier mínima provocación, él, por costumbre, no podía ser diferente.
Sin embargo, no eran más sus problemas que sus sentimientos, que su amor, tenían una relación fuerte y firme. Podían sobrellevar cualquier cosa con madurez e inteligencia, su relación era, realmente fuerte y firme.
