Capítulo 31

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Estaba nerviosa

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Estaba nerviosa. Bueno yo creo que esa palabra no definiría a la sensación que estaba sintiendo ahora mismo. Había pasado una semana ya desde aquel bochornoso día en el que fui pillada con Connor por mi primo. Ese mismo día, cuando los chicos se fueron de la habitación de Emilia y mía, ésta no dudo en preguntarme toda la noche y haciéndome bromas de si me había acostado con Evans. Tuve que contarle todo, porque no tuve más remedio que hacerlo... bueno y porque vio la foto que el insufrible se sacó ese día para ponerla en mi fondo de pantalla.

Olvidando todo aquello, hoy estaba muy nerviosa por el simple hecho de que nos darían las notas del examen pasado; ese mismo examen en el que la pregunta última tuve que inventármela porque no me acordaba, y mientras esperaba a que dijeran mi nombre para ir a por el examen, me distraía garabateando chorradas en el cuaderno.

—Baby Foster.

Me levanto lo más rápido posible dirigiéndome hacia la mesa del profesor que con una amplia sonrisa me tendía el examen. Una vez de vuelta en mi sitio, me centré en la nota que había sacado. Un nueve. No estaba para nada mal. Pocos segundos más tarde, escucho la alarma que anunciaba el final de la clase, así que, sin tardar mucho más, recojo y guardo las cosas en mi mochila, para después salir de allí ya.

No sé cuál es el motivo, pero cuando salgo del edificio una sonrisa estúpida aparece en mi cara cuando mis ojos se paran en la persona apoyada en su Harley negra. Parecía estar demasiado concentrado en algo de su móvil, porque escribía muy deprisa con una cara de enfadado, —así que supuse que lo que viera no le agradaba—, y con un cigarrillo entre los labios.

Camino con paso normal hasta él. Se notaba que ya habíamos comenzado el mes de noviembre por el fresquito que comenzaba a hacer por las mañanas y por las tardes. Ahora mismo debían de ser las tres o por ahí de la tarde. 

Estaba realmente sexy cuando estaba distraído.

Remuevo aquellos pensamientos de mi cabeza cuando al fin llego a su lado y éste por fin levanta su mirada hacía mí guardando el teléfono en su chaqueta. 

Una sonrisa le aparece en los labios... ¡y dios que sonrisa! Estira su brazo hacia el mío, para después tirar de él y sin apenas esfuerzo y sin darme cuenta, acabo con mi espalda pegada a su pecho y sus brazos abrazándome por delante. 

—¿Estas bien? Te he visto con una cara de pocos amigos más seria de lo normal. —digo formando una muy diminuta sonrisa. 

—Si, estoy bien muñeca... solo que mi hermano es un puto cansino.

No tenía mucha pinta de que me estuviera diciendo la verdad, pero como no quería meterme en esto, decidí creerle (a lo mejor yo me equivocaba) y simplemente respondí con un "vale". Estuvimos casi un buen rato en aquella manera abrazados hasta que de pronto mis ojos se abrieron como platos y le hice la pregunta que llevaba tiempo haciéndome.

Love me, Baby #1 |Borrador 2020 ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora