WorldwideDuel ~ BTS

2. Usa la fuerza del otro en su contra

–Eso fue...

–Eso fue alucinante, increíble y algo espeluznante también.

Escucho las voces de los hombres desde lo alto, cada uno en su respectivo árbol, aún resguardados aunque la jauría de lobos ya no está más en el mapa.

Sabía que los lobos eran de temer; eran rápidos, feroces, fuertes y atacaban en grupo. Nunca me había atrevido a acercarme a un Velord o a sus mascotas, porque cualquiera que lo hiciera salía corriendo despavorido ante la amenaza de las bestias.

En este mundo lo desconocido es lo más peligroso, por eso me es sencillo pelear contra los monstruos y criaturas que ya he visto y analizado con anterioridad, sea de primera o de segunda mano.

Tenía miedo a enfrentarme contra algo nuevo. Sé que el Nivel de jugador influye mucho en qué clase de monstruos puedes enfrentar. Niveles bajos te permiten pelear con monstruos poco peligrosos, y mientras más subes de nivel, tienes más posibilidades de vencer cosas más peligrosas.

Acabo de comprobar, por pura necesidad, que con mi Nivel de jugador ya puedo lidiar con una jauría de lobos. Con daños, pero puedo terminar viva.

Creo que en este caso me alivió un poco saber que había personas que aunque no estaba segura que pudieran ser de mucha ayuda, eran un apoyo adicional aguardando en mi espalda. Y si moría en el intento, al menos alguien sabría de mi muerte.

Tenía miedo de morir sola.

Mientras guardo mi espada en su funda una notificación que me hace abrir los ojos de par en par aparece frente a mí.

"Recolectar 3,500 monedas, 50 diamantes y regalo sorpresa."

Lucho contra la sonrisa que se quiere apoderar de mis labios. Habrá sido una pelea riesgosa, pero la recompensa lo valía.

Al menos en esta ocasión que logré salir con vida.

–Mi nombre es Julian– una vez con los pies sobre el suelo, se presenta el que tomó mis armas y dio la orden de deshacerse de mí. Es un hombre de mediana estatura, algo fornido, de tez olivácea, ojos color chocolate y cabello negro. No sabría calcular su edad con exactitud, pero decir que parecía un hombre de poco menos de 30 años no parecía un disparate. –Y él es Will. William, pero le digo Will.

Will, en cambio, parecía su opuesto. Era más alto, de piel clara, cabello rubio oscuro y ojos verdes con pinceladas de miel. Parecía más joven y destilaba un aire de inseguridad, probablemente por su estructura delgada y su postura levemente encorvada.

Por alguna razón había notado que Will no me había vuelto a mirar a los ojos desde que me lanzó al río.

Asiento para hacerle saber que le he escuchado, pero no respondo.

–¿Podrías... tú sabes, enseñarnos a hacer eso que hiciste?

–¿Eso que hice?

–Veo que no eres tan lista como aparentas. ¡Me refiero a pelear así como lo hiciste!

Bien, el tipo Julian sabe como irritarme.

–Te recuerdo que fueron ustedes quienes me quisieron robar mis armas, me empujaron al agua y casi me matan. ¿Por qué debería ayudarlos?

–Porque te avisamos que venían los lobos.

–Ellos seguían al otro chico y luego los siguieron a ustedes. Te recuerdo, nuevamente, que no seguían mi rastro porque me arrastró la corriente del agua a la que ustedes me lanzaron.

–¿Ves? Te salvamos.

–Ustedes los atrajeron aquí y yo los salvé. Confórmense con eso. Adiós.