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—Se ve tan bonita cuando duerme— a lo lejos oía su voz ronca y a la vez tan cerca sentí sus brazos junto su calor en mi espalda.

Extrañe ese calor aunque me haya hecho falta un par de horas. Valentina me pidió dormir con su hermana, cosa que no tuvo derecho a hacerlo, comprendo perfectamente que la alegría de poder, según ella, conocer de nuevo a su hermana le haya provocado tal cosa. Además de que Lucía no quiso dormir con Eva y Valentina se sintió culpable de aquello. Yo tuve que compartir la cama con Will, ese delfín huele al dulce perfume de Valentina por estar tanto tiempo con ella, por desgracia no es lo es.

Me siento cansada, que el viaje sea de madrugada, sumando el día tan agitado que tuve y que Mari le costó dormir por la idea de que me iba de nuevo a pesar de prometerle que nunca lo haría no me favoreció mucho.

—¿Ya están todas despiertas?— pregunto sin abrir los ojos. Agradezco que no haya encendido las luces.

—De hecho, la señorita Lucía se ha metido en nuestra cama y me di cuenta hasta ahora, tiene a Eva como su colchón— ríe bajito—. No fue mi intención despertarte, como ellas han modificado el juego pensé que yo también podría, y vine a abrazarme a ti lo que queda de tiempo— besa mi cabello y lo acaricia, me hace sentir mareada todas esas sensaciones que mi cuerpo perezoso siente con eso— ¿Crees que a Will le importe cederme tal cosa?

—Sería un egoísta si le importara— respondo en medio de un bostezo—. Hasta va con nosotras al viaje, es un suertudo— sin nada más me giro, poniendo al delfín entre las dos—. Todo tuyo.

—Deberíamos comprarle una cuna— se me escapó una risita.

—Es muy temprano para que tus ideas locas salgan a la luz— consiguió que me restregara los ojos.

—Es nuestro bebé consentido— no podía verla, y tengo la corazonada que un puchero acompaña su ruego.

—No podemos comprarle una cuna, hay que comprarle un acuario— digo como si fuera lo más obvio para seguir su juego.

No volvimos a dormir, en su lugar nos quedamos hablando de cosas sin sentido, hasta que vimos que diez minutos de la hora acordada para alistarse habían pasado y no se oía ningún movimiento en la casa. Y la razón de eso es que cuando de buena fe fuimos a despertar a nuestras invitadas, estaban en un lindo plan. Eva con su cuerpo tapaba a Lucía, fue muy tierno encontrarlas de esa manera, la mayor de las Carvajal le susurraba cosas y estaban entre beso y beso. Hasta que Valentina se lanzó un clavado a la cama.

—Te voy a exterminar bicho— Eva dijo en un tono bajo y furioso, pero lo que hizo contradijo sus palabras.

—¡No, Evangelina!— era demasiado tarde para hacer algo, lo que me quedaba era ver como la hermana mayor de mi novia atacaba con besos y cosquillas a su hermanita.

—Todavía no me lo creo— Valentina tenía su lindo ceño fruncido por lo ocurrido, pero sé que está muy feliz, lo deduje porque su fruncimiento se fue y su lugar lo ocupó una sonrisa—. Mi pequeñita— parece que alguien se levantó sentimental.

—Bonita ayudame— no me permití pasar. Lucía tampoco participaba en la escena, sólo miraba como yo.

—Juliana pasa por favor, no te quedes en la puerta— me pide Lucía.

—No sé, no quiero entrometerme— es su momento y yo no quiero estar en medio— Creo que mejor voy a alistarme ¿Quieren comer algo antes de irnos?

—Eso lo tengo resuelto Valdés— responde Eva, neutral. Valentina se le lanza a la espalda con sus brazos alrededor del cuello y se van hacia atrás.

—Te voy a hacer una llave que vi en internet, estate quieta gusano— con esos apodos ya se amaban. Lucía actuó de inmediato, porque Valentina se oye muy convincente, tratando de zafar a su novia de la creativa de la mía.

Mi Niña Salvaje (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora