Capítulo 4: Llanto

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La pesadez en los ojos después de una larga noche llorando era abrumadora, la nariz le ardía y sentía un gran vacío en el estómago, señal de que no había comido desde el día anterior. Manuel yacía sobre su cama rodeado de un completo silencio mientras trataba de volver a dormir, pero su cuerpo ya no necesitaba descanso. La cabeza le dolía intensamente del lado derecho, casi llegando a la frente, pero estaba tan agotado que ni siquiera se esforzaba por alcanzar las aspirinas de su mesa de noche.

Pensaba en Thomas, pensaba que en cualquier momento revisaría su celular y se encontraría con el mensaje que terminaría con su relación. Pensaba en cómo sería la situación a partir de ese momento con el equipo, ya que tendría que seguir viendo a su compañero en los entrenamientos y en la cancha, en entrevistas y en sesiones de fotos, incluso en fiestas o festivales donde todos asistieran. Pensó en renunciar, en dejar su carrera que había formado en aquel equipo, en buscar otro club que lo arropara con cariño y formar nuevas amistades, pero realmente no quería hacer eso, no quería dejar al resto de sus compañeros ni a la directiva que habían sido tan lindos, pacientes y armoniosos en todo el tiempo que llevaba en el club.

El club... sabía que lo iban a buscar debido a que era día de entrenamiento, sabía que las noticias hablarían de la ausencia del portero en el campo de concentración del club y los rumores comenzarían a hacerse presentes, solo esperaba profundamente que fueran acerca de su lesión y no sobre su vida amorosa.

El timbre de su departamento sonó y Neuer fue invadido por una exaltación desconocida, tenía miedo de abrir la puerta y encontrarse con Thomas y, por ende, con malas noticias; pero al mismo tiempo deseaba que fuera su amante y le afirmara que todo estaba bien, que todo estaría bien y que todo lo malo que había pensado solo era producto de su ansiedad.

Volvió a sonar el timbre y supo que no cesaría hasta que abriera la puerta, así que se enderezó, se puso unas pantuflas y salió de su habitación en dirección a la entrada de su departamento. Tomó una fuerte bocanada de aire, extendió la mano hacia el picaporte y abrió la puerta de golpe.

—Oh dios... ¿Qué pasó Manuel? — preguntó Lewandowski al ver la condición del portero.

—Robert... solo eres tu... — contestó con algo de desilusión el portero.

—Vaya, perdón por desilusionarte y ser solo yo, pero a todos nos extrañó que no fueras al entrenamiento, no contestas ni las llamadas ni los mensajes y me ofrecí para venir a verte... ¿Qué pasó? —.

—Estoy con resfriado, la cabeza me estaba matando, no podía ir así al entrenamiento — Manuel explicó recargando su cabeza en el marco de la puerta.

—Entiendo que te sientas mal, pero esa no es razón para no avisar que no ibas a ir al entrenamiento, los directivos se preocuparon — Lewandowski trató de explicar mientras Neuer se frotaba la cien para calmar el dolor de cabeza. Todo lo que menos quería en ese momento era que alguien lo regañara, que le dijera todo lo que estaba haciendo mal e hiciera que se sintiera aun peor por no cumplir con sus obligaciones, y, sobre todo, por sentir como obligación el trabajo que más ama.

—Robert en serio lo siento, pero me siento mal, me siento agotado, quisiera terminar la conversación aquí y regresar a mi habitación a seguir llorando...— dijo el portero sin pensar en lo que salía de su boca, su amigo se preocupó al escuchar esas palabras. Si bien no eran tan cercanos fuera de la cancha, Lewandowski pensaba que tenía una amistad lo suficientemente sólida con Manuel como para que le contara realmente lo que estaba pasando.

—Manuel... ¿Qué pasa? No entiendo por qué estas así... ¿Quieres platicarlo? — Robert ofreció su ayuda, pero Neuer no estaba seguro de que eso fuera lo que de verdad quería hacer. Nadie sabía de su relación entre Thomas y él, y no sabía si estaba completamente listo para que alguien más lo supiera, menos si la situación con Müller no era del todo clara.

—No... realmente no quiero hacerlo — y sin más las lágrimas regresaron, provocando que el portero se desmoronara frente a su compañero de equipo. No pudo evitarlo, el miedo invadía su mente y su corazón, tenía que sacarlo de alguna forma u otra.

Lewandowski lo abrazó, impidiendo que se cayera al suelo, y entró al departamento cerrando la puerta detrás de él. Como pudieron ambos llegaron a la sala, donde Robert siguió consolando a Manuel entre sus brazos mientras estaban sentados en el sofá frente al televisor. Neuer trataba de controlarse, pero sus pensamientos no tenían pensado cooperar en esa acción y el llanto continuó por varios minutos hasta que su pecho dolía tanto que tenía que detener las lágrimas y respirar tranquilamente.

—¿Podrías pasarme un pañuelo desechable? —preguntó el portero mientras señalaba una caja de kleenex al costado del sofá, su compañero solo extendió la mano para alcanzarlos y darle un par de pañuelos para limpiar el rastro de su llanto.

—No sé cómo ayudarte si no me dices algo Manuel...— Lewandowski lo enfrentó mientras su amigo se limpiaba la nariz.

—No sé si puedo contártelo... es muy personal, es algo que tiene que ver con mi vida privada... — y aunque deseaba contarle más, el temor de que Robert lo juzgara impedía que Manuel hablara libremente.

—¿Y no somos suficientemente amigos como para contarnos esa clase de cosas? —.

Manuel tomó una bocanada grande de aire, Robert tenía razón, él era una persona en la que podía confiar, y quizá sería la única persona que podría comprenderlo y apoyarlo, la primera persona que podría escucharlo...

—Robert... estoy teniendo una aventura con Thomas... —.

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La detonación había pasado unos segundos atrás y, a pesar de que Lewandowski no se encontraba cerca de la explosión, la onda expansiva aun lo mantenía aturdido y confundido. Giraba su cabeza hacia todos lados, buscando a alguien que le dijera que hacer, y entre tantas miradas y gritos de pánico, el jugador enfocó su vista en aquella persona que corría hacia la zona de la explosión, hacia la portería del equipo local, y por instinto lo detuvo.

—¡Suéltenme! ¡Suéltenme por dios! — gritaba Müller con lágrimas en los ojos mientras trataba de soltarse del agarre, pero parecía imposible

—No puedo Thomas, no puedes ir, es peligroso... — Robert trató de detener a su compañero en el momento en el que vio que se acercaba a la zona de detonación, pero era consciente del dolor que estaba sintiendo Müller en ese momento de terror, de angustia.

Lewandowski observó los ojos vidriosos de Thomas, implorándole sin palabras que lo dejara avanzar, y comprendió que no iba a poder detenerlo. Lo dejó ir aun con las quejas del jugador rival que quería ayudarlo a detener al delantero, pero sabía que era lo correcto, al menos de esa forma la resignación de Müller sería más rápida, quizá solo necesitaba despedirse de Neuer para que todo fuera más fácil, aunque realmente nada sería fácil de sobrellevar de toda esa situación.

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Espero les guste este capitulo, me he tardado de nuevo debido a que a mi novio se le descompuso su laptop y hemos estado compartiendo la mía, entonces  no me alcanzaba el tiempo para terminar el capitulo hasta ahora :v También tenia pensado el hacer una traducción del fanfic al ingles, pero tendría que hacerlo hasta que lo acabe en español porque sino me tardaría mucho más en actualizar, ustedes que opinan?

Encontrarte con vida | Fanfic NeullerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora