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Capítulo 8: Visita Inesperada

Capítulo 8

El encuentro local más esperado de la liga alemana se acercaba lentamente para toda la afición, pero en las instalaciones de Bayern Múnich el ritmo se aceleraba para estar listos para el partido del fin de semana.

Debido a las exigencias del entrenamiento, rara vez podían interactuar Manuel y Thomas en la cancha, donde usualmente compartían bromas, jugueteos o platicas breves, pero en esta ocasión se sentía tanta tensión durante las practicas que solo se enfocaban en los ejercicios que indicaba el entrenador.

Finalmente, después de una tarde exhaustiva de entrenamiento y una plática motivacional, los jugadores estaban listos para descansar antes de tan importante encuentro. Al día siguiente tendrían que viajar en autobús, así que el descanso era primordial en esa noche para todos los jugadores, debían estar frescos y preparados para el clásico rival.

Thomas y Manuel salieron juntos del entrenamiento, yendo en el auto de Thomas con rumbo al edificio donde aún vivía Neuer en su departamento, y entre la plática salió una pregunta muy importante.

—¿Sabes amor? A veces quisiera que estos viajes se acabaran, y en vez de solo dejarte en tu departamento que yo también pueda quedarme ahí contigo — habló Müller mientras no despegaba la vista del camino.

—Ya habíamos hablado de eso, lo haremos, pero no ahora, con lo de la liga y la preparación para el mundial vamos a estar muy ocupados... — contestó con tranquilidad el portero, pero la verdad es que él quería lo mismo, deseaba amanecer todos los días junto a su novio.

—Lo sé, es solo que a veces me gustaría avanzar el tiempo hasta el punto donde podemos estar juntos la mayor parte del tiempo... — Thomas dulcemente se dirigió a Manuel.

Estaban en un punto estable, donde todo era amor y alegría, ambos estaban muy enfocados en su trabajo y habían aprendido a ser ante todo profesionales, dejando de lado inseguridades que tanto los habían separado, desde el divorcio todo estaba cambiando para bien.

El camino a casa terminó y Müller orilló el auto frente al edificio sin apagarlo, quitó el seguro de la puerta y volteó a ver con ternura a su pareja, suplicándole que hicieran una travesura.

—No Thomas, no podemos... — dijo Neuer con firmeza. —Sabes que por mucho que digamos que no pasará nada al final si pasa, y no podemos... —.

—Ya sé, solo quería saber si tu querías que nos portáramos mal, pero tienes razón... — admitió el delantero. —¿Pero ni siquiera puedo dormir contigo? —.

—La última vez que dijimos que solo íbamos a dormir terminamos follando en la sala al llegar al departamento, definitivamente no puedes subir, vamos a terminar haciendo lo mismo... —.

—Está bien está bien, tú ganas... — finalmente aceptó Thomas, extendiendo su cuerpo hacia Manuel, dándose un largo beso de despedida. —Te voy a extrañar... —.

—Solo es una noche, no seas exagerado — rio levemente el portero ante el comentario de su novio. —Pero también te extrañaré...—.

—Nos vemos mañana, paso por ti para irnos al plantel — comentó Müller, y después de otro beso corto y una linda despedida el portero salió del auto y se dirigió al edificio.

Manuel caminó hacia la puerta de su departamento, triste ante la idea de que esa noche la tendría que pasar solo debido a las instrucciones del plantel, pues las relaciones sexuales estaban prohibidas en esta ocasión 24 horas antes del encuentro.

Arrastró pesadamente los pies hasta la entrada, buscó las llaves en su bolsillo, y cuando agarró el picaporte entre su mano derecha se dio cuenta que esta no tenía llave. Un escalofrío recorrió su espalda mientras abría lentamente la puerta, esperando que, quien haya entrado a su departamento, solo lo hubiera hecho para robar los electrodomésticos que tenía y salir de ahí, pero al encontrarse con todo en su lugar el miedo se apoderó de él.