Primera tarea

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La cabeza de Emilio daba vueltas, todo a su alrededor estaba desdibujado y sentía una leve presión en el pecho; tuvo que esperar unos segundos para enfocar su vista, había alguien a su lado.

– Hola – lo saludaron, busco la procedencia de la voz, era un chico. Tenía un olor dulce y estaba vestido de rojo.

– ¿ Qué pa...? – su boca fue silenciada, el chico lo estaba silenciando con sus dedos y pudo captar cierto sabor dulce de ellos

– no te he dado la orden de hablar, así que, no lo hagas. De ahora en adelante, eres mío. Haces lo que yo quiera, cuando lo quiera. ¿Entendido?

Aunque se sentía perdido y asustado, asintió con la cabeza. Quería llorar, ¿de verdad se había convertido en el esclavo de alguien? ¿Por qué?

– Soy Joaquin, hijo de afrodita y consorte de lo prohibido. Dime tu nombre, permitiré que lo conserves, así no dirás que soy malo contigo.

– Emilio – respondió entre dientes, sentía ganas de ahorcar a ese muchacho a su lado, pero la presión en su cabeza y algo que no entendía que, se lo impedía, era como si ese niño tuviera algo que empañaba su dolor.

– Emilio, me gusta. Ahora levanta y ven a mí, en esa mesa hay unos aceites, debes untarlos en todo mi cuerpo.

Las piernas del esclavo estaban débiles, sentía que no aguantaría de pie mucho tiempo, sentía la cabeza demasiado caliente y una presión en el pecho.

La bata roja que traía el muchacho, yacía en el suelo ahora, Emilio no sabía hacia dónde mirar, como pudo, tomo aquellas botellas pequeñas y se vació el contenido en la mano, sus manos temblaban, se estaba comenzando a enojar y de nuevo, estaba a punto de llorar.

El chico semidesnudo, en la cama estaba ansioso, nunca se había interesado por tener un esclavo, no le gustaba. Pero algo en ese muchacho, indefenso y confundido lo había cautivado.

Sintió las manos inexpertas del muchacho posarse en la piel de su torso, se movían temblorosas en círculos. No despegó ni un momento los ojos de su esclavo, el juego estaba empezando, y él iba a ganar y de paso se divertiría bastante

- Estas aquí porque tu padre te ofreció a mi madre, y ahora eres mi esclavo personal, solo me obedeces a mí, tal vez a mi madre, pero eso ya me lo pensare. Este palacio es solo mío y de afrodita, pero hay uno principal en el que se reúnen los dioses, si Hera te pide algo puedes negarte alegando que eres mío, si estas desocupado y puedes hacerlo, te dejare la libertad de si lo haces o no. Yo no soy mal amo, Emilio, soy difícil y egoísta, tal vez demasiado prepotente, pero ya te acostumbras – las cejas tupidas del semidiós formaban un arco perfecto, y su voz oscura pero algo aguda creaba una sensación extraña en el recién nombrado esclavo. Se dio la vuelta en la cama ahora enseñándole su espalda, Emilio se estaba mordiendo con fuerza los labios, no iba a llorar allí, no podía. Tenía que ser fuerte y pensar en cómo escapar

Estaba concentrado en la parte superior de su espalda.

– Más abajo – ordenó solo para divertirse, podía ver en el reflejo del espejo la expresión atormentada de su esclavo. – ¿Acaso no escuchaste? Más abajo, dije.

Las manos de Emilio, aún más temblorosas bajaron lento por la espalda del semidiós, posándose sobre los glúteos de este.

– No tan abajo, bruto. – se río en voz baja.

Definitivamente, sería divertido eso del esclavo.



N/A:

Deposite aquí sus opiniones apriori de Joaquín.

La verdad estaba algo dudosa al darle esta personalidad a joaco pero yo realmente amaría verlo de antagonista, así que aquí más o menos me voy quitando las ganas mientras eso ocurre.

Las actualizaciones de darán cada lunes y cada jueves.

Espero que lo hayan disfrutado.

Este capítulo va para mis parceros elegidos.

Con amor, Levi 

DULCE AMARGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora