MIO.

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Cada minuto que pasaba en ese palacio se enloquecía más, el tiempo se le hacía eterno, ahora que habían pasado otro par de días, ya tenía una que otra cosa que hacer, no era nada de provecho y seguía teniendo tiempo de sobra, debía estar al pendiente de muchacho, hacer lo que le antojase a él. Lo odiaba, y mucho. Y  había algo más ocurriendo, algo más allá de ese odio, lo desconcertante que era sentir algo extraño cuando debía cumplir sus caprichos.
– Eres de Joaquin – una de las esclavas le estaba mirando
Emilio quiso morderse la lengua – sí–
– a ver cuándo me invitas – se rió la muchacha, y al ver a Emilio perdido le explicó – no te creas que aquí pensamos que te pasas el día peinandolo. Yo soy de su madre, Afrodita. Sé cómo es con ellos.
– no se a que te refieres– le contesto mirando a la ventana.
– bueno, tal vez tú no, pero tu amigo allí abajo sí– se burló la muchacha. Emilio miró hacia abajo y noto el bulto sobresaliente de su túnica. La chica se le acercó, puso la mano en el brazo del esclavo –Abril, un gusto– le susurró
Emilio siento algo cambiar en el ambiente
– Abril, ve a mis aposentos ahora.– Joaquín estaba parado delante de ellos, Abril corrió hacia donde le habían indicado – y tú, Emilio, no le hables más. Tú estás aquí para mí, eres mío y solamente mío. No te pienso compartir con nadie, y menos con una esclava, ¿me entendiste?
– por primera vez Emilio escucho a su amo enojado. Sintió la mano de Joaquín tomar su barbilla con fuerza, le alzó la mirada por primera vez, estaban muy cerca – si te pido que me toques, me tocas. – Joaquín movió su otra mano al cuello de Emilio – si te pido que me lamas – la lengua de Joaquín bordeó los labios de Emilio – tú lo haces. Por tanto si no quiero que hagas algo, también, tienes prohibido volver a hablar con esa mujer. Ahora vamos, necesito un baño.

Dentro de la habitación del hijo de Afrodita se encontraba Abril esperando como se le había indicado. Éste entró seguido de su esclavo.
Se detuvo justo frente a Abril.
– desvisteme – le ordenó Joaquín a Emilio y él obedeció
Le desamarró el cinturón dejando que las telas quedarán sueltas y deformes sobre la pequeña figura del muchacho. El corazón del esclavo estaba muy acelerado, no era la primera vez que desvestía al semidios, pero se sentía diferente , su piel irradiaba cierto calor extraño y podía sentir su aroma aún más dulce de lo común.
Los ojos de Joaquín siempre fijos en Abril.
– tú, prepara nuestro baño –
Abril se apresuró al baño, sabía cómo le gustaba el baño al joven semidios.
Joaquín, por primera tomó el cintura de emilio y lo guío hasta el baño, una vez allí, se detuvo justo frente a los ojos de aquella esclava, y desnudó a Emilio, pieza por pieza, despacio y con mucho cuidado.
– Entra – le ordenó a Emilio, obedeció en silencio. Entró en la bañera silenciando su gemido de dolor por el frío; pronto vio a Joaquín entrar también. Su corazón estaba acelerado de nuevo. Quería gritar. No sabía si tenía miedo o era otra cosa.
Joaquín le entrego una esponja a Emilio antes de acostarse sobre su pecho, guío la mano de su esclavo por su cuerpo.
Lo hizo bañarlo en esa posición y bajo la atenta mirada de Abril.
Joaquín pronto le quitó la esponja y se decidió por devolverle las atenciones, pero un poco más lentas, un poco más atrevidas y descaradas... Un poco más... Joaquín.
Rodeo a su esclavo desnudo bajo en agua con sus piernas, y se decidió por lavarle el cabello.
– Abril, romero – la esclava le alcanzó la botella pequeña y el semidios virtió el contenido en la cabeza de su esclavo, una gota de la infusión se deslizó por su mejilla hasta su garganta y el descarado amo no tuvo problema en recogerla con la lengua y recorrer el mismo camino que la gota con ella.
Bajo el cuerpo de Joaquin, Emilio no encontraba una posición en su cabeza. Todo él hormigueaba, se sentía tenso , le molestaba. Pero al mismo tiempo le gustaba.

Terminado el baño, Joaquín le ordenó a la esclava salir.

– ahora viene tu castigo – le menciono rozándole la oreja con la nariz – y va a ser largo y muy tortuoso. Tu Emilio, mí Emilio. Mi luz de agosto en mayo estás condenado a desearme cada noche y casa día, vas a rogarme porque te deje tocarme, pero apartir de ahora te lo prohibido. Estás a mi Merced. Bienvenido al verdadero Olimpo, esclavo.



N/A: tarde pero seguro!! Aún es jueves así que no falte a mis tiempos de actualización jajaja

Espero que les guste !
Con amor, Levi

DULCE AMARGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora