No olvido la ves en que Venezuela nos dejó.
En como te gritó, repitiendo y farfullando que no necesitaba ayuda.
Un claro ejemplo de diferencia, ya que.. yo sin ti no podría vivir.
Como quisiera ser liga contigo..
[...]
El ecuatoriano estaba en la mesa, se había ofrecido hacer el desayuno pero el cafetero insistió, pronto, un chico de gorra observaba sin disimulo el trasero de su hermano mayor.
Repentinamente el castaño rodeó su regazo con sus brazos, pues la llegada de una erección inesperada lo sorprendió.
- ¿Mano, qué le pasa? - sentenció sentándose y ofreciéndole el plato al pequeño de escudo.
- No, nada, Ahura bajo.. - fue lo que dijo antes de irse al primer baño que se le atravesó.
Se encerró en este, mientras buscaba en la repisa algo de lubricante pudo notar la ropa que dejó su hermano en el lugar, tenía esa maña de quitarse su ropa en el lugar y dejarla ahí.
Pronto agarró una prenda de estas, la camisa más exactamente, lo pensó dos veces antes de hacer lo que pensaba, pero ese olor a café tan particular lo llamaba, por lo que sentándose sobre el inodoro comenzó por sacar su miembro erecto.
Sentía que iba a morir, esa sensación mezclada con el olor de su hermano tan querido lo volvía loco, más que terminó por correrse repetidas veces en la prenda de su mayor.
Rápidamente la revisó, no estaba satisfecho, pero debía lavarle antes de que se pusiese tiesa. Pronto bajó las escaleras con disimulo asegurándose de que su hermano querido no lo viera.
- ¿Qué hace sumerce? - su mano cálida pronto lo asustó.
- Oh, n-no nada, t-tengo que ir hacer algo. -
Y así fue como pudo escapar del chantaje que se iba a pegar por andar de calenturiento.