CAPÍTULO 2: Chantaje

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     Esto no puede ser posible, aún no puedo creer lo que veo. Nunca creí que mi padre sería capáz de hacernos esto, en especial, a mi mamá, ella no se merecía nada de lo que mi padre hace clandestinamente, que ahora ya no lo será porque ahora mismo lo pondré en su lugar. Tenía mucha rabia, sentía como la impotencia dominada todo mi cuerpo haciendo que cruzara la calle y me dirigiera al auto de mi padre.

—¡Hey! Tobías, espera.— Escuché la voz de Luz Marina pero sólo la ignoré. Al llegar al auto, golpeé con la planta de mi mano derecha la ventana del piloto donde claramente estaba mi papá que casi se tragaba a aquella mujer.

—Por lo menos llévatela a un hotel.— Hablé con rabia y sarcasmo a la vez. Mi padre al verme sus ojos se pusieron como platos, y su piel cambio a ser muy pálida.

—To... to... tobías ¿qué haces aquí?.— Mi padre comenzó a titubear y a sudar frío, se quedó en shock por unos segundos. En la cara de su amante se notaba a leguas su vergüenza e incomodidad.

—¿Qué hago aquí?, ¡¿qué mierda haces tú aquí besando a esta mujer?!.— Comenzaron a humedecerse mis ojos y lágrimas de decepción empezaron a caer por mis mejillas.

—Por favor cálmate, Tobías. No es lo que parece.

—¿No es lo que parece? por favor no seas cínico. Claramente te ví besuquiando a esta tipa y aún me dices ¡QUÉ NO ES LO QUE PARECE!.— No pude evitar gritar lo último. Tenía mucha rabia que corría dentro de mis venas.

—Con pilar no te metas, tu bronca es conmigo, no con ella.— Defendió a su amante.— Si quieres hablar conmigo de esto, que sea en otro lugar, pero no en la orilla de la calle donde todo el mundo nos ve.

—¡Me sabe a mierda lo que piense la gente!.— Le grité sin que me importara si había personas mirándonos.

—No me levantes la voz, mocoso. Te recuerdo que soy tu padre y a mí me respetas.

—¿Debo respetarte cuando has irrespetado a la familia?. No seas descarado, papá.— Me fuí alejando poco a poco.— Anda y termina lo que ibas a hacer con ella, por cierto, en la otra cuadra queda un hotel.— Con rabia en mis ojos llorosos forcé una sonrisa sarcástica y fría. Me di vuelta de mis talones y me dirigí donde estaba mi cuñada, que había quedado atónita por lo que había pasado.

—¿Nos vamos?.— Dije en tono de súplica y con lágrimas en mis ojos. Mi cuñada me abrazó y acarició mi espalda. Luego nos separamos.

—¿A dónde quieres ir?.— Me miró un poco preocupada.

—Pues a un lugar que no sea este.— Sentía tanto coraje dentro de mí.

—¿Le piensas decir a Helena sobre esto?

—Es lo que más quiero, pero estoy seguro que le partiría el corazón, y no quiero que mi mamá sufra por culpa del bastardo de mi papá.

—Pero ¿dejarás que tu papá se salga con la suya?.— Luz Marina tenía razón, no podía permitir que mi papá le continuara mintiendo a mi madre.

—De ninguna manera, pero... no sé qué hacer.— Dije encogiendome de hombros.

—Está complicada la situación, ya que de tus padres es de quien hablamos.

—Lo sé, a pesar de todo me duele, porque nunca creí que mi papá haría algo así, y mucho menos presenciar dos infidelidades tan rápido.

—¿Dos infidelidades tan rápido? ¿a qué te refieres con eso?.— Mi cuñada me miró un poco confundida.

—Ehmm... Ehmm...— Me puse un poco nervioso, no sabía que responderle a Luzma ya que se me escapó inconscientemente lo de mi ex.— Luzma yo... yo... debo confesarte algo.— titubeé de los nervios, iba a confesarle a mí cuñada todo.

La Luz Detrás De Tu MiradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora