Capítulo 11: Esa voz llorosa

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Recordó que había inclinado el cuello hacia arriba.

También el momento inicialmente posterior, una sección de la torre en frente, lustre blanco, y él entrecerrando los ojos ante ese deslumbramiento.

Sin embargo, lo que estaba en su memoria era sólo hasta ese momento. No recordó nada después.

Ni dolor, ni impacto, ni terror, no sintió nada.

Para Natsuki Subaru, todos estos fueron comitivas indispensables en el advenimiento de 『La muerte』.

Ni tenía el dolor de hacerle llorar, ni el impacto que esparciría su cuerpo en mil fragmentos, ni el terror de perderlo todo.

De lo contrario, 『La muerte』, esta muerte fue mucho más agradable de las 『Muertes 』 que lo que Subaru conocía normalmente.

Sobre todo, Subaru, que había muerto y su cerebro se había evaporado, no tenía tiempo libre para pensar en ello, ni podía simplemente pensar en ello y absorberse en él.

Como si en un abrir y cerrar de ojos, el momento inmediatamente después de que pensó que su campo de visión había sido enjaulado en la oscuridad, la『vida』 de Natsuki Subaru se le fue devuelta, regurgitado, y una vez más, en realidad.

ーーFue abandonado.

※ ※ ※ ※ ※ ※ ※ ※ ※ ※ ※ ※ ※

???: "ーーTch tch tch tch."

Subaru: "ーー~hk."

Por un instante, sintiendo el peso de la oscuridad sobre sus cinco sentidos, como si estuviera atascando su aliento, Subaru abrió los ojos.

Discerniendo el clamoroso sonido de todo el cuerpo del carro del dragón, sus músculos contraídos gritaron de dolor. Las riendas que había apretado con tanta fuerza que sus uñas podían corroer su palma, y la temperatura cálida que insistía en su existencia, Beatriz.

Subaru: ".......Ah?"

Dentro de su débil campo de visión, miró hacia abajo a la parte posterior de la cabeza de Beatriz desde muy cerca.

El violento y dulce aroma que se deslizaba por sus fosas nasales era de nuevo diferente al que tenía cuando abrazó a la joven. El aroma de Beatriz era como el de los dulces recién preparados, pero lo que se agitaba en el aire ahora era, como si fuera una toxicidad adhesiva, una dulzura autoafirmante.

Tenía recuerdos de esta dulzura. Era natural. Era lo que, recientemente, había seguido oliendo hasta la náusea.

Más bien, aunque sólo fuera por un número limitado de minutos, lo que era especial era que había sido interrumpido.

???: "Tch tch tch tch tch."

Sobre la conciencia oscura de Subaru, alcanzó un sonido rítmico, como si fuera el chasquido de una lengua.

Ante sus ojos estaba Beatriz con el cuerpo rígido, y Patrasche, que contenía la respiración, vigilaba lo que había delante de su nariz, el carruaje de dragones que transportaba a Emilia y Rem, y delante de ese carruaje de dragones había una repulsiva Bestia Bruja.

Con finas raíces que se extienden por todo su cuerpo, la truculenta mabestia pasó sed de sangreーー era una mabestia oso.

Por un momento, incapaz de expresarlo como un déjà vu, el fresco sentido de la realidad regresó a Subaru.

No había que dudar de ese sentimiento. Era 『Regreso de la muerte』

Natsuki Subaru acababa de regresar a este momento, experimentando 『La muerte』.

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