Jugando con Fuego

8

Fui a abriendo mis ojos lentamente.

Xiao Chang estaba tirado en la cama viendo su celular, y yo recostada sobre él.

—Que bueno que te levantaste. —Dijo cuando me incorporé. —Vamos abajo, llevaba rato queriendo irme, me aburrí de estar aquí, pero me daba pena despertarte.

Me puse de pie y me fui al baño. Me enjuague la cara y la boca para espabilarme y volví a la habitación.

—Vamonos. —Le dije abriendo la puerta y saliendo. Me siguió. —¿Qué hora es? —Pregunté mientras abría la puerta principal y salía a la marquesina para abrir el portón.

—Las 10:09. —Me agarró el brazo antes de que abriera.

—¿Qué?

—¿No me vas a preguntar si en serio me aburrí de estar aquí?

—¿Qué? —Pregunté aún más confusa.

El suspiró y se sentó sobre su moto.

—No me quiero ir, era a ver qué decías.

—Ah. —Asentí. —Okay.

Se paró de su moto y se acercó a mi.

—¡Despiértate! —Gritó alborotandome el cabello.

—Estoy despierta. —Respondí sin alterarme.

Se acercó un poco más y pasó sus brazos por mi cintura, me apretó fuerte y me levantó, haciéndome girar. Grité por la sorpresa.

Cargandome me llevó hasta su moto y me sentó, y antes de poder reaccionar ya me estaba besando.

Me distancié.

—No puedes besarme cada vez que quieras.

—¿Cómo que no?

Lo besé yo a él.

—No puedes besarme cada vez que quieras. —Me mofó.

—Pues no te beso.

—Mentira, si puedes. —Dijo antes de volverme a besar.

—Despegateme un poco. —Puse una mano en su pecho y lo alejé. —Este sentimentalismo no lo aguanto.

Se me pegó más.

—¡Qué no! —Grité cuando me empezó a dar besos en la cara.

No negaba que me gustaba, pero al mismo tiempo sentía rechazo a la idea de que fuéramos tan rápido. Porque íbamos rápido.

Se separó y tomó mi muñeca para ver la hora en mi reloj.

—Si voy a buscar a Johann antes de las 12:00 me mata.

—¿Te dejas dominar por tu hermano menor?

—Me dejo dominar por mi madre y mi madre por mi hermano menor. —Me reí. —Parate un segundo.

Me bajé de la motocicleta y el se sentó dónde antes estaba, se echó para atrás y luego palmeó el asiento en frente. Me senté de frente a él.

Él sacó sus cigarrillos y el encendedor y encendió uno.

—¿Por qué arquitectura? —Pregunté.

—Porque no sabía que más estudiar y de pequeño me gustaba ver planos. ¿Tú quieres estudiar? —Asentí.

—Biotecnologia.

Dió una calada y giró la cara para expulsar el humo.

—¿Cómo llegaste a eso? Digo, tú no está muy tranquilo acostado y de repente decides estudiar biotecnología.